De acuerdo con el Infonavit, actualmente existen 290 mil viviendas abandonadas en todo el País. Mediante el programa piloto de Venta e Intermediación de Vivienda Económica (VIVE), el Infonavit empezará a recuperar alrededor del 70 por ciento del valor original de estas viviendas. Con estrategias anteriores, la expectativa de recuperación era de apenas el 30 por ciento.
En Aguascalientes el Infonavit se encuentra trabajando con un Programa Administrativo de Ejecución (PAE), el cual tiene que ver con el tema de las viviendas abandonadas, porque tiene como objetivo recuperarlas y entregarlas a familias que sí las necesitan, dado que al estar desocupadas provocan vandalismo. Infonavit busca reasignarlas mediante un convenio firmado con el gobierno municipal, para que en un promedio de tres a seis meses pueda traspasarse la vivienda.
La Delegación del Infonavit en Aguascalientes reporta más de 4 mil casas en esta situación (1.4 por ciento del total nacional) lo que hace pensar en que, más que “nuevas acciones de vivienda”, lo que está haciendo falta aquí son programas de reasignación de viviendas y de recuperación de las existentes.
El centro de la ciudad, por ejemplo, se encuentra inundado de viviendas que en su momento albergaron a miles de familias y ahora también se encuentran desocupadas, sin que se vea que tengan una clara vocación para la renta o venta. El Centro podría re-densificarse demográficamente hasta con 40 mil habitantes adicionales, mismos que vendrían a utilizar los servicios que durante décadas se fueron instalando dentro del primer anillo, sin necesidad de andarse desplazando, como hoy se hace. La Región Centro cuenta con espacios educativos disponibles, hospitales, equipamiento cultural, etc. Se puede establecer un programa que incentive una migración de retorno al primer asentamiento y a los barrios, y en la medida de lo posible, a aquel ambiente de paz y tranquilidad de antaño.
El centro de la ciudad cuenta hoy con la mitad de la población que llegó a tener. Su densidad de población es de sólo 76 habitantes por hectárea. Probablemente lo que esté haciendo falta también, es un ambicioso programa de concertación entre oferentes y demandantes de vivienda, que permita que la mayoría de las viviendas abandonadas encuentren a sus ocupantes más convenientes y se invierta más en lo que ya tenemos, que en ampliar anárquicamente la mancha urbana.
El crecimiento horizontal y discontinuo de la ciudad de Aguascalientes ha propiciado claras fallas en el ordenamiento territorial, y la aplicación de inversiones desventajosas en los servicios municipales prestados, o, en el peor de los casos, en la omisión de éstos, sobre todo en materia de seguridad, por aquello de la ampliación permanente del tamaño de la ciudad, que llegó a crecer a razón de una hectárea diaria.
Las primeras colonias y fraccionamientos asentadas fuera del primer anillo de Circunvalación, se construyeron y habitaron durante las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX. Fueron los primeros desarrollos inmobiliarios regulares fuera del centro y siguieron un ordenamiento por lo general pertinente. Pero ahora tiene una gran cantidad de lotes baldíos y casas habitación desocupadas. Cuenta con equipamiento y servicios para 20 mil habitantes adicionales. Su densidad de población es de apenas 57 habitantes por hectárea.
Luego vinieron los asentamientos irregulares tipo Las Huertas (Colonia Insurgentes) y su regularización y la obra pública que presionada por una creciente demanda multiplicó las acciones de vivienda. La mitad de la población de la Región Insurgentes se encuentra en edad escolar, su densidad asciende a 111 habitantes por hectárea, cifra que representa el doble de la calculada para la Región anterior (Circunvalación). Las colonias y fraccionamientos que la integran son muy populosos, sus dimensiones son menores que las de la Región Centro pero cuenta con más de 22 mil habitantes adicionales.
La Región Ferrocarril cubre una superficie de más de 2 mil hectáreas con una densidad de 75 habitantes por hectárea. Uno de cada tres habitantes se encuentra en edad escolar; si bien, a menor detalle que otros asentamientos periféricos iniciales, cuenta con la infraestructura y equipamiento necesarios para atender a sus más de 150 mil habitantes. Cuenta con cientos de viviendas sin ocupar, muchas de ellas pertenecientes a un puñado de propietarios, que en su momento las adquirieron como inversión y pudieran recuperarse para venta o para renta pensando en dar un giro de retorno a la población que se ha desplazado hacia las periferias sin servicios y expuesta a mayores índices de violencia y delincuencia.
La Región Universidad está compuesta por cotos y fraccionamientos de clase media y media alta, agregados a partir de la instalación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Cuenta con una superficie superior a las 2 mil hectáreas (más del 10 por ciento del total de la ciudad) y su población no supera los 37 mil habitantes (menos del 5 por ciento del total de la ciudad); es la región más cara y cuenta con mucho espacio disponible para niveles socioeconómicos altos.
La Región Ojocaliente tiene una densidad de 99 habitantes por hectárea y se le relaciona con el éxodo de los trabajadores del Inegi provenientes de la capital del país; son áreas más improvisadas en su equipamiento que las anteriores y en algunos casos terminaron siendo francamente deficientes, sobre todo en la medida en que la mancha urbana rebasaba los límites de los anillos.
La urbanización del poniente, construida más allá del Río San Pedro, se asienta en una zona que se suponía vedada, por aquello de respetar una franja verde que le diera una reserva ecológica a la ciudad, pero también la franqueamos. Es una región muy amplia con más de 4 mil 600 hectáreas. Se han construido caprichosos asentamientos para sólo 27 mil habitantes.
Finalmente, la península denominada por el Implan como Región de Las Cumbres, cuenta con una superficie de más de 4 mil 500 hectáreas. Es territorialmente incluso superior al tamaño que tenía la ciudad luego de cumplir 400 años. Esta Región que corre de norte a sur por todo el Oriente de la ciudad, alberga a más de 130 mil habitantes; población superior a seis de los 10 municipios del interior del estado, pero no cuenta con la infraestructura social de aquéllos. No se han destinado las zonas adecuadas para el equipamiento urbano conveniente y de seguir creciendo así, no sólo es insostenible sino atenta contra la ciudad y su gobernabilidad.
El inventario nacional de vivienda del Inegi nos permite conocer con base en el Censo 2010 y mediante una estimación 2012, el número de viviendas deshabitadas por cada manzana. Incluso, uno puede apreciar en imágenes, manzanas donde una de cada tres viviendas se encuentra sin ocupantes, desde el centro hasta la periferia.
De hecho, llama la atención que las imágenes georreferenciadas de viviendas particulares deshabitadas son muy semejantes desde hace siete años (en el 2005 iniciaron los inventarios de vivienda) hasta su última actualización en 2012. Lo que indica que tanto las viviendas de interés social excedentes o al menos no habitadas, como las construidas hace décadas, son un activo de la ciudad en el que ya se invirtieron recursos sociales importantes para que cuenten con los servicios necesarios. Y ahora, lo que está haciendo falta (más que inventar nuevos desarrollos) es rehabilitarlas para que estén funcionales; direccionar su beneficio, y consolidar su equipamiento.