Durante los últimos días se nos ha dicho, de un modo y otro, en diferentes medios, que el país ya va en mejor dirección que en el sexenio pasado. La pregunta es: ¿entonces por qué no se siente en la percepción pública? Se nos dice que el robo de automóviles ha bajado a nivel nacional un 9.1 por ciento, sin embargo no nos dicen que este porcentaje se debió a que estados como Nuevo León, bajaron su incidencia en un 63 por ciento; en Chihuahua los robos bajaron 38 por ciento y en Sinaloa un 20 por ciento. Así también tenemos estados en los que los robos aumentaron, por ejemplo en el Estado de México se robaron 22 mil 130 autos; en el Distrito Federal 10 mil 642 robos y en el estado de Jalisco 7 mil 811.
Lo anterior nos indica que la suma global de vehículos robados en un año -de junio de 2012 a junio de 2013- fue de 71 mil 565 unidades. Esto de acuerdo al reporte de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, lo cual nos dice que hay entidades que sí están haciendo la tarea mientras otras se encuentran en franco deterioro en cuanto a la seguridad.
El asalto a transeúntes y a casas habitación va en un preocupante aumento; en las capitales de los estados es en donde más se ha sentido este fenómeno y por ende la irritación de la población va en crecimiento. Esto es muy peligroso, pues la sociedad comienza a retirar su apoyo a las autoridades locales a raíz de este fenómeno.
Nos dicen que de 2010 a 2012 bajó el número de mexicanos en pobreza, de acuerdo a datos del Coneval que hace esta medición cada dos años. Se indica que los connacionales en pobreza extrema pasaron del 11.3 por ciento al 9.8, o sea de 13 millones bajó a 11.5 millones. Sin embargo debemos ser cautelosos al analizar estas cifras. Primero, esta medición se llevó a cabo en un periodo en el que estaba la administración pasada, entonces es un logro post-sexenal.
Segundo, si analizamos con cuidado a los mexicanos en situación de pobreza pasaron del 46.1 por ciento de la población al 45.5 por ciento, esto en porcentaje, sin embargo vemos en cuanto al número de mexicanos es que de 52.8 millones pasó a 53.3 millones, casi la mitad de la población.
Tercero, la pobreza moderada pasó del 34.8 por ciento al 35.7 por ciento, o sea de 39.8 millones de mexicanos a 41.8 millones, lo cual nos indica que aumentó.
Viendo estos porcentajes y números debemos reflexionar que esto no es fortuito, que se administra la pobreza para poder tener en las áreas rurales y en la periferia de las ciudades un stock o bolsa de votos manejables para mitigar un poco sus necesidades; a través de los “movilizadores” les hacen llegar dádivas para que voten por quienes les dicen, y no se dan cuenta los ciudadanos que ésos que les dan una dádiva a cambio de su sufragio son los que los tienen en esa situación de pobreza.
Otro fenómeno que incide en esta situación es la falta de empleo, y esto obedece, en las grandes regiones del país, a la falta de seguridad, a la corrupción y al maridaje de las autoridades con los delincuentes. Se nos dice que se necesitan las grandes reformas, pero también, y lo dice el pueblo, se necesita el ataque real y frontal a la corrupción, a la extorsión, al burocratismo y que no se le estorbe al que trabaja; también se requieren leyes claras y sobre todo la simplificación de las obligaciones de lo que el ciudadano debe tributar y de una vez por todas dejar de ser el ejemplo de un país corrupto. Con esto la inversión nacional y extranjera sería muy fuerte y efectiva.
Pero cómo hacerlo si el primero que falla es el mismo gobierno con un subejercicio tremendo, por ejemplo en el área de comunicaciones y transportes durante el primer semestre tenemos un faltante de inversión contra presupuesto de -37.7 por ciento; en salud -39.2 por ciento; en agua potable y alcantarillado -25.8 por ciento (con los problemas de las lluvias y en otros lugares la sequía). Todo esto está causando estragos en la economía nacional.
En otra entrega hablaremos de la situación de las grandes empresas dedicadas al desarrollo de vivienda e inmobiliarias que se encuentran colapsadas, no podía ser más problemático el comienzo de una administración, y eso que no tuvieron el impacto del error de diciembre de 1994 ni la crisis mundial del 2008. Ojalá se den cuenta a tiempo de que van, y nos llevan, mal. ¿De veras creen que vamos bien… o se hacen?
