Por Ignacio Ruelas Ávila / Sergio Islas Ávila
Continuaremos con nuestra discusión sobre cultura en el Estado. Esta vez desde una óptica propositiva.
En una clara retórica postmoderna, como Misión el ICA tiene que “vincular la cultura y las artes al proceso general de desarrollo de Aguascalientes a través de una mayor articulación de los servicios culturales ofrecidos por el ICA a la sociedad, tanto para estimular la creatividad social como para ampliar el disfrute de las prácticas artísticas, con el fin de contribuir a un crecimiento económico equilibrado a través del rescate, puesta en valor y difusión del arte y las culturas, a partir del reconocimiento a la tolerancia y el respeto a la diferencia”. El paso de los años no respalda este principio. Hay un rezago. Ergo, se discuten algunas propuestas:
-La ciudad de Aguascalientes ha crecido y el ICA se ha quedado rezagado en el sentido de acercar los servicios culturales a la sociedad. Es necesaria la creación de espacios en las periferias de la ciudad ya que la comunidad de estos sitios raramente tiene acceso a las manifestaciones artísticas, hay que llevarle la cultura a la gente ya que lo contrario rara vez sucede. Esto se hace extensivo a ciertas comunidades rurales que, por su estrategia geográfica y número de habitantes, lo necesitan. Con esta medida además de llevar la cultura a las zonas donde hay poco contacto con ella, se crean fuentes de empleo. Se trata de impulsar un desarrollo cultural inclusivo.
-Darle la importancia que se merece al docente creando mecanismos que lo motiven, hacer que se desempeñe en la disciplina que domina y que lo haga con gusto, amén de la obtención de un salario digno con prestaciones dignas. Dejemos detrás las administraciones y administradores caciques, hay que romper el círculo vicioso de “hacen que me pagan, hago que trabajo”. Obligar a través del temor administrativo sólo ha llevado al docente a una apatía laboral y creativa. El docente merece tener una vida plena y digna. Lo anterior hacerlo extensivo al personal técnico y de intendencia que son los empleados más desfavorecidos, y que desde hace dos sexenios han venido perdiendo parte de sus derechos laborales.
-Que las clases y talleres que ofrece el Instituto se renueven y ofrezcan una enseñanza de calidad, y que la gente que pase por ellos adquiera una cultura sólida y un aprendizaje que sustente su continuidad en el estudio de las disciplinas artístico-culturales, así como la mejora de su comprensión y disfrute en aquéllos que no deseen continuar estudios más avanzados.
-Vincular las responsabilidades del Instituto con la educación primaria del estado, creando proyectos que lleguen a todas las escuelas y que vean, realmente, por el beneficio y bienestar tanto del alumno como del docente.
-Darle más importancia al resto de las manifestaciones culturales de las que se hace cargo el Instituto. El ICA básicamente está centrado en el desarrollo y difusión de las artes, pero hay muchísimas más manifestaciones culturales de las cuales es imposible que un sólo organismo se haga cargo, no obstante a que el ICA ha demostrado algo de interés por algunas de estas manifestaciones como son las labores artesanales, algunos de los oficios y las llamadas culturas populares. El Centro de Artes y Oficios es la única dependencia donde se imparten talleres relacionados con las llamadas “artes menores”, es menester darle un impulso a este centro y acrecentar su oferta educativa, además de la creación de talleres con esta finalidad en diversos puntos de la ciudad y del estado. De igual manera se debe potenciar el área dedicada a las “culturas populares”, que poca gente conoce de su existencia, de forma tal que dé a conocer su labor de una manera eficaz.
-Que en los eventos importantes se le reconozca debidamente al artista local, se le invite y remunere de la manera que merece, sin limitaciones en el presupuesto por ser artistas locales. Hay que valorar el trabajo artístico comenzando por los de casa.
-Crear incentivos atractivos para los productores y creadores artísticos.
-Dar continuidad a proyectos que en administraciones anteriores han dado muestra de ser viables. El ejemplo claro son los extintos “Domingos Culturales” que le generaban poco gasto al Instituto y aproximaban a gran parte de la población, y de una manera constante, las diversas manifestaciones escénicas y musicales; además de acercar público a las diversas galerías de la ciudad.
-Crear mecanismos a través de los cuales se impida que el personal se eternice en los puestos, que le permita al personal de planta tener acceso a los puestos de mando. Se trata de regenerar los impulsos y las ideas culturales dentro del Instituto. Con esta medida se mejoraría sustancialmente la propuesta artístico-cultural, renovándose constantemente con ideas frescas.
-Crear planes de desarrollo a largo plazo, de tal manera que exista una continuidad en el crecimiento artístico-cultural del estado, y por lo tanto evitar el constante cambio de rumbo con el cambio de administración.
-Incrementar el presupuesto y optimizar la obtención de recursos federales, así como mejorar la correcta y justa distribución de tales.
Concluyendo, éstas son algunas ideas que se someten a debate con el único fin de velar por un Estado más inclusivo, donde el acceso a la cultura no tenga precio ni código postal. Partimos de que hace falta voluntad, pero bajo la convicción de que no es imposible.