México es un país de inconformes incapaces de manifestarlo. Con el desarrollo de las redes sociales es más fácil y cómodo quejarse con mensajes que más parecen buscar “likes”, aunque esto tenga niveles nulos de trascendencia, que en verdad perseguir un fin de lucha social real.
México es un país que ha perdido de a poco su dignidad, los medios de comunicación desinteresados en difundir información y verdades, se han acomodado plácidamente hinchados en poder mientras reciben boletines gubernamentales que disfrazan de noticias, versiones oficiales que llaman crónicas y espacios pagados que titulan como reportajes.
Atrás ha quedado aquella época, pero sobre todo, esos medios informativos que se interesaban por obtener datos consultando las fuentes y contrastando versiones; por ello lo que consumimos hoy en día es una verdad maquillada, datos manipulados y noticias que apapachen a “papá gobierno” para seguir recibiendo el beneficio económico respectivo.
La dignidad ha sido manipulada, acusando a quienes luchan y protestan por conservarla como vándalos, revoltosos y pendencieros, mientras que a quienes se mantienen sosiegos ante el oficialismo y mansedumbre gubernamental, simplemente son etiquetados de personas ejemplares, modelos a seguir.
Con lo anterior no quiero decir que todos aquéllos que vean la televisión son peores personas, ni tampoco que quienes no la ven, sean mejores ciudadanos. Simplemente indico que aquéllos que toman como verdades irrefutables las cosas que se indican en los medios de comunicación oficialistas (no hace falta decirlos, todos saben a quiénes me refiero) se están quedando con verdades manoseadas.
Desde hace días los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han salido a las calles a manifestarse por lo que ellos consideran son sus derechos, mientras enumeran las constantes violaciones tanto legales y educativas a las que son sujetos según la Reforma Educativa, sin embargo la campaña de desprestigio ha sido notable e incesante.
Los maestros son señalados cual delincuentes, sus acciones simplemente se estigmatizan buscando situar a la opinión pública en contra del gremio magisterial. Recuerdan la corrupción en los días de “la Maestra” Elba Esther, sin mencionar acaso que la CNTE es una organización distinta al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por tanto no hay puntos de comparación, empero basados en la ignorancia colectiva señalan y buscan destruir la reputación.
Los verdaderos maestros son el último reducto de lucha social en este país. Han sido decenas de años los que han pasado esperando pacientemente, a veces saliendo a las calles, pero mucho tiempo aguardando en sus respectivos puestos de trabajo, que sean cumplidas las promesas de mejorar el nivel de educación y por consiguiente su nivel social de vida.
Los maestros han sido deteriorados en su imagen por la corrupción del SNTE y por las políticas públicas impulsadas por los últimos gobiernos. Hoy con la Reforma Educativa del Presidente Peña Nieto se pretende minimizar más sus ya de por sí deteriorados derechos.
Que evalúen a los maestros, está bien, que se trate de garantizar que las mejores personas lleguen a las aulas, estamos de acuerdo, pero no que se degrade y se señale a quienes luego de años de trabajo han ganado un lugar en las aulas a base de puro esfuerzo y profesionalismo. Que se eliminen los compadrazgos, los amiguismos y los recomendados, pero no que se les quite el derecho a seguir educando a quienes han demostrado ser buenos docentes.
La Ley General del Servicio Profesional Docente que busca impulsarse, tiene las normas que permiten la remoción de los maestros a tareas administrativas si reprueban los exámenes de evaluación. El PRI junto a sus aliados del PAN, del Verde y extrañamente de Nueva Alianza, aprobaron el dictamen de esa ley dándole francamente la espalda al sector magisterial. La evaluación a los maestros de la manera en que se pretende con la Reforma Educativa, no es más que un atropello contra la clase trabajadora magisterial. No se puede mejorar la educación dañando a los maestros.
Una reforma educativa jamás tendrá éxito mientras busque la privatización de la educación. Eso es lo que quiere el gobierno: beneficiar a los empresarios que verán a la educación como un modelo de negocio y no como uno de enseñanza. Donde quien paga manda sin importar el nivel educativo adquirido, siempre y cuando el alumno, ahora “cliente” siga consumiendo en favor de la escuela, ahora “empresa”.
Los maestros independientes, los disidentes, los revoltosos como ahora se les llama, pelean por los derechos de todos aquéllos que no se atreven a hacerlo y que tan sólo se quejan (si es que conocen las implicaciones de la ley) en sus charlas durante el receso escolar o en sus muros de Facebook. Los de la CNTE piden a través de acciones ser escuchados y respetados, algo que muchos de nosotros deberíamos hacer también, puesto que nuestros derechos como ciudadanos son violados a diario con el aumento y el gravamen de impuestos o con reformas inconvenientes que ponen en entredicho el futuro de todos; cuando muchos que no sabían lo que hacían prácticamente vendieron su voto en unos cuantos pesos y una despensa.
Que la desinformación no llegue a nosotros, que los medios oficialistas no predispongan nuestra opinión, que nos demos un tiempo antes de clasificar de mala manera a quienes buscan en realidad recuperar un poco de la dignidad que se ha perdido. Que no se siga manipulando la dignidad de nuestro México.