En una operación financiera multimillonaria llevada a cabo con la mayor de las discreciones, el Washington Post, uno de los diarios más influyentes y prestigiosos del vecino país del Norte, ha sido vendido al magnate Jeffrey P. Bezos, mejor conocido por su empresa Amazon.com que realiza ventas por internet a grande escala. La venta termina con la posesión y con la tradición de la familia Graham, quienes mantuvieron el rotativo durante generaciones. El precio de la operación será de alrededor de los 250 millones de dólares e incluirá todas las publicaciones filiales de The Washington Post Co, que es la empresa que posee al periódico. La compra será independiente de la empresa Amazon.com y será Jeffrey P. Bezos el único propietario. Estamos hablando de un Periódico que ha sido parte de la historia de los Estados Unidos en el mundo de las noticias, con casos como el escándalo de Watergate de Nixon hasta la denuncia de los programas de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que se publicó este pasado junio. La venta obedece, principalmente, a que los dueños y administradores del Washington Post fueron incapaces de lidiar con la turbulencia financiera que durante los últimos 10 años envolvió a la compañía. Estas complicaciones se derivaron, en parte, del hecho de que ha existido una época de cambios en la que la tecnología digital ha creado corporaciones masivas de nuevas compañías, que han desplazado a los lectores tradicionales hacia el Internet, acaparando no sólo a los lectores habituales, sino también a la mayoría de los anunciantes. Porque no cabe duda que una publicación digital es capaz de alcanzar a un mayor número de lectores con un costo de producción menor al de la presa tradicional. Este periódico es el ejemplo de este cambio en la tendencia de mercado, pues La Jornada Aguascalientes tiene una mayor presencia en el mundo digital de Internet de la que tiene en su versión impresa. Esta tendencia de acudir a Internet en lugar de al periódico impreso posee la ventaja para el lector, de que la consulta es inmediata: no tiene que esperar al siguiente día para ir a comprar el periódico impreso para enterarse de las noticias de su interés, sino que está a un clic de distancia desde la comodidad de su casa u oficina, o inclusive desde su laptop o su teléfono celular.
Así que Jeffrey P. Bezos es el comprador ideal para esta empresa, dada su experiencia en corporaciones de Internet. Con la ventaja de que al ser único propietario no tendrá que reportar a ninguna junta de sus acciones y del estado financiero de su compañía, lo que le dará más libertad a su administración. ¿Porqué un magnate como Bezoz decidió comprar una empresa que ha dejado pérdidas los últimos 10 años? La respuesta parece obvia: el poder. Porque todo diario es un medio de influencia y de poder, y en el caso del Washington Post, la medida de influencia y poder es bastante grande y considerable. Y si además de ello, puede hacer rentable nuevamente al Washington Post, será un negocio redondo para el magnate, quien es bien conocido por su paciencia para realizar empresas a largo tiempo. Así, si bien el Washington Post ya posee una versión digital de su producto, es de esperarse que dentro de los próximos seis meses, asistamos a una reformulación, sobre todo en el diseño de la página, que sea capaz de hacerla más atractiva para los lectores y los anunciantes. Porque es mal de los periódicos que sus páginas web no son del todo obras de arte y que la navegación no siempre es la más sencilla para el usuario. De hecho las semejanzas entre el New York Times y el Washington Post en cuanto a formatos y presentación digitales, son muy parecidas, como si uno hubiera intentado copiar al otro.
Renovarse o morir. Esta frase evolutiva está encarnando no sólo a los rotativos tradicionales, sino a muchas compañías que se han visto forzadas a modificar sus tradicionales aproximaciones a sus clientes, con objeto de seguir siendo competitivas en sus áreas. No cabe duda que, al menos por ahora, el futuro de muchos negocios apunta hacia las versiones digitales de Internet. Y digo por ahora, porque nadie sabe qué nos deparará el futuro a este respecto y cuál será el próximo medio masivo de comunicación. Lo cierto es que será difícil que mi hijo sea lector de la prensa escrita como le sucedió a mi generación, y es muy probable que sea parte del comercio mundial al adquirir música de un sitio en la India, o que compre una camisa en Singapur, unos zapatos en León, y si le va bien unos diamantes de Ámsterdam. Yo recuerdo que cuando yo era niño, había personas que se les llamaba “chiveros”, quienes traían productos americanos a México como su ocupación habitual. Ahora con la globalización y los tratados de libre comercio, los productos extranjeros que no se pueden conseguir en el país son muy pocos y regularmente son las personas con grande capacidad económica las que los consumen. Así como el negocio de los “Chiveros” llegó a término por el cambio de la situación de nuestro ambiente, así estamos asistiendo a la transformación de muchas formas de sustento y de ganarse la vida. Renovarse o Morir: la evolución social también nos rige.