Tepezalá y la Danza de los Indios Guachichiles - LJA Aguascalientes
21/11/2024

 

  • La festividad representa la guerra entre los indios y los españoles así como el cumplimiento de mandas a la Virgen del Socorro

Al norte de Aguascalientes colindando con Zacatecas y Rincón de Romos, se encuentra el municipio de Tepezalá, el cual a pesar de su pequeña dimensión (representa sólo un 4.11 por ciento del territorio del estado) fue elevado a categoría de municipio en el año de 1857.

Su nombre en náhuatl “lugar entre cerros” se debe al paso que las montañas de San Juan y Altamira abren rumbo al Gran Tunal, por donde caminaron los indios guachichiles; a quienes se les atribuye la Danza de los indios celebrada el día de ayer

Según la historia, estos  indígenas tuvieron una vida nómada basada en la caza y recolección, que en el siglo XVI su vida cambió violentamente cuando los españoles llegaron “a sangre y fuego a colonizar” estas tierras.

Los habitantes de mayor edad del municipio cuentan que durante esta lucha los guachichiles derrotaron varias veces a los españoles pues eran “tan furiosos en sus ataques” que los españoles se retiraban a pedir ayuda a los “mandos altos”, que después de años de pelea Tepezalá fue fundado en 1546, por el capitán Juan de Tolosa.

“Dicen que los indios eran feroces y agresivos, se les reconocía porque estaban pintados de rojo desde la cabeza hasta el cuerpo” señalaron habitantes del municipio la mañana de ayer al ser parte de la tradicional danza de los indios en honor a la Virgen del Socorro, patrona del municipio.

El origen de esta festividad fue representar uno de los episodios de la lucha entre los guachichiles y los españoles, durante el tiempo de guerra donde tras matar a algún cautivo, los indios bailaban en torno a él como ritual de sacrificio.

Desde muy temprana hora la fiesta comienza en la calle del Socorro con un grupo de indios danzantes vestidos de satín rojo adornados con tiras de rafia, lentejuela, corcholatas aplastadas, conchas de caracol y espejos, además de penachos en la cabeza, medias y huaraches, cargando en mano un machete.

Un gran número de creyentes pagan su “manda” a la Virgen del Socorro caminando más de 5 cuadras a rodillas hasta llegar a la pequeña capilla del Socorro donde “paran a orar y dar gracias por su milagro”.


Posteriormente los indios danzan alrededor de un hombre vestido blanco acompañado de dos niñas que representa a su Dios y sus dos damas, a lo largo de casi dos horas los habitantes representando a los guachichiles comen de los alimentos que las familias les ofrecen.

Aunque la lluvia amenazó con caer, el ritual siguió su camino y por la tarde se representó la escena principal de la danza: el sonido de un disparo con el cual los indios corrieron hacia una loma cercana enfrentándose a los “españoles” (otro grupo de habitantes de la comunidad) que estaban armados con palos y escopetas falsas.

Gritos y sonidos extraños generados por los indios y los golpes de los españoles caracterizó esta parte de la tradición que para muchos “es algo grotesca”, posterior a ello bajan al pueblo corriendo escenificando la batalla, cuya finalidad es apoderarse de un estandarte que protegía uno de los soldados.

Francisco López, habitante y participante de esta tradición por años explicó que al final de la representación casi llegando a la capilla, se abre la valla y los indios luchan por apoderarse del estandarte “eso indica posesión y triunfo para nosotros” que al terminar logran su cometido y enjuician a los españoles.

La parte grotesca de este escenario es cuando el soldado que porta el estandarte es agredido por los indios simulando que lo destazan y se lo comen a “pedacitos”, según los habitantes, antes se hacía con un animal vivo pero las autoridades religiosas sugirieron evitar tal crueldad y convertirlo en una simulación con material de juego o gomas de dulce.

Durante toda la noche las celebraciones religiosas continúan con el pueblo presente, aunque en otros municipios como Asientos, con el Viacrucis viviente, asisten sin saber la historia real del acto, en Tepezalá cada uno de los habitantes conoce su historia y el porqué de esta danza.

Las alabanzas a la Virgen del Socorro no paran durante el fin de semana ya que según los creyentes se le atribuye tanto agradecimiento para que les permita estar presentes en el siguiente ritual del próximo año.

Esta es una tradición que ha sido transmitida de generación en generación, desde los tres años los niños comienzan a participar en las danzas vestidos lo más parecido a sus padres. La caminata en rodillas puede llegar a ser algo peligroso por ello entre los mismos vecinos de la calle del Socorro ayudan a los creyentes con telas y cobijas en el camino de piedra para evitar que se lastimen en mayor medida.

Este año el clima fue de gran ayuda pues el sol caliente que caracteriza estos días no se hizo presente y la lluvia solo amenazó con unas cuantas gotas, “es que la virgencita nos ayudó para poder cumplir nuestra manda” dijo uno de los danzantes que prometió hacer esta manda a la Virgen del Socorro si le salvaba la vida a su hija que se encontraba grave de salud.

Como podemos observar Tepezalá puede ser un municipio carente de recursos económicos y de trabajo pero los habitantes mantienen una fuerte fe en la religión católica y sobre todo en sus tradiciones.


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