Los sorprendidos vecinos de esta Cocina. Hace tres semanas comenté a Ud. Lector y Lectora, que calles atrás de esta sobresaltada Cocina Política, había sido allanada judicialmente una casa, en medio de un impresionante operativo policíaco al más puro estilo televisivo. Le informé que desde entonces se monta en dicha casa guardia permanente y que se habían colocado sellos de resguardo por la PGJ estatal. Finalmente le expresé que los vecinos especulábamos acerca de los delitos que podrían haberse cometido en dicho inmueble.
La realidad supera la especulación vecinal. Los vecinos de esta Cocina Política y yo. Personas que como Usted y los suyos, vivimos con regularidad y bonhomía nuestras vidas, no esperábamos la noticia que conocimos dos semanas más tarde de aquella irrupción judicial en el vecindario: un grupo de sanguinarios delincuentes asesinaron a sangre fría en la casa mencionada, a dos, quizá tres personas y ahí mismo, a dos de ellos los sambutieron en agua con ácido sulfúrico para supuestamente desintegrar los cadáveres. Pero la cosa no paró ahí. Ahora resulta que esta Cocina y sus vecinos, debemos observar impotentes como un “juzgador”, perdón juzgador federal, se pone del lado de los “químicos-criminales”, perdón, cínicos criminales y ampara sus acciones y sus “laboratorios”. ¡Uf! ¡Otra vez perdón!, ampara los bienes inmuebles en los que realizaron sus nobles acciones.
En vista de lo anterior, esta Cocinera y sus emprendedores vecinos, profesionistas, notarios, músicos, profesores, pequeños comerciantes, padres y madres ancianos satisfechos de sus hijos profesionistas hoy maduros y triunfantes, las maestras y alumnos de los centros educativos en torno a la casa-laboratorio: dos preescolares (uno de ellos inquietantemente cercano a la casa del ácido) dos primarias y una secundaria, un Conservatorio y un antiquísimo y prestigiado colegio católico. Pero especialmente, los feligreses que acudimos a los servicios católicos de nuestro querido templo católico, conocido como de San Marcos solicitamos el siguiente:
AMPARO CIUDADANO
Señor Juzgador (esto de juzgador es a manera de deseo), Don Guillermo Baltazar, a nombre de los vecinos ya mencionados, y agregando a los visitantes que cada fin de semana, le dan vida al Barrio de San Marcos, atiborrando cafés, merenderos, restaurantes y la tradicional verbena popular del templo conocido como de San Marcos. ¡Ah! Y agregando a los turistas de México y del Mundo, que cada abril son nuestros distinguidos visitantes en la Feria Nacional de San Marcos. En síntesis. En nombre de vecinos, visitantes y turistas del Barrio de San Marcos. Venimos a solicitar a Usted se nos CONCEDA por su señoría UN AMPARO CIUDADANO, para protegernos de las cruentas actividades que un grupo de delincuentes llevan a cabo en uno de nuestros bellos edificios antiguos y tradicionales, violando flagrantemente nuestra tranquilidad, la sacralidad de este barrio que es nuestro hogar y… poniéndonos en un inadvertido peligro a quienes aquí vivimos y a quienes por estas calles transitamos…
Y digo llevan a cabo en tiempo presente, porque si Usted, no permite que la casa-laboratorio permanezca asegurada, no sólo se perderán importantísimos elementos probatorios de las acciones delictivas de nuestros vecinos asesinos, sino que ellos podrán regresar a su santuario de tortura y muerte, poniendo en grave peligro a quienes por ahí debamos transitar y que al fin de cuentas somos los más inocentes en ese rejuego de tecnicismos procesales, desacuerdos institucionales y solicitudes de “arreglos económicos” que vergonzosamente han trascendido. Sobre este último asunto, los arreglos económicos habremos de ofrecerle dos propuestas, previo análisis de lo que significa arreglarse económicamente.
Uno de los funcionarios de su juzgado, increpó a nuestras autoridades judiciales locales por considerar “que el equipo de la Procuraduría (la de Aguascalientes) no se había acoplado (¿O sea, cómo?) con ellos (los del juzgado tercero federal) al no haber acuerdos en lo económico”.
En aras de que Usted, Don Guillermo, nos conceda la protección de la justicia a los atribulados vecinos, le podemos proponer una “vaquita san-marqueña”, digo para solventar el requisito de lo económico y en aras de acoplarnos a las costumbres, o derechos adquiridos o estímulo procesal o ¡Como sea que se le llame al punto! Yo por lo pronto ofrezco mi típico marranito de barro, repletito de monedas; más lo que se acumule aquí con los buenos vecinos, podemos, digo yo, reunir una cantidad, si bien no muy onerosa, sí muy voluntariosa y bien intencionada. ¿Cierto Don Guillermo que en Derecho, la intención cuenta? Dígale Ud. a sus funcionarios que, si de eso se trata, con tal de vivir acá en paz, pueden contar con nosotros. Nota: Perdóname mi marranito querido pero es para una buena causa.
Mire usted, Sr. Guillermo Baltazar y Jiménez, ya que el querido editor de esta Jornada Aguascalientes, no permite rebasar las consabidas 800 palabras; deberemos continuar con esta solicitud de amparo en la siguiente. Sólo ruego encarecidamente, vigile Usted a su personal del Juzgado de Distrito, para que no desaparezca esta primera parte del amparo ciudadano, como -según se dice- ocurrió con un documento vinculado al expediente 2130/2013-III en el que se compila este caso. En otras palabras, deseamos que a este amparo no se aplique la funestamente célebre técnica del verano. Breviario. Verano: época del año en que las hojas se desprenden sin cesar. -y claro, sin dejar huella-, digo yo.
Nota-Cocinera: entiéndase vecino asesino, como vecino presunto asesino. No sea que se nos despierte Omarcito Williams.
Le recuerdo que en esta su sobrecogida cocina se toma té de tila, se lee, se presentan amparos ciudadanos y se platica de todo, especialmente de narcos, sicarios, jueces y auténticos juzgadores.