Qué revuelo causan por estas fechas las ya tradicionales fiestas de graduación para los mexicanos que pretenden ingresar a las filas del (des)empleo. Con fanfarrias son recibidos en los salones de fiestas, aunque uno que otro deba materias por ahí; la familia se conmueve porque la nena o el querubín lograron alcanzar una de las metas marcadas en su plan de vida. Los docentes dan gracias porque al fin, al fin se van a deshacer de los ahora graduados. Esta ciudad casi colapsa entre las citadas fiestas y la celebración de la virgen de la Asunción, es mejor que hoy lea esta columna lejos del centro o de lo contrario acabará desfilando hacia la casa de dios.
Y si cree que se va a desfalcar por la graduación, se equivoca, la política y el gobierno son sabios, nunca desamparán, siempre están velando por nosotros, su pueblo.
El “Gran fin” queda corto, con todo y los esfuerzos que se le reconocen (claro está) a Don Felipe por acordar con los dueños de los establecimientos comerciales más fuertes de México para ofrecer sus mercancías a bajísimos costos y a 80 meses sin intereses. Ahora con la nueva administración y siempre con tan atinadas decisiones, tenemos libre al hombre que puede pagar la deuda externa y catapultarnos derechito a la bonanza y al primer mundo, o por lo menos eso dijo en aquel 1985.
Seguramente ésa es la verdadera razón de bajar la sentencia de 199 años a 40 para después cerrar números en 24 añitos.
¿Qué pasó? No pues nada, estábamos tan pendientes de las graduaciones y la Romería que ni cuenta nos dimos de tan delicada noticia. Bueno, pero no fuimos los únicos a los que nos tomaron en curva, la DEA tampoco sabía nada, ¿acaso los gringos también celebran la Romería? O es porque están en plena temporada del beis o el inicio del americano.
Liberado de madrugada, sin pista alguna de su nuevo paradero, mexicano libre, sólo pedía un médico y ver a su familia. No le digo, ni porque el jefe de Don Enrique lo puntualizó de manera magistral “no se hagan bolas” si lo quieren encontrar localicen a su médico de cabecera o a su familia, seguramente o está recibiendo su receta médica o está en casa comiendo su sopa favorita.
Los analistas serios investigan, deducen, comentan en los medios electrónicos, cada uno con su verdad, lo cierto es que no necesitamos un espacio mediático para comprender la magnitud de los hechos y la manera en cómo nos “doran la píldora”, ¿cortina mediática, realidad virtual? Son tiempos de cambio, en un año la vorágine sociopolítica nacional ya causa estragos entre el respetable.
No creo que estemos dispuestos a creernos la vieja historia del “chupacabras” o la “influenza” en su versión 2013. Qué es lo que se va a ocultar esta vez, la iniciativa de reforma energética de Don Enrique y sus secuaces, bueno Marcelo ya brincó y dijo que “la iniciativa de reforma energética presentada anteayer por el presidente es una regresión a lo que se hizo a partir de 1938”.
Andrés Manuel acusó al mismo presidente que Marcelo señaló por falsear la historia, pues acusa a don Enrique de decir que en “la reforma energética se retomará la redacción original que en 1938 impuso Lázaro Cárdenas”.
El hijo del General dijo que esta iniciativa “está claramente orientada en contra de los intereses de México”.
Y así podría citar a todos los actores políticos de izquierda, a los supuestos líderes de opinión que desfilan por las pantallas de la televisión nacional, se llenaría la columna, pero ¿y usted? ¿cuál es su postura? Qué le parece si ahora es usted quien busca la información, la analiza y comparte con los lectores de este diario su sentir, su punto de vista. Que no le ganen los distractores que con toda la mejor intención del mundo nos ofrece el sistema, vamos dando la oportunidad al análisis y la reflexión colectiva que al fin eso no hace daño y sí causa adicción. Antes de que se vaya a la graduación de sus familiares o a la suya, antes de ir a la Romería o sentarse a disfrutar de un sábado chelero y futbolero escriba qué piensa de nuestro México y difúndalo de manera masiva, si no obtiene una respuesta por lo menos ya se desahogó… como un servidor.
Felicidades estudiantes graduados, no dejen de aprender porque el día que lo hagan, su vida profesional terminó.