Fulgor inasible / Envoltorio de papaya - LJA Aguascalientes
21/11/2024

 

 

Chilango

Debido a la ciudad en que nací, no tengo ningún problema para entender a quiénes refiere, qué hacen y dónde, los tipos que aparecen en los siguientes versos: “Pachuco cholos y chundos / chichinflas y malafachas / acá los chompiras rifan / y bailan tibiri tabara”; por la edad que tengo sé que no es una canción de Café Tacuba y que el autor es Jaime López; por las mismas razones, no me genera ningún problema existencial si la quesadilla que pedí va con o sin queso; sí en cambio, me confunde cuando preguntan si nací en México, siempre es lo mismo, contesto que soy del DF y me devuelven un: por eso, en México.

Con el tiempo he aprendido que no tiene caso enredarse en esas discusiones, levanto los hombros: aja, sí, los chilangos somos estúpidos que piden quesadillas con queso y a la menor provocación bailamos al ritmo de la Sonora Matancera; mientras que el resto del país le llame México al Distrito Federal lo aprovecho para hacer una referencia a On the road de Jack Kerouac, cuando Dean Moriarty le explica a Sal Paradise que la única diferencia entre las carreteras mexicanas y las estadounidenses es que los señalamientos están en “kilómetros y señalan la distancia que falta hasta Ciudad de México. ¿Te das cuenta? Es la única ciudad de todo el país, todo señala hacia ella”.

También con el tiempo he dejado de hacer esa referencia, porque al señalar la anécdota le doy argumentos al otro para que subraye cuál es el principal problema de los chilangos, según los no nacidos en la Ciudad de México: que nos creemos el ombligo del mundo. Así que vuelvo a levantar los hombros, sólo que en esas ocasiones lo hago pensando en que si Kerouac lo escribió, algo de razón debe tener… ah, la soberbia chilanga.

Por mi condición defeña soy incapaz de distinguir ese orgullo por la patria chica que, según los otros, nos define. No veo que a alguien nacido en la delegación Cuauhtémoc, Benito Juárez o Miguel Hidalgo, se le inflame el pecho porque su código postal empieza con 06 o a la menor provocación defienda que los problemas de tránsito más bonitos del mundo son los del cruce entre Reforma e Insurgentes. Tampoco me siento obligado a irle a los Diablos Rojos o a los Pumas porque son los equipos de la capital (de hecho, nunca digo La Capital), ni siento que traiciono mis raíces si me pongo una playera de los Rayados o las Chivas.

Supongo que no soy un chilango común (ya le llamo chaskas a los esquites) y por eso no distingo esas expresiones de amor a la patria chica en los defeños, quizá no las tenemos, quizá la soberbia que dicen nos caracteriza se manifiesta en otros aspectos. Yo no los veo. Quizá es que sabemos que uno no elige dónde nacer, que simplemente, ahí nos tocó, como escribió Carlos Fuentes citando a Alfonso Reyes: “en la región más transparente del aire”.

Y sin embargo, lo siento, el DF sí es el centro del país. ¿No?, basta leer las noticias, el desalojo del Zócalo de la Ciudad de México es la nota nacional, a eso me refiero, cualquier discusión al respecto merecerá mi levantamiento de hombros.


 

Alta traición

Que la toma del Zócalo de la Ciudad de México y su “liberación” mantenga en vilo a miles es una muestra de que son los otros los que cargan al chilango de soberbia; lejos de la ciudad en que nací, no puedo darle mayor importancia al asunto si tomo el argumento de la autoridad para “liberar” la plaza; el día de ayer, horas y horas de transmisión fueron dedicadas no a la disidencia magisterial, porque ese no fue el motivo, sino al secuestro del espacio donde se realiza la “la celebración más importante de todos los mexicanos”, palabras del secretario de Gobernación.

Ayer, el tema, reitero, no fue la protesta contra la Reforma Educativa, sino la defensa del derecho de los mexicanos a celebrar la Independencia atendiendo el grito del Presidente desde el balcón de Palacio Nacional. Incluso el secretario Miguel Ángel Osorio Chong, en su elogio del operativo policiaco con que desalojaron a los de la CNTE subrayó que lo motivó la necesidad de “liberar” la plaza para la realización del Grito, para que miles y miles puedan celebrar la noche mexicana frente a la Catedral Metropolitana y al día siguiente el paso del desfile militar.

Cada año se repite la historia, cada año alguna organización, algún político, por supuesto, un redentor de los mexicanos, toma el Zócalo por estas fechas y negocia con la autoridad para dejarlo libre para la pachanga. El público somos espectadores de una película aburrida de la que ya sabemos el final; sólo que en esta ocasión, el gobierno no había insistido tanto en vender la idea de que defiende a “todos los mexicanos”, ni ha opuesto el derecho de manifestación en contra parte con el legítimo deseo de reventón, eso sí, elevado a derecho constitucional.

¿Qué pasa si no se celebra el Grito de Independencia en el Zócalo? ¿La verdad? Nada, absolutamente nada y su cancelación, por ejemplo, llevaría a un análisis serio de las causas por las que la plancha capitalina está tomada.

La reacción de quienes defienden a los manifestantes, los revolucionarios de Facebook y guerrilleros de Twitter, sobre todo, ha sido igual de patética que la actitud de la autoridad. Hoy la propuesta es la frase “vacío lo quieren, vacío se los dejaremos. No asistas al Grito”. ¿En serio?, ¿eso es para lo que alcanza?

En los días siguientes lo que veremos, es la multitud de todos los años asistiendo a los festejos, miles y miles y miles gritando “¡Viva México!”, sin importar si es Peña Nieto el que jala la campana; otros tanto miles aplaudiendo con enjundia el paso de los bomberos, sin considerar si el jefe de gobierno es Miguel Mancera; pero, como ir en contra de quienes ejercen su derecho a la fiesta, al final, es ir en contra de la voluntad del “pueblo”, pues tendrán que buscar otro argumento para explicar las razones por las que la multitud asiste a esas “fiestas cívicas”.

Y así, perderemos la oportunidad de discutir si lo que defienden los de la CNTE son privilegios o derechos, si es una reforma laboral o educativa, si…

 

Coda

No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

-y tres o cuatro ríos.

José Emilio Pacheco.

@aldan

 


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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