Wolverine Inmortal, pasa con palomitas / Laura M. Guerrero - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

Creo que ya estoy terminando de estar con todas estas cintas basadas en cómics…¿qué ya no existen ideas originales en el mundo? Bueno, por el bien de los fanáticos, está bien que les hagan realidad su fantasía de ver a sus héroes convertidos en personas reales, pero…¿tienen que producir las películas de todos los héroes y superhéroes el mismo verano?

El caso es que Wolverine llegó a las pantallas de cine, otra vez, y si bien no es la película fantástica que todos esperaba, sí es la historia que podía esperarse de este personaje, quien se ha caracterizado por ser un caso aparte en el universo de los X-men, siempre solitario, siempre torturado, siempre enojado y por lo general, eternamente buscando no quién se la hizo sino quién se la pague, y que, no obstante todo esto, constantemente permite que se trasluzca que debajo de la armadura de adamantio late un corazón de oso de peluche.

Lo que más me gustó de esta entrega es que todo transcurre como en una historieta o un episodio de caricatura, me explico, tenemos a nuestro héroe en su exilio autoinfligido, cuando llega un personaje desconocido, le propone una misión, tiene una serie de batallas, resuelve el conflicto y vuelve a su retiro. Así de sencillo, sin historias alternativas o paralelas, sin mayor complicación, es más, incluso sin la necesidad de conocer la historia o el origen de Wolverine o de los Hombres X —aunque sí hay algunas referencias que despertarán el interés de los seguidores de la serie y complementarán lo que está sucediendo, no hay ninguna que provoque la incomodidad del espectador neófito—.

Nuestro filme comienza años después de la épica batalla de X-men 3 —¡qué gusto que terminamos con las precuelas!… por ahora, claro—, Logan se ha refugiado nuevamente en los bosques canadienses en donde, además de sufrir tremendas pesadillas a causa de su larguísimo pasado, convive día a día con alucinaciones de su amada Jean, quien a veces lo consuela y otras le reprocha y lo culpa de su muerte.

Entre las pesadillas de nuestro héroe está la experiencia vivida el día que arrojaron la bomba en Hiroshima, cuando por azares del destino termina salvando a uno de los militares japoneses que lo tenía cautivo. Ese gesto heroico obviamente marcó al soldado japonés, despertando en él el respeto y la admiración por el Wolverine, actualmente, ese hombre, Yashida, es el dueño de una poderosa corporación japonesa y está muriendo, su último deseo es despedirse de Logan y otorgarle un regalo.

Acompañado por Yukio, la persona que Yashida ha mandado por él —casualmente una mutante que predice la muerte de las personas y que se parece al Golum con pelo rojo—  Logan viaja a Japón. Ahí el anciano enfermo le propone, a manera de agradecimiento, quitarle su habilidad de autocuración, y por tanto su inmortalidad, para ayudarlo a deshacerse de esa “enfermedad” de la que Logan reniega: la vida, transfiriendo ésta al anciano que todavía tiene ganas de vivir.

Logan no acepta el “regalo” y Yashida muere inesperadamente, de pronto, el Wolverine se ve inmiscuido en una intriga entre la mafia japonesa y el consorcio Yashida, algunos políticos, un samurai y otros tantos ninjas, creo que a James Mangold no le faltó incluir en su cinta ninguno de los estereotipos japoneses…bueno, quizás Godzilla.

Como ha sucedido en las otras películas de la franquicia de los X-men el guión se apega libremente a la historia original, provocando el disgusto de los fanáticos más recalcitrantes, sobre todo en el aspecto de que muchos queridos héroes y villanos importantes en los cómics, pasan brevemente por la pantalla sin dejar huella o aportar gran cosa al argumento. Tal fue el caso, en las anteriores, de Gambito o Deathpool o en ésta de Viper o el Samurai Plateado. Lo bueno es que para el público en general, el que sólo va a ver estos largometrajes por puro entretenimiento, esto no implica ningún problema.


Hay dos cosas en Wolverine Inmortal que vale la pena destacar, la primera, el magnífico casting de Hugh Jackman como Logan, pues creo que nunca un héroe de historieta había estado tan bien representado en su versión de carne y hueso, así como el de Rila Fukushima como Yukio, quien realmente en lo físico y en su forma de moverse, pelear y actuar parece un personaje de caricatura, yo sospecho que ella es realmente una mutante.

Y la segunda, la escena en la que Wolverine se enfrenta a los malos en el techo de un tren bala en movimiento, la cual me pareció estupendamente coreografiada, editada y musicalizada —aunque se parece mucho a un enfrentamiento similar en el final de la película de Misión Imposible— es exactamente el tipo de lucha fantástica que uno veía en las caricaturas de estos héroes de Marvel, en MI parecía algo ridículo, en Wolverine no se sintió para nada fuera de lugar.

El caso es que, como decía, esta cinta es exactamente lo que se esperaba de ella, entretiene, divierte y hasta emociona. Sin duda, dado lo triste que está la cosecha fílmica del verano, es, junto con Titanes del Pacífico  y Mi villano favorito 2, lo mejor de la temporada.

Los fanáticos no se levanten demasiado pronto de su asiento, les aguarda una sorpresa entre los créditos.

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Producción: Lauren Shuler Donner y Hutch Parker; director: James Mangold; guión: Mark Bomback y Scott Frank; fotografía: Ross Emery; edición: Michael McCusker; música: Marco Beltrami; elenco: Hugh Jackman, Hiroyuki Sanada, Famke Janssen, Will Yun Lee, Rila Fukushima, Tao Okamoto, Svetlana Khodchenkova y Haruhiko Yamanouchi; duración: 2 horas 6 minutos.


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