- Militante enlista aquello que bajo su perspectiva destronó al partido
- Hubo malestar por la mala selección de candidatos
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) arrancó el año con las 11 alcaldías de Aguascalientes bajo su cargo. Hoy únicamente está presente en tres y, además, hay que apuntar que luego de desplazar al blanquiazul sólo pudo mantener la capital por espacio de un par de años.
A la pérdida de Aguascalientes hay que sumar la de Calvillo y Jesús María con Acción Nacional, con un margen aún mayor al capitalino: 26 contra 48 por ciento y 32 contra 47, respectivamente.
Las victorias no son para siempre, y lo saben todos los militantes. Sin embargo lo que preocupa a algunos es que las abundantes bajas dejadas por el proceso electoral de hace un mes aún no hayan provocado la intención de practicar un análisis interno.
El PRI tiene 14 curules, a partir del 15 de noviembre, con la LXII Legislatura ya en marcha, podrá presumir 12 de 27 posibles.
Y es precisamente en esta mayoría en lo que el tricolor ha basado su discurso después del 7 de julio. En sus comunicados de prensa la dirigencia estatal, a cargo de Guadalupe Ortega Valdivia, señala que “durante la LXII Legislatura del Congreso del Estado, el PRI y la Alianza para Seguir Progresando tienen la convicción de realizar lo que sea necesario en materia legislativa para mantener el progreso, crecimiento, desarrollo, paz social y seguridad que sostiene Aguascalientes desde hace dos años y medio y en este esfuerzo todos son bienvenidos.
“Esta mayoría legislativa que logró la Alianza para Seguir Progresando y que se ha reafirmado, garantiza la continuidad del proyecto del gobernador Carlos Lozano de la Torre. Son 14 diputados [dos del Partido Verde] y estamos seguros de que en el transcurso de estos días se irán sumando más diputados y más partidos a este bloque”.
Mario Vargas Aguiar, delegado del Comité Ejecutivo Nacional, ha aseverado que el partido ya meditó en lo ocurrido. En una reunión con los legisladores electos, celebrada el 30 de julio, expresó que “esta nueva etapa comenzó ya. Aquí hemos estado nosotros, realizando un análisis y balances y tenemos un amplio panorama. En esta nueva etapa, Aguascalientes, su partido, los van a necesitar vigentes y presentes, involucrados, metidos en el proceso sociopolítico que ya empezó”.
A nivel membresía las opiniones son distintas a la de la cúpula. Se cree que una mayoría legislativa apenas visible no refleja la fortaleza de un partido.
Ex consejero nacional y estatal, nuestro declarante, quien decidió guardar su nombre, nos refirió un análisis que sin estar plasmado en el papel ya circula por las paredes de la organización. Para él la derrota se originó en varias áreas:
1.-Los procesos internos del PRI están anquilosados, faltos de modernidad.
“Hoy se sigue facultando al Ejecutivo estatal para que defina las candidaturas en el partido, ya no es que se le tome opinión o no a la militancia, sino que no hay una verdadera comunicación a lo interno que facilite el construir escenarios… Esto se ha marginado, nunca se ha realizado, al menos en el caso particular de Aguascalientes nunca le ha interesado al partido”.
Se puede hablar de las aspiraciones de hombres y mujeres, anotó, pero el diagrama político nunca estará completo cuando en la valoración de perfiles hay cabida para la intuición y las filias personales.
2.-El tricolor no ha saldado las deudas generadas en su propia casa.
“Amén de la mala selección de los candidatos hay todavía una deuda, al paso de tres años, prácticamente desde que se ganó la gubernatura y los 11 municipios, la gente sigue pensando que no ha habido una corresponsabilidad, que tanto el Gobierno estatal como el Gobierno municipal no facilitaron la apertura de espacios laborales para la militancia del partido… Lo han manifestado, tristemente no de la manera en que deberían hacerlo”.
-¿Cómo han manifestado esa inconformidad y cómo deberían hacerlo?
-Lo manifiestan no asistiendo a los procesos electorales. ¿Cómo deberían hacerlo? A lo interno del partido, manifestarlo por conducto de las dirigencias, los dirigentes del partido deberían tener el pulso de todo este sentimiento y externarlo a los ejecutivos estatales o municipales.
Para el entrevistado el punto no está en saturar la nómina, sino en encontrar el modo de satisfacer una demanda por demás obvia.
La membresía “hace todo el trabajo para llegar al triunfo electoral y cuando viene la manera en que se construyen los gobiernos no se generan esos espacios laborales que en la mayoría de los casos es por lo que mucha gente participa, con la perspectiva de poderse sumar a un esfuerzo gubernamental, aunque sea en el espacio más modesto”.
3.-Las generaciones están estancadas.
“No hay un trabajo de renovación, lo cual no ha permitido generar, ya no liderazgos, pues los liderazgos son autonombrados en el PRI. No se han abierto a la posibilidad real de buscar canales de comunicación sobre todo con la sociedad civil. A todos nos queda claro que en los procesos electorales ninguna militancia de ningún partido puede jactarse de decidir quiénes ganan. Quienes definen la inmensa mayoría de las elecciones son los llamados electores switcher… No hay una estrategia definida en el PRI para buscar a esos electores”.
4.- Las aduanas de la organización no están en operaciones.
“En esta ocasión fue aberrante ver dentro de las candidaturas a gente absolutamente ajena al PRI, gente que nunca pudo determinar la veracidad de su militancia. En muchos casos ellos decían tener una, pero los verdaderos militantes jamás los vieron, en el paso de los años, en ningún espacio político”.
Observar cómo el trabajo partidista y el derecho de antigüedad no eran respetados “creó un malestar todavía mayor” cuando el tricolor se preparaba para el 7 de julio. Las personas molestas menos se prestaron a colaborar en las acciones de proselitismo y respaldo de perfiles.
Otro punto a considerar es que la usual alianza con el Verde Ecologista de México sólo tiene una función: dar el espaldarazo a la cúpula priísta cuando ésta quiere postular a un candidato desapegado a lo vertido en los estatutos. “Cuando se genera una alianza se inhabilita ese tipo de requisitos [los años de militancia activa]. Entonces se ve aparecer no solamente a gente ajena, sino en este proceso a gente que en la inmediatez trabajó en partidos de oposición”. Añadió que el priísmo no se sintió comprometido a apoyar perfiles con los cuales la identificación era nula.
“La militancia no los conoce ni ellos conocen a la militancia, esto se patentizó en este proceso, la gente no participó con ellos”.
Foto: Roberto Guerra.
