La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP, por sus siglas en inglés) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), instituyeron el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con la intención de llamar la atención sobre esta problemática y alentar a la adopción de medidas a nivel mundial. Los suicidios se han convertido en un problema de salud pública en el mundo, “datos de la OMS revelan que aproximadamente un millón de personas se suicidan cada año, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos, cifra que supera el conjunto de defunciones por homicidios y guerras”. De acuerdo con las estimaciones realizadas por la OMS, se prevé que para el año 2020 ocurran 1.5 millones de muertes por esta causa en todo el mundo.
Se calcula que en tan sólo tres décadas la tasa de suicidio en México se cuadruplicó, pasando de un promedio de dos a 7.6 personas que se quitan la vida por cada 100 mil habitantes. En Aguascalientes casi se duplicó en sólo seis años (2005-2011) pasando de 57 a 98 casos.
INEGI informa que ocurren nueve suicidios de hombres por cada dos de mujeres; que de la población de 12 años y más que ha cometido suicidio, 29.6% se encontraba desempleada; que el ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación constituye el medio más empleado para quitarse la vida; y que entre los adolescentes de 15 a 19 años, los suicidios figuran como la tercera causa de muerte.
Es importante mencionar que diversas investigaciones indican que son las mujeres quienes con mayor frecuencia presentan tanto la idea como el intento suicida, sin embargo, en la mayoría de los casos, son los hombres quienes empleando métodos definitivos como el ahorcamiento, consuman el hecho.
En los ámbitos nacional como local, tanto el lugar como el mes de ocurrencia, muestran características de los suicidios: tres de cada cuatro se cometen en la vivienda particular, lo que hace suponer un carácter introvertido e implosivo (explotar hacia dentro) de los que se auto infligen la muerte. De acuerdo con el mes de ocurrencia, se puede observar que en México el número de decesos es prácticamente uniforme en el transcurso del año con un ligero aumento en el mes de mayo; para Aguascalientes también el mes de mayo es el mayor, pero de junio a noviembre baja la intensidad por debajo del promedio mensual, para regresar al promedio en diciembre y enero; febrero es menor por ser más corto y retoma a la alza de marzo a mayo que representa el trimestre más alto de todos.
El semestre diciembre-mayo es 20% superior en número de suicidios que su complementario de junio a noviembre; y con el transcurso de los años el incremento del fenómeno ha sido constante al punto de parecer irreversible o no prevenible.
El sociólogo francés Emilé Durkheim sostuvo que el suicidio es ante todo un hecho social, y sus causas son antes sociales que individuales o netamente psicológicas; estas conclusiones aproximan a Durkheim a otro pensador y sociólogo contemporáneo suyo, al alemán Max Weber, en el sentido de que ambos hacen una llamada de atención sobre las pérdidas “existenciales” que pueden traer aparejados los “progresos económicos y sociales” de la cultura moderna.
La anomia social ocasionada por los cambios abruptos propiciados o inducidos en sociedades como la aquicalidense, es previsible que provoquen hechos sociales tales como el divorcio y el suicidio. Una forma de mitigar estos costos consiste en intentar integrar a todos los grupos sociales entre sí, haciéndolos partícipes de las “bondades de los cambios”, de otra manera se agudiza la posibilidad de percibirse fuera de los beneficios y por lo tanto discriminado, ajeno, ignorado, no considerado; y por lo tanto, con posibilidades de engendrar en él o ella, esa posibilidad de buscar abstraerse de forma definitiva de su sociedad y circunstancias.
El México que menos se suicida es el compuesto por población indígena, y no le faltan motivos para hacerlo. Es un perfil más cercano a sentirse parte de una comunidad, perteneciente a un colectivo con una identidad (lo que detectaba Durkheim como atenuante en las religiones más gregarias)
Aunque los suicidios en la Península de Yucatán no son significativamente indígenas, hay que comentar que en el caso de los mayas, la diosa Ixtab aparece con una cuerda atada al cuello por lo que se le reconoce como la diosa de los que se privaban de la vida ahorcándose. Se concebía que los suicidas, los hombres que morían en la guerra y las mujeres que morían de parto, se iban directamente al paraíso con Ixtab, razón por la que era reconocida como una diosa benévola.
Los estados con mayor índice de desarrollo humano no están exentos del suicidio, como tampoco lo están los países más desarrollados; y en algunos casos el suicidio es menor, pero el homicidio es mayor como en el caso de Guerrero.
En Chile están estudiando la asociación entre las tasas de riesgo de suicidio y la relación con variables como desigualdad social, porcentaje de pobreza, baja escolaridad y monoparentalidad, partiendo de la hipótesis de que las sociedades más inequitativas son más propensas al estrés, la frustración, y mayor propensión al suicidio, particularmente entre los adolescentes.
El índice de Gini mide las desigualdades existentes en una sociedad por medición de dispersión de los ingresos. Actualmente el mejor Gini entre las entidades federativas es el de Guanajuato y se encuentra entre los 12 que más sufren el fenómeno.
La percepción sobre la realización personal o “felicidad” no tiene una relación directa perceptible con los suicidios. De hecho, Chiapas siendo el estado que menos suicidios por cada 100 mil habitantes tiene, se encuentra en el lugar 27 en el ranking de la felicidad. Guanajuato, Nuevo León y Querétaro tienen buenos lugares en percepción de la realización propia, pero no están exentos de las muertes por causas autoinfligidas (lugares 12, 13 y 16) Aguascalientes se encuentra a media tabla en ambos temas.
Sin duda, de todo lo anterior se desprende que mejorando las condiciones de vida de los aguascalentenses, reduciendo el problema del desempleo, incrementando de nuevo los ingresos, haciendo más parte de nosotros a los otros, abonando lo más posible a reintegrar el tejido social y recuperando nuestra identidad y sentido de pertenencia; el suicidio, como punta de iceberg, por abatirse el macizo que lo soporta se irá desvaneciendo.