Las niñas invisibles / Un cuarto propio - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Reportó la encargada de Salud Reproductiva del ISSEA, Lourdes Martínez importantes cifras sobre el número de embarazos adolescentes en nuestra entidad. Por año son más de seis mil jóvenes de entre 12 y 15 años quienes se convierten en madres de forma prematura.

Pocas notas, pocos reflectores y pocas voces se escucharon al respecto, un tema que a nadie le importa, que reluce sólo cuando hay que fingir la preocupación por la juventud.

El silencio guardado en los distintos actores gubernamentales sólo denota el desinterés sobre algunos temas, uno de ellos es la educación sexual específicamente la que va dirigida a las mujeres y hombres jóvenes y el segundo tema importantísimo son los niveles de violencia que el enorme porcentaje de estas adolescentes entre 12 y 15 años está viviendo en sus hogares, ya sea violencia causada dentro o fuera de la familia, pero que obviamente nadie ha podido detenerla.

¿Qué condiciones han vivido estas mujeres de 12 a 15 años, qué historia llevan a cuesta donde a tan pronta edad quedan embarazadas? En Aguascalientes como en el resto del país la ley dice que tener relaciones sexuales con menores de edad es un delito, no importa que esas relaciones se den con el “consentimiento” de la o el menor de edad, eso no exime a nadie de haber cometido un delito.

La aplicación sexista de la ley omite constantemente las violaciones sistemáticas que vivimos las mujeres, nunca una persona víctima del delito es más cuestionada que una mujer que ha sido violada. Siempre la justicia logra torcerse de forma sexista, recuerdo estos últimos meses algunos casos de mujeres que estuvieron en la cárcel por haber solicitado la pensión alimenticia de sus hijas e hijos o por exigir el reconocimiento de paternidad. El escándalo mayor fue el del ex ministro de la suprema corte de justicia de la nación, Génaro Góngora Pimentel acusado por su ex pareja Ana María Orozco de no cumplir con los gastos de sus dos hijos.

Un tipo que sin duda representaba en el México contemporáneo cierta vanguardia en la dictaminación de casos y controversias, buscó vericuetos para no hacer llegar lo que por derecho le corresponde a sus hijos, él y otros personajes de la política del país se han amparado en su poder para hacer de la ley una aplicación sexista que les da ventaja en un sistema que los protege.

Los políticos con poder están en el culmen de un sistema desigual, corrupto, antidemocrático y han acumulado una cantidad de recursos que casi nada se puede hacer para que la justicia los alcance.

Sin embargo el caso específico de cada una de estas más de seis mil mujeres adolescentes de 12 a 15 años embarazadas, ¿quién lo denuncia? Porque es una atrocidad que debiera causar una preocupación profunda en una sociedad que se jacta de ser conservadora en sus valores, así como un gobierno que habla del progreso, del avance, de alcanzar los estándares mundiales, los primeros a nivel nacional, así como una cúpula ultraconservadora que cada lunes sale a criticar lo que le gusta, lo que le parece y lo que quiere que haga el congreso del estado, tal o cual gobernante, el padrecito que tanto refunfuña por quienes no dan eco a sus ideas medievales. Todos guardan silencio.


Una que otra voz se oye que grita como en un desierto, educación sexual. Y ese será sin duda un tema amplio y delicado por abordar, porque es otra de las tantas omisiones que estos gobiernos han cometido, el derecho de la juventud de informarse y relacionarse sin culpa ni miedo.

Pero está discusión va más allá de la educación sexual, esos más de seis mil casos de mujeres adolescentes en su mayoría quedaron embarazadas por hombres mayores de 18 años, en casos indignantes y comúnmente los responsables son hombres que tienen más del doble de edad que ellas, eso lo sabemos quienes hemos estado presentes y trabajando por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Estas jóvenes que asisten al servicio médico de los hospitales del estado mayormente van acompañadas de su mamá o del responsable de ese embarazo, todos hombres de edad adulta. ¿Y la justicia para ellas? ¿Hasta cuándo van aprender estos hombres que relacionarse sexualmente con menores de edad es un delito? Será hasta que la ley ahora sexista comience a aplicarse con un verdadero ánimo de justicia, hasta que comencemos a ver a estos miles de jóvenes como ciudadanas, como seres humanas con proyectos y vida propia y no como carne de cañón, como productos consumibles y desechables. Hasta que para la ley y para quienes imparten la justicia las mujeres dejemos de ser objetos apropiables.

Casi nadie quiere poner este tema en análisis, porque la naturalización de la violencia hacia las niñas y las mujeres favorece a un amplio sector poderoso, pero también a los desfavorecidos les conviene el silencio institucional sobre el embarazo de estas jóvenes. El sexismo no tiene clase. Hay muchos otros casos de los que ni cifras se presentan, los embarazos de niñas de 9 a 11 años, ¿y esos cuándo nos los darán a conocer?

Así se teje la violencia sistemática con un silencio, otro y otro de un gobierno y una sociedad para quien más de seis mil mujeres son invisibles en cuanto a derechos pero de fácil acceso para la violación. n

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