En México vivimos casi 119 millones de personas, de las cuales la mayoría, 51.5%, son del sexo femenino. De conformidad con la metodología estadística que maneja el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), se considera población económicamente activa aquella que está en disposición de ocuparse en un trabajo remunerado, o al menos en un trabajo dedicado a alguna actividad que aporte al valor contablemente cuantificable del Producto Interno Bruto (PIB). La aclaración es pertinente porque, con base en la estadística oficial, en todo el país 62 de cada 100 personas ocupadas son hombres y 38, mujeres. Esto significa que los hombres, en mayor cantidad que las mujeres, están ocupados en alguna actividad que se contabiliza económicamente, mientras que, es pertinente aclarar que la mayoría de las mujeres no están ociosas, sino que, estando ocupadas en actividades no contabilizadas en el PIB, contribuyen a crear la riqueza del país en una proporción que no les es reconocida estadísticamente. El PIB contabiliza pesos pero ignora el esfuerzo y tiempo de reproducir a la sociedad, es decir parir y criar hijos. ¿Hay actividad económica que aporte más que ésta?
Esta semana, del 23 al 27 de septiembre, se lleva a cabo en la ciudad de Aguascalientes, la “II Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género, Repensando las Ciudades Desde los Derechos de las Mujeres”. Con más de 700 participantes provenientes de 23 países de América Latina y la Península Ibérica, se promoverá reflexión, debate e intercambio de conocimientos y experiencias entre autoridades, técnicos, funcionarios municipales, comunicadores, investigadores y responsables de crear los mecanismos de género, fomentando la incorporación del enfoque de género en las agendas públicas locales con inclusión, cohesión social y compromiso político en este sentido.
El evento de alcance iberoamericano llama la atención sobre uno de los temas de la agenda internacional, en particular el objetivo número tres de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, “Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer” poniendo énfasis en los derechos de las mujeres en el quehacer cotidiano de las políticas públicas de los gobiernos locales.
Varias fueron las razones por las que Aguascalientes atrajo la atención de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (http://www.uimunicipalistas.org/) para ser sede de la segunda Cumbre. Sin embargo destacan dos: el énfasis que el gobierno municipal actual ha impreso al adoptar la visión de género como política transversal en todas sus acciones y la acentuada inequidad de género que se refleja en su estructura económica. Si bien hay localidades en el centro-occidente del país que reflejan mayor inequidad debido básicamente a la emigración de los hombres hacia los países del norte, Aguascalientes es la ciudad más cosmopolita de las que reflejan esta realidad. De allí que resultara una opción viable para llevar a cabo el evento de impacto internacional.
Con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, proporcionalmente respecto a la media nacional, en Aguascalientes son más mujeres las que laboran. De cada 100 personas ocupadas, 58 son hombres y 42, mujeres.
Es pequeño pero notorio el descenso en el índice de desocupación que a últimas fechas se ha registrado en Aguascalientes. Las cifras permiten curiosos juegos estadísticos. Después de estar por encima de 5%, la desocupación total de la ciudad, hoy se encuentra en 4.8% de la población económicamente activa. Sin embargo, el 5.2% de los hombres está desocupado, mientras que sólo 3.9% de las mujeres económicamente activas está sin encontrar ocupación. Esto revela que en gran medida la desocupación ha descendido gracias a que se han ocupado más mujeres, pero esto es porque se paga menos a las mujeres que trabajan.
De cada 100 hombres ocupados conforme a la ENOE, 32 perciben dos salarios mínimos o menos, mientras que de cada 100 mujeres ocupadas conforme a esta encuesta, 53 mujeres perciben por su trabajo menos de dos salarios mínimos. Saltan a vista dos datos: de cada 100 empleadores sólo 19 son mujeres y de cada 100 personas que trabajan sin remuneración, 70 también lo son. Por otro lado, los hombres siguen ganando más por su trabajo. De cada 100 hombres ocupados, 38 ganan cinco salarios o más, mientras que en este rango de ingresos sólo están 24 de cada 100 mujeres ocupadas.
El asunto de las remuneraciones bajas, si bien lleva a que se contraten más mujeres, afecta a todos. La gran mayoría de las personas que encontraron trabajo en este último año fue porque aceptó una paga menor. Setenta de cada 100 personas, más mujeres que hombres, perciben un ingreso inferior a los 3 salarios mínimos, 5 de cada 100 están desocupadas y además cinco mujeres y dos hombres más –siete personas- están disponibles queriéndose sumar a la fuerza laboral.
La población femenina en Aguascalientes y en general en todo México tiene cada vez más peso en la economía y en la vida cotidiana. Sin embargo, su participación actual en la toma de decisiones económicas, sociales y políticas es aún pasiva: otros están tomando decisiones por ellas, siendo el caso más visible, pero no más grave, el de las remuneraciones por su trabajo. La violencia intrafamiliar registra más víctimas entre las mujeres que entre los hombres, las familias uniparentales de nuestro entorno son encabezadas principalmente por mujeres.
Se dice que son la mitad de la humanidad, pero las condiciones sociopolíticas aquí y en todo el mundo, las han convertido en quienes reciben en mayor proporción la violencia estructural del sistema, recae más sobre ellas el peso del capitalismo salvaje de nuestros días. Son por ello la mitad mayor del mundo actual.
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