Tu minifalda es mi ḥiŷāb / Piel curtida - LJA Aguascalientes
24/04/2025

Gracias al incremento de la población con acceso a internet, durante las últimas décadas se ha incrementado el intercambio de imágenes y textos alrededor del mundo, lo cual ha posibilitado el intercambio cultural entre los pueblos; aunque todavía con sus respectivas reservas, como los mensajes que se emiten sobre el llamado Oriente y en especial el Oriente Medio, división que no se relaciona directamente con el Meridiano de Greenwich, sino que está ligada a percepciones geopolíticas de lo que se espera de los países “subdesarrollados” ante un sistema político que se plantea históricamente como el ideal, lo cual se ha traducido en derechos, actos y cuerpos legitimados, y legitimadores, que en ciertos casos no han permitido recuperar las experiencias colectivas de la diferencia.

La historia del feminismo se puede dividir en tres movimientos (olas): la lucha por la igualdad de oportunidades en el ejercicio de la política formal según la zona en la que se habita, la expropiación de los cuerpos y la erradicación de la violencia de género contra las mujeres; acciones sociales que en la búsqueda por la constitución del sujeto Mujer, en ocasiones han invisibilizado y olvidado a las mujeres, en plural, quienes a partir del dispositivo de la división sexual generan actuaciones y expectativas que se enfrentan a varios fenómenos e interpretaciones distintas en diversos contextos socioculturales.

Debido a esto, surgieron movimientos sociales y académicos que buscan incentivar una sororidad transfronteriza, a través de la identificación de necesidades comunes en situaciones, al parecer, muy distintas; para evitar la asimetría en las estrategias por la autonomía entre los sexos.

En un estudio realizado en el Este de Los Ángeles, Estados Unidos, se identificó la designación de barrios de comunidades pobres de color para  la construcción de prisiones y basureros tóxicos, tres de cada cinco afroamericanos y latinos viven cerca de plantas de desechos tóxicos, y tres de los cinco basureros más grandes de este tipo se encuentran en zonas con el 80% de la población con gente color; debido a esto no es de sorprender que la mayoría de las acciones contra la biopiratería corporativa o el racismo ambiental sean lideradas por mujeres de ciertas etnias, razas y clases sociales bajas, pero lo que las relaciona con otras mujeres de centros urbanos y/o de clase alta, es la desigualdad, como la inequidad salarial, el acoso laboral (mobbing) o la usurpación de autorías de proyectos. La Mujer se genera como un concepto totalizador sin diversidad sociocultural.

Es claro observar el posicionamiento de “preocupaciones universales”, por ejemplo, en el ámbito de los derechos humanos, en el siglo XIX la consigna fue la libertad y en el siglo XX la salud; sin embargo, se suelen producir agendas específicas que pueden llegar a victimizar otros relatos de la llamada “Mujer del Tercer Mundo”, se edifican y asumen subjetividades pre-dominantes en una geopolítica feminista.

Ciertos tipos de contratos nupciales y vestimenta de la llamada “Mujer Árabe” se han señalado como actos de violencia y opresión contra las mujeres,  lo cual llega a encarnarse en mujeres de diferentes países, razas, clases y contextos socioculturales muy distintos, lo que asigna un cuerpo monolítico siempre bajo el islam y el burqa afgano, o evita el planteamiento de nuevas interrogantes como la posible sororidad entre mujeres de un matrimonio poligámico. Durante los últimos años se modificó la Mudawana, el código de familia de Marruecos, en la que se especifica que no se puede realizar una segunda o más uniones (hasta cuatro en el islam) sin el consentimiento de la o las cónyuges anteriores, lo cual fue un avance de los movimientos feministas de la región. Por otra parte, el burqa sólo se utiliza en Afganistán y Pakistán, mientras que en Marruecos se porta el ḥiŷāb, aunque sólo es obligatorio en ciertos espacios religiosos institucionales.

Un caso similar es el de Amina Sboui (Tyler), quien en marzo de 2013 publicó en Facebook una foto donde aparece su pecho desnudo con la frase “Mi cuerpo es mío…”. A través de medios de comunicación, tradicionales y digitales, se informó que recibiría 100 latigazos y sería apedreada hasta morir. Sin embargo, esto sólo fue la declaración de AdelAlmi, presidente de la Asociación Moderada para la Conciencia y la Reforma, y desde el 4 de febrero de 2011, Túnez es el primer país del norte de África en revocar la pena capital y prohibir la tortura. Debido a esto, la Red Musulmanas emitió un comunicado para desmentir la noticia y denunciar expresiones racistas e islamófobas. Esto demostró que algunas mujeres se sienten agredidas y excluidas de los feminismos hegemónicos, pues les imposibilita su visibilidad y reconocimiento, como la organización de mujeres de un mercado en un barrio de Lima, Perú, quienes se apropiaron de grabadoras y altoparlantes para divulgar lo que consideraban sus problemáticas, “sin saber hablar”.

A manera de conclusión, se deben considerar los contextos socioculturales, estructuras locales y subjetividades para el desarrollo de material científico pertinente y objetivo para evitar la automatización del conocimiento, aunque siempre considerando su relación con lo global. Es por ello que también se debe trabajar por la reducción de la brecha digital de género, para potencializar una sororidad transfronteriza e intercultural, por medio de la identificación de situaciones comunes con relación a la diversidad económica y racial. Esto representa un reto para los feminismos a nivel internacional y local: la identificación de elementos conectores que fortalezcan el apoyo entre las mujeres, y con los hombres, para reconocer historias e identidades propias para una verdadera emancipación y autonomía de cuerpos y emociones.

montoya.acevez@gmail.com


Twitter: @m_acevez

 


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