Tlacuilo / Nueva Humanidad - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Criticando el par de artículos titulados Ética, Política y Derecho recientemente publicados, un buen amigo me expresaba que si bien coincidía conmigo en términos generales, consideraba que el panorama que describo es pesimista y desalentador porque ya no digamos que me abstengo de proponer, sino ni siquiera sugerir solución alguna.

Y yo le decía que estaba totalmente de acuerdo con él, porque lo que hice fue describir la realidad de nuestro mundo, que no tiene muchas razones para ver el futuro con optimismo.

DESEQUILIBRIO MENTAL Y EMOCIONAL. Porque desde que la propiedad existe, los hechos no nos permiten avizorar una sociedad justa por más que tratemos de proyectarlos de una o de otra manera, pues cegados por las maravillas del progreso tecnológico y centrada nuestra mente y nuestro esfuerzo en la obtención de bienes materiales, en lugar de conservar al dinero como un medio de cambio útil para apoyar el desarrollo filosófico, científico, artístico, etc. hemos trastocado los papeles colocando el pensamiento y nuestras habilidades creativas al servicio del dinero, dejando rezagados los valores del espíritu: amor, verdad, belleza, bondad, justicia…

EJÉRCITO INDUSTRIAL DE RESERVA. Un fenómeno que a mi juicio ha contribuido a fomentar ese desequilibrio en el mundo actual, es el que Marx describió en la raíz de la injusticia social provocada por la Revolución Industrial, fenómeno que denominó Ejército Industrial de Reserva, que intentaré explicar sintéticamente como los miles de desempleados que están en espera de un puesto de trabajo dispuestos a ocuparlo a cualquier precio, en detrimento del nivel salarial de los demás trabajadores.

A diferencia de los casi dos siglos de distancia del nacimiento de Marx, cuando la capacidad industrial era ínfima, ahora está diseminada por todo el mundo; el ejército industrial de reserva es también mundial y además de gran movilidad al igual que las plantas industriales, de manera que así como los trabajadores se trasladan a cualquier parte del mundo, así también los patrones cargan a cuestas con sus empresas en busca de la más alta tasa de ganancia, como ahora sucede con nuestra ciudad y nuestro país, donde gobernantes deslumbrados por el progreso tienden puentes de plata a los empresarios extranjeros para que vengan a explotar la mano de obra casi esclava que ya no pueden conseguir en sus propios países, destruyendo y envenenado a la vez nuestra ecología, nuestro paisaje, nuestra historia y nuestras costumbres.

LIBERACIÓN FEMENINA. Si a esto agregamos otro fenómeno pavoroso que Marx no vivió: el gran negocio de las guerras del siglo XX, nos encontramos con que los puestos de trabajo abandonados por los hombres que se fueron como soldados al frente de batalla fueron ocupados por las mujeres, que si bien fortalecieron el movimiento de liberación femenina iniciado en el siglo anterior con grandes penurias y otro enfoque, también engrosaron el ejército industrial de reserva, ampliándolo no sólo numéricamente, sino creando además la categoría femenil, preferida ésta por los empresarios por ser el trabajo peor pagado.

DESINTEGRACIÓN FAMILIAR Y SOCIAL. A estas alturas, pienso que nadie sería capaz de negar a la mujer el derecho a la igualdad, que implica disminuir los privilegios de que el hombre disfruta desde que se inventó el sistema patriarcal con base en la titularidad de la propiedad. Hasta allí vamos bien. El problema se presenta cuando pensamos en los hijos, pues el hombre no estaba preparado para participar en su formación cuando la mujer se desentendió de sus antiguas obligaciones.

El hecho es que los hijos dejaron de recibir las atenciones que recibimos quienes tuvimos la presencia permanente de nuestra madre en el hogar.

Fenómenos como el incremento disparado del divorcio, de las madres solteras, del abandono de los hijos, desde los lanzados a la calle para ver qué consiguen, pasando por los que sufren una niñez en manos de muchas madres y padres postizos (empezando por la guardería infantil antes satanizada por ser un invento comunista y continuando con interminables aulas, escuelas, cursos de verano e invierno, etc.), hasta los lanzados a la calle con la bolsa llena de dinero, situaciones tan peligrosas unas como otras en un medio pletórico de riesgos.


Resultado: desintegración familiar y social que conduce a una sociedad igualmente desintegrada en la que la ficción y el engaño proliferan.

Por eso dijimos en aquellas entregas que todos los males se condensan en cuatro desastrosos eslabones, el primero de los cuales es la incongruencia entre el pensar, el decir y el actuar, que conduce a la transgresión de los principios reconocidos por nosotros mismos; ésta nos hace caer en la corrupción que desemboca en la impunidad, lacras que nos corroen desde el individuo y que ascienden hasta el pretendido gobierno mundial. ¿Ejemplos? En la próxima entrega tocaremos solo unos cuantos en los niveles superiores.

Aguascalientes, México, América Latina

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