- La Procuraduría detuvo a una célula de seis sujetos del cártel del Golfo
- “Yo investigo delitos, no pecados”, dijo al obispo el procurador Muñoz Vázquez
Rubén Jiménez Enríquez, alias El Rubio, jefe del cártel de la Familia Michoacana en Aguascalientes, señalado de haberse reunido con Antonio Martín del Campo, fue detenido por la Procuraduría General de Justicia.
-En estricto estado de derecho, procurador, ¿esta aprehensión pone en riesgo la toma de posesión del próximo alcalde? preguntó La Jornada Aguascalientes al fiscal Felipe Muñoz.
-No sé, se está integrando la averiguación previa, en estos momentos comparece el detenido ante el agente del Ministerio Público; lo que sí puedo decir es que nadie está por encima de la ley –estableció.
En conferencia de prensa diferida en una ocasión, al brincar de las 16:00 a las 18:000 horas, el fiscal Muñoz Vázquez, anunció la aprehensión de seis integrantes del cártel del Golfo, en acciones que se llevaron a cabo en la madrugada de ayer.
La rueda de prensa se dividió en dos temas: la aprehensión de David Hernández Medina, Oscar Alonso Ramos Castro y cuatro individuos más, entre ellos dos mujeres; y la de Jiménez Enríquez, El Rubio, señalado como quien ofreciera dinero “al candidato a alcalde de un partido político”.
Aquel señalamiento sería hecho por el funcionario el pasado 26 de junio, en que diría que “gana quien gane, la investigación sigue”.
Como se recordará, la Policía Ministerial cateó la casa con el número 7 de la privada J. Encarnación Guerrero, de la calle Ezequiel A. Chávez, en La Purísima, donde según uno de dos detenidos, diría que El Rubio se había reunido con un candidato a alcalde…
“¿(El candidato) sabía con quién se reunía…? Esa es la pregunta que nos hacemos nosotros”, diría entonces el procurador Muñoz Vázquez.
Un día antes –el martes 25- Muñoz Vázquez convocaría a conferencia prensa en la que daría a conocer “una investigación de tres involucrados, con indicios de dinero del narco en la campaña de un partido político”. No diría quién –nunca lo ha dicho, en esta investigación- pero mostró una fotografía donde al fondo de la calle aparecía una manta de campaña con las imágenes de los entonces candidatos Martín del Campo y Sylvia Garfias.
Los tres involucrados en aquella investigación eran Rubén Jiménez Enríquez y sus subordinados Jesús Casillas Valenzuela, alias El Tío, y Carlos Adrián Gutiérrez Ramírez, El Carlitos, “cuyos historiales delictivos y su liga con un partido político que no es el PRI, enseguida se relata”, diría Muñoz Vázquez.
La investigación que culminó ayer miércoles 4 de septiembre, con la aprehensión de El Rubio, inició el 9 de septiembre de 2011, derivada del secuestro ocurrido el 7 de junio de aquel año, perpretado por Rubén Jiménez. A Carlos Adrián Gutiérrez Ramírez, El Carlitos, fue detenido el 20 de junio de 2011, en el barrio de La Purísima, cuando llevaba consigo un kilo de mariguana y 3.6 gramos de cocaína, como narcomenudista. Y Jesús Casillas Valenzuela, El Tío, fue capturado el 31 de mayo de 2013, en Balcones de Oriente, con 1.26 gramos de clorhidrato de cocaína y se le puso en libertad bajo fianza.
En las indagatorias se supo que El Rubio se había reunido con “miembros de un partido político, donde habló de apoyar la campaña de su candidato, con lo que conseguirían, además de poder seguir operando el narcomenudeo, una posición y poder lavar dinero”, diría el procurador.
El 26 de junio, el periódico Reforma, fue el único medio que en una nota del staff –no firmada por su corresponsalía- (una suerte de gacetilla), publicaría a ocho columnas el nombre de Antonio Martín del Campo, como el candidato involucrado, lo que le acarreó al procurador protestas que aún no terminan, pero que no ha sido ratificadas legalmente, por lo que la Fiscalía Especial que lo investiga prácticamente no existe.
Ayer miércoles, Muñoz Vázquez, informaría que El Rubio fue detenido en Guanajuato, señalado en dos averiguaciones previas, una por secuestro y otra por dos homicidios.
“Me gusta ser el ‘negro de la fiesta”, respondería a un reportero ayer, al plantear las protestas del PAN en su contra; y también respondió al obispo, en sus declaraciones sobre la “ridícula persecución por unos cuantos pesos”. Dijo que él investiga delitos, no pecados, y antepuso ser respetuoso. De Benjamín Andrade, liberado, dijo: “Conmigo, las peleas son a 15 rounds y vamos en el sexto”, para indicar que esto todavía no se acaba.
Dijo también investigar a jueces –como lo hiciera en Zacatecas, donde acusó y logró el cese de dos juzgadores- acerca de su forma de llevar los casos relacionados con Luis Armando Reynoso Femat; “así como yo doy la cara y me hago responsable de mis actos, también los demás tienen que hacerse responsables de los suyos”, puntualizó.
