- La imagen como dato, de Susana Pérez Tort en el CIDE
- Propuso una reflexión acerca del giro que se opera en la entidad de la imagen, ante el fenómeno de los procesos de virtualización
La imagen como dato. La formación superior en artes frente a una nueva matriz de la obra de arte, es el título de la conferencia magistral que sustentó la investigadora argentina Susana Pérez Tort, en el Encuentro Nacional de Educación Artística Superior, Innovación, Artes y Tecnología, que se llevó a cabo en el CIDE.
Este trabajo, dijo, propone una reflexión acerca del giro que se opera en la entidad de la imagen, ante el fenómeno de los procesos de virtualización que protagonizamos en las sociedades contemporáneas, en el marco de un emergente nuevo modelo cultural.
“Nos ocupa en singular cómo la multiplicación exponencial de entornos virtuales y redes comunicacionales, da lugar a un deslizamiento que afecta a la vida del sujeto porque atraviesa política, producción, economía, comunicaciones, salud, comercio, sociedad, cultura y vínculos interpersonales, suma que impacta en las conductas y modos de construirse criterios de realidad y en consecuencia interesa a la educación en general y a la formación en artes en particular”.
Ante una nueva subjetividad propuso en primer lugar, que la mediación tecnológica impacta al sujeto y el modo en que formula sus criterios de realidad, dentro del marco de la transformación social operada por las nuevas tecnologías, en la contemporánea etapa de capitalismo de consumo.
Más adelante precisó que, pensar los cambios necesarios para educar en artes con inserción en este nuevo modelo cultural, impone entender que no se trata de equipar con dispositivos electrónicos a los claustros universitarios, mudando pincel por mouse, o lienzo por pantalla.
“No se trata de permutar herramientas matéricas por otras que, Brea llama con ironía, ‘chismes que se enchufan’. Entendemos la necesidad de una intensa reflexión acerca de la mediación tecnológica en el arte y cómo ésta edifica un corpus de ideas, con su propia lógica, lo que subsume nuevos procesos de ideación, realización, producción y medios de recepción de la obra de arte”.
En su capítulo 2, De la roca al código binario, Pérez Tort dice que la superficie de la cueva fue el primer soporte perdurable de la imagen creada por el hombre. Toros, caballos o bisontes pintados en la roca, intermediarios mágicos que actuaron en su función simbólica sobre la continuidad de la vida.
Debray advierte acerca de la jerarquía de estos primeros pasos del arte y dice que “el principio de la imagen está unido desde el principio a la muerte”. Roto por el tiempo el vínculo que unía estos significantes a su significado, asistimos a la anulación de la función mágica, quedándonos lo que se llamaría “arte”.
El soporte de imagen móvil, de arcilla, amate, papiro, oro, piedra, tejido, nacidos con la civilización, “estructura social que nos heredó al mismo tiempo el muro o la pirámide pintada, la superficie tallada o cubierta por mosaicos como sinónimo de sedentarismo y poder. El gran giro en la historia del arte de Occidente –con su consecuente impacto en nuestro continente– fue el ingreso a la modernidad”.
En La imagen como dato, la especialista postuló que “la imagen es el fundamento del paquete textual que llamábamos artes visuales hasta la emergencia de la Multimedia. Con las no tan nuevas tecnologías, imagen, sonido, texto, devienen dato. La obra Multimedia los integra en variedad de soportes, en sincronía y capaces de distribución y reproductividad, problemática Adorniana y Benjaminiana, fuente de cualquier tratamiento del arte mediado por tecnologías”.
Agregó: “Hoy asumimos la reproductividad como hecho y entregamos el valor aurático del soporte singular como pieza de cambio, necesaria para acceder a las condiciones de un nuevo modelo cultural. Brea se refiere a una era postaurática de ‘auras frías”.
Foto: Roberto Guerra.