Como abogados siempre se nos ha planteado el dilema sobre la equidad de la ley, aquel “darle a cada quien lo suyo” a lo que inmediatamente después diría Don Efrén González Cuéllar “pero ¿qué es lo suyo de cada quién?” de improviso nos encontramos hablando de la justicia distributiva, es decir, de derechos que por la condición de los sujetos no son iguales para todos sino que dependen justamente de la condición particular de estos sujetos.
En repetidas ocasiones hemos hablado aquí de las minorías y de la protección especial a sus derechos humanos para lograr un goce pleno de su personalidad, no obstante, existen algunas mayorías que por su vulnerabilidad merecen también un tratamiento especial; las mujeres forman parte de ese caso, a pesar de que de acuerdo a los censos de población de los últimos años, el género femenino ha ocupado poco más de la mitad de la población, su tratamiento diario sigue encontrándose en desventaja respecto a los hombres.
Es en estos casos, en los que diariamente se encuentra una divergencia entre el deber ser y el ser de la norma (pero aún más, de la conducta social cotidiana) cuando nuestra cosmovisión jurídica nos dice que debemos emplear nuevos esfuerzos para equilibrar la situación de toda la población. En estos días podemos admirar a partir de la caída de la noche, enorme cantidad de luces rosadas que adornan los edificios y monumentos públicos, todo ello como marco al mes de octubre, dedicado especialmente a la lucha contra el cáncer de mama, enfermedad que hoy en día es la principal causa de muerte en mujeres en México, lo más grave es que en la mayoría de los casos se trata de diagnósticos tardíos que de haberse tratado a tiempo, no tendría consecuencias fatales.
Pese a que los avances en materia de juridicidad han sido remarcables en los últimos años procurando una mayor protección en derechos humanos (más aun luego de la boga de la convencionalidad y la lucha por la aplicación del principio pro hominem en las resoluciones jurisdiccionales de todos los niveles) vemos que estamos muy lejos de vivir en una sociedad que sea justa para todos sus miembros. Ser mujer aún sigue siendo una barrera invisible que si bien no hace imposible, al menos si plantea muchas más dificultades para este sector de nuestra población en la búsqueda de oportunidades. Por lo anterior es importantísimo el esfuerzo que iniciativas como la del Gobierno que encabeza el Ing. Carlos Lozano de la Torre está teniendo para dar una mayor inclusión de la mujer en los lugares estratégicos de la toma de decisiones.
Y es que importantes figuras ponen cada día más en alto la feminidad en el sector gubernamental con el impulso que dan a proyectos relevantes para nuestra sociedad hidrocálida y que hoy vemos en la cabeza de la Mtra. Blanca Rivera Río de Lozano con el funcionamiento del DIF Estatal como principal garante de la mujer en Aguascalientes, tan es así que ha emprendido una fuerte campaña en este mes de octubre precisamente para concientizar del cáncer de mama a todos los aguascalentenses; no sólo se trata de poner un moño gigante de día y alumbrar de rosa un edificio de noche, sino de recordarnos las 24 horas que esta enfermedad se puede prevenir.
El cáncer de mama es un padecimiento silencioso que sin un adecuado tratamiento, pero sobre todo sin los cuidados preventivos indispensables, puede dejar familias enteras rotas por la falta de una madre, de una hija, de una hermana. El principal obstáculo para el tratamiento oportuno de la enfermedad es la falta de educación para la revisión preventiva y periódica mediante la autoexploración para descubrir nódulos que podrían ser la antesala a la enfermedad, mismos que detectados a tiempo pueden ser curables.
Verdaderamente la pura y llana palabra “cáncer” nos lleva a nuestros más profundos miedos pues es casi siempre concebida como una condena fatal, inescrutable, como lo ejemplifica la coproducción de nuestro internacional Guillermo del Toro y el Gobierno español, dirigida por Andrea Martínez Crowther, con actuaciones de Fernando Luján, Barbara Mori y Carmelo Gómez Cosas Insignificantes (2009) nos presenta cuatro historias entrelazadas en la que se muestra que más allá de nuestra ocupaciones y relaciones diarias existen cosas fortuitas que nos pueden cambiar el ritmo de vida, la aparición de un dictamen médico como premonición de las quimioterapias y el adelgazamiento exhaustivo son motivos suficientes para hacer de las cosas insignificantes un alto en la vida.
Ciertamente los esfuerzos nunca van a ser suficientes pues la tarea no es fácil pero es justo en la medida en que logremos que la mujer verdaderamente tenga una vida rosa que sabremos que tenemos por fin una sociedad plenamente justa.