- A no enfrentarnos y desgastarnos, llamó arzobispo de Guadalajara, Robles
- Paso a paso, la crónica de una incómoda controversia que ha sido superada
Carlos Lozano de la Torre y José María de la Torre Martín dejaron atrás la esgrima verbal, conciliaron diferencias y –ante el testimonio de calidad del cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega– se comprometieron a luchar juntos por una mejor calidad de vida para los aguascalentenses.
Esta historia controversial, que culminara felizmente la noche del pasado jueves, iniciaría durante el mes de julio anterior, cuando se difundieran epítetos más que peyorativos, atribuidos al obispo de la Diócesis de Aguascalientes, De la Torre Martín, que mal hablaban de “diputados huevones”, algo que el prelado nunca dijera.
El origen de este encontronazo fue la controversia de la iniciativa del Derecho a la Vida, que acabó en la congeladora, cuando la LXI Legislatura se negara a aprobarla, para consagrar la vida a partir de la concepción, como había propuesto el diputado José Luis Alférez Hernández.
Aquella ocasión, este reportero conversaría con el prelado en una sesión del Congreso –que tuvo que abandonar para asistir a un evento con la alcaldesa Lorena Martínez– y nos comentó: “Me llamó el cardenal Juan Sandoval Íñiguez y me preguntó azorado: ‘¿Es cierto que les dijiste huevones a los diputados?’ No, no, le contesté, y le platiqué cómo había surgido esa versión”.
El 22 de aquel mes, el obispo mostraría en conferencia de prensa una nota de La Jornada Aguascalientes, comparándola con otra información periodística, para demostrar la claridad de su dicho. Habría expresado entonces, en el epígrafe del documento para los medios: “Es mejor seguir comiendo lentejas, en la concordia, que comer bistec de buey en la discordia” Eso sería todo lo que dijera, relativo a los bueyes.
Más adelante, el jerarca católico criticaría la persecución contra el ex gobernador Luis Armando Reynoso Femat, por haberse robado “unos pesos”, cuando otros –como Humberto Moreira– habían saqueado muchos más y no pasaba nada; y también acerca del progreso, “que no es para todos”, diría.
El gobernador Lozano de la Torre respondería que para él lo importante era que se cumpliera la ley; el procurador Felipe Muñoz Vázquez, contestaría a pregunta de este reportero, que él perseguía delitos, no pecados.
Prácticamente, había un enfriamiento de la relación gobierno-iglesia y eso tenía que resolverse, no era bueno para nadie. Fue así como la noche del jueves, a partir de las 20:00 horas, empezaron a llegar a la Casa Aguascalientes, del Campestre, la jerarquía católica y el catolicismo aguascalentense en pleno, unas 60 personas, encabezadas por el cardenal Robles Ortega y monseñor De la Torre Martín.
Al pie de la escalinata de 10 escalones, Lozano de la Torre y su esposa, Blanca Rivera Río de Lozano, recibieron, además, a los obispos del Nayar, José de Jesús González Hernández; de Autlán, Gonzalo Galván Castillo; de Colima, José Luis Amezcua; de Ciudad Guzmán, Rafael León Villegas; de Tepic, Luis Artemio Flores Calzada; y de San Juan de los Lagos, Felipe Salazar Villagrana. Todos ellos ocuparían su mesa.
Estuvieron presentes también los presidentes de la Unión Social de Empresarios de México, A.C., de Guadalajara, Guillermo Mendoza Tarre; y de Aguascalientes, Juan Carlos Díaz Luna, así lo más representativo del catolicismo aguascalentense.
La jerarquía católica ocupó la mesa redonda del gobernador y señora. Él vestía traje y camisa negra, con corbata del mismo color, estampada con amibas doradas; ella, traje rosa mexicano con vivos negros.
La primera parte de la conversación fue acerca de las mejores intenciones, de gobierno e iglesia, coincidentes en que solo a través del trabajo y la unidad es como Aguascalientes puede lograr que le vaya bien, diría Lozano.
Lo inusitado fue que, el cardenal Robles Ortega se pronunciara en favor de las reformas que ha emprendido la administración federal, como son las laboral, de telecomunicaciones y educativa, y las que están en proceso en el Congreso de la Unión, la energética y la hacendaria, así como la política misma.
Antes de manifestar su apoyo a estas reformas, el también arzobispo de Guadalajara, Robles Ortega, tendría palabras de sentido lamento por todo lo que ocurre en estos días, en estados del sur de México, donde las lluvias han causado pérdidas de vidas, además de las materiales.
Puntualizaría el purpurado tapatío: “Nuestro país no podrá salir adelante si estamos divididos y no encontrará el camino del desarrollo y el progreso, si quienes lo formamos estamos enfrentados y desgastándonos como si fuéramos enemigos. Debemos buscar la reconciliación, hacer converger nuestros distintos puntos de vista y sobreponernos por el bien de la República”.
Foto: Víctor Pérez.