Discere / El gran peso de la educación informal - LJA Aguascalientes
16/11/2024

O se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño”

Francis Scott Fitzgerald

Hace algunos años asistí a un taller para desarrollar en los alumnos el espíritu crítico y enseñarles a gestionar su conducta frente a la gran influencia que tienen los medios de comunicación y ahora también las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC´s).

El experimento no dejaba de ser simpático y divertido y eso lo hacía atractivo. La idea era reducir al absurdo aquello que nos presentan los medios porque con ello se desarrolla el pensamiento crítico y convierte a los espectadores en individuos capaces de detectar la manipulación que ejercen los medios y que les proporciona muy buenos resultados, especialmente en el mundo de la mercadotecnia, por no mencionar el de la política y las elecciones.

La dinámica consistió en reducir al absurdo el cuento de “Caperucita roja”. Conforme íbamos leyéndolo teníamos que criticarlo. Por ejemplo: la irresponsabilidad de la mamá de Caperucita que mandaba a su hija a ver a la abuela, teniendo que atravesar un bosque con mil peligros, lobo incluido. Otro absurdo era la canastita con víveres que le enviaba a la abuela y que básicamente consistía en miel y pastel, con lo que los niveles de glucosa de la anciana seguramente subirían hasta las nubes. También criticamos el hecho de que esa mamá irresponsable tuviera a la abuela en medio del bosque, viviendo sola y sin ningún medio para pedir ayuda en caso de necesitarla, con razón se la comió el lobo.

Es decir, cada parte de la historia era examinada para convertirla en una serie de ideas ilógicas e irrisorias. Por supuesto que el experimento estaba destinado a los maestros, ya que no se pretendía con él que los niños perdieran la ilusión ante una narración que hacía apología de la importancia de la obediencia.

Este mismo experimento había que llevarlo a programas como las telenovelas, que de por sí ya son absurdas en sus temáticas, pero que al resaltarlo ayudaba a los alumnos a verlas con un espíritu crítico para que finalmente puedan perder el interés ante situaciones tan irracionales. Otros programas criticables podían ser los noticieros y su sesgo descarado hacia determinadas noticias que opacaban las que realmente tenían importancia, pero que por cuestiones políticas no convenía resaltar. Fue uno de los talleres más interesantes y con más aplicación de todos los que he tomado y debo decir que logré muy buenos resultados al ponerlo en práctica en muchas ocasiones. Porque al final de cuentas, como decía Fernando Pessoa: “La función última de la crítica es que satisfaga el objetivo natural de desdeñar lo que conviene a la buena higiene del espíritu”.

Es evidente que en la actualidad, la educación informal está causando estragos en la formal y la no formal ya que su influencia tiene tanto peso que si no se actúa con inteligencia, no tardaremos en ver aumentada la masa de gente que no piensa, ni analiza y que se deja llevar por todo lo que oye, lo que ve o lo que lee en cualquiera de los muchos medios de comunicación que nos bombardean día a día, incluida la internet.

Es importante aclarar que en educación se distinguen tres tipos: la formal, la no formal y la informal. La educación formal es aquella que se lleva a cabo en una institución educativa, de manera estructurada, con un currículum establecido por el Estado, sobre todo en la obligatoria; con planeación, objetivos y evaluaciones y que requiere además disciplina, esfuerzo y trabajo; para finalmente poder certificar cada una de las etapas que la componen. Es una educación que pretende transmitir conocimientos pero también habilidades, actitudes y valores y está plasmada en todas las constituciones del mundo.


La educación no formal es también estructurada pero que no se da necesariamente en una institución educativa. Estamos hablando de cursos extracurriculares, bien sean de idiomas, deportes o cualquier tipo de capacitación. Algunos especialistas consideran que la educación formal no puede abarcar los cambios que se están produciendo en la sociedad actual y es entonces cuando la no formal entra en acción para complementar y actualizar esos aprendizajes.

La educación informal es la que proporciona el ambiente y se da a lo largo de toda la vida. No está estructura ni es sistemática o intencional, pero tiene un gran peso, sobre todo dentro del hogar. Sin embargo las familias están perdiendo esa influencia por circunstancias laborales o de desintegración, con lo que le dejan a los amigos o a los medios la tarea de “educar” y no siempre en valores o actitudes deseables.

Lo ideal sería que los tres tipos de educación pudieran coexistir de una manera congruente para que, no sólo fueran complementarias sino que una de ellas no destruyera a las otras, como está ocurriendo con la educación informal. Los medios critican el bajo desempeño de la educación formal y lo hacen sin sentirse responsables del daño que ellos están ocasionando. Es como si el papel de educar, que desgraciadamente ya no lo tiene la familia, le correspondiera única y exclusivamente a las instituciones educativas, olvidando que la educación es una tarea que le compete a toda la sociedad en su conjunto, pero sobre todo a los que más influencia tienen en ella.

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Twitter: @petrallamas


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