La Casa Blanca, Washington, D.C. 31 de agosto de 2013. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, utilizando un tono grave, dice que el régimen de Bashar al-Assad “amenaza a nuestros amigos y socios a lo largo de las fronteras de Siria, incluyendo a Israel, Jordania, Turquía, Líbano e Irak”.
El primer mandatario de origen afro-americano en la historia de la Unión Americana categórico concluye: “podría escalar el uso de armas químicas o su proliferación a los grupos terroristas quienes harían daño nuestra gente”.
El presente artículo tiene por objeto explicar al amable lector el manto de falsedades con que los Estados Unidos y sus aliados pretenden cubrir su próxima intervención militar en Siria.
El 21 de agosto próximo pasado, fuentes ligadas a los rebeldes sirios –pagados por Arabia Saudita y Qatar y aprovisionados por los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña- reportaron que las fuerzas gubernamentales habían utilizado armas químicas contra la población civil en Ghoutta, un suburbio de la capital siria, Damasco.
Este evento fue considerado por Washington como la famosa “línea roja”. Es decir, el pretexto para intervenir en la guerra civil en Siria, a favor de los rebeldes que combaten al gobierno de Bashar al-Assad.
Poco a poco la verdad ha comenzado a salir a la luz del sol: en julio de 2013, el Ministerio de Defensa de Irak desmanteló una célula de Al-Qaeda, la cual estaba planeando lanzar ataques químicos, dentro y fuera de Mesopotamia. De acuerdo al asesor de Seguridad Nacional iraquí, Faleh al-Fayyadh, Al-Nusra (Al-Qaeda en Siria) tendría “acceso libre a esos químicos” (Russia Today 28/08/2013).
Asimismo, la inteligencia israelí filtró a un periódico de Kuwait que el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas de Defensa de Israel, Benny Gantz, entregó a su contraparte estadounidense, Martin Dempsey, “documentos y fotografías” como evidencia de que la administración de al-Assad había utilizado armas químicas en Ghoutta.
Ahondando sobre el tema, el ex embajador británico en Uzbekistán, Craig Murray, señaló que el puesto de escucha del Reino Unido en Monte Troodos, Chipre –el cual tiene la capacidad de monitorear todos los mensajes de radio y satélite a través del Medio Oriente- no había “interceptado mensajes que probarán la culpabilidad de al-Assad” simplemente porque “no existían” debido a que “el Mossad – el servicio secreto israelí- los fabricó”.
Siguiendo con la ola de mendacidades respecto a Siria, la Dirección General de Seguridad Exterior –la agencia de inteligencia francesa- emitió un reporte en el cual culpabiliza a al-Assad de emplear armas químicas en Ghoutta. Sin embargo, lo tragicómico es que los servicios secretos galos basaron su dicho en información extraída de YouTube (Liberation 02/09/2013).
Sin embargo, rescoldos de decencia quedan en Occidente: en una decisión histórica, el Parlamento británico rechazó apoyar la intervención militar en Siria. El primer ministro David Cameron, fiel escudero de los Estados Unidos, tuvo que admitir que “es claro para mí que el Parlamento, reflejando el punto de vista del pueblo británico, no desea ver acción militar”. (Telegraph 29/08/2013).
Más todavía, el congresista republicano, Justin Amash, reveló que, vía Twitter, ha recibido mensajes de miembros de las Fuerzas Armadas de la Unión Americana, quienes han expresado su rechazo a participar en una guerra en Siria. El mensaje más consistente ha sido: “Yo no me uní al ejército para pelear por Al-Qaeda en Siria”. (Russia Today 02/09/2013).
Probablemente el rechazo de los pueblos británico, estadounidense y francés no sirva para detener la intervención castrense en Siria, pero es una muestra palpable de que, después de la sarta de mentiras con las cuales George W. Bush y Tony Blair justificaron su guerra en Irak, ya no se chupan el dedo.
¿Por qué Estados Unidos irá a la guerra en Levante? Quizás para servir la agenda de Israel, la cual implica sangrar a Siria, pero no deponer a al-Assad –lo cual si es un objetivo implícito de Arabia Saudita. Fastidiar a Vladimir Putin de Rusia. Pero, sobre todo, servir al complejo militar-industrial, al cual el gran Bob Dylan denominó los “señores de la guerra”, aquellos que “construyen las grandes bombas, que juegan con mi mundo como si fuera juguetito de ustedes”.
Aide Mémoire.- Tibia respuesta del gobierno federal al presunto espionaje de que fue objeto el mandatario Enrique Peña Nieto por parte de la Unión Americana.