En una charla vespertina de esparcimiento puro, donde tuve el honor de ser invitado, tres pensadores contemporáneos y que afortunadamente (para mí) por única ocasión me integraron en su círculo del alto intelecto y reflexión, coincidieron en señalar que a todos los que habitamos el otrora país ejemplo de Latinoamérica nos están dando atole con el dedo.
Qué fuerte aseveración pensé, pero me quedé en las mismas, es decir, comprendo la frase y tal vez la razón, pero los hechos eran los que no tenía precisos. Entonces fue cuando esos tres amigos entraron al quite y saltaron al ring del debate y la explicación. Primero el Doctor Rommel, experto en asuntos políticos y asiduo seguidor a las festividades de la Romería, (cabe destacar que dicha charla de esparcimiento se llevó a cabo en 15 de agosto de 2013) tan eminente intelectual fijó su postura en torno a la agenda nacional, hizo apuntes de sobrado interés, bebió de su vaso y concluyó magistralmente diciendo: “Nos dan atole con el dedo”. Mientras yo apuntaba en el dispositivo electrónico que tenía a la mano, cheque usted “dispositivo electrónico”, qué tiempos aquéllos cuando sacaba la pluma y una libreta o por lo menos tomaba una servilleta de la mesa, en fin; reflexionaba sobre las palabras del Doctor Rommel cuando el Doctor Padilla, experto en asuntos de mercadotecnia y venta en mostrador coincidía con el primer orador pero agregaba algunos otros vértices de los que yo no me había percatado y que son tan claros que tal vez por eso mismo no los vi. Era un doble atole con el dedo envuelto en celofán y basura visual que hacen muy atractivas las cosas a los ojos de nosotros los pobladores de la región. El último de ellos, el de menos edad pero no por eso el menos “abusado” el Doctor Rangel, Con todos los años en la docencia y ahora con el tiempo de estar en casa dedicado al estudio y cuidando su núcleo familiar, que dicho sea de paso, una parte de dicho núcleo estaba supervisando la charla desde una mesa cercana a la nuestra, por aquéllos de las dudas, claro está. Entonces, el Doctor Rangel concluyó con la coincidencia de las reflexiones de sus colegas pero además dejó ver que la culpa de recibir atole con el dedo es de todas y todos los mexicanos, que desde que tiene memoria (y ya son muchas vueltas al sol) hemos padecido ese mal.
Sorprendido por la capacidad individual de reflexión y análisis de cada uno de las eminencias que compartían la mesa con un servidor, no me quedó más que esperar la cena que había ordenado el Doctor Rangel, compartirla con ellos, guardar silencio y retirarme del lugar; ¿qué más podía hacer?
Ya lejos de tanto intelecto traté de reflexionar sobre la reforma al acceso a la información, pues con el dictamen que aprobó la Cámara de diputados con relación a la capacidad para impugnar las resoluciones del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) claro que representan un retroceso en la materia.
Las resoluciones se podrán impugnar bajo supuesto de seguridad nacional, estabilidad económica y protección de los derechos humanos, así de claro lo dejó la postura de la Cámara baja, sin embargo el IFAI argumentó que “no existe evidencia alguna de que al ordenar la entrega de información se haya puesto en riesgo alguno la seguridad nacional o la estabilidad económica del país”. Esto deja la puerta abierta para que las resoluciones de dicho Instituto sean impugnadas por el Banco de México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Procuraduría General de la República y la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal.
Seguramente el IFAI dejará de ser referencia a nivel mundial con relación al manejo de información.
Entiendo entonces lo del “atole con el dedo”, pero cuál será la verdadera intención y preocupación del Gobierno Federal que le hizo tomar tan “ruda” decisión.
No dudo en ningún momento de la labor del instituto en comento y será una pena que den luz verde a las impugnaciones, pero desde mi óptica, miope lo sé, si el trabajo del IFAI en sus inicios fue coronado con las ocho columnas de aquel caso denominado “toallasgate” del señor Fox y su esposa o los altos viáticos de los funcionarios de las dependencias de gobierno y con eso nos dieron “atole con el dedo” qué peligro pueden percibir si a final de cuentas la información que se genera no sale a la luz pública vía medios, obviamente si los dueños del país no lo permiten. Que dejen al IFAI como está, de todos modos existen otras instancias que coartan el derecho a la información.
Qué tanto sabemos del caso Aquila y el conflicto generado por la “policía comunitaria”, encapuchados como aquellas guerrillas de los 90, recuerda ¿qué pasó con el EZLN, el ERPI, el EPR y todos ellos? ahora son policías o grupo de autodefensa. La causa es la misma, la carencia de gobernabilidad por parte del Estado.
Cuánta información nos hicieron llegar ahora que Cárdenas se presenta en público y se escuchó como hace mucho el grito de “¡Cuauhtémoc, Cuauhtémoc!”
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