Terminó como comenzó el periodo extraordinario de sesiones de la Cámara de Diputados. Y hago esta observación pues la de senadores, por falta de acuerdo en cuanto a que no fueron “juntados” para el dictamen de deuda pública de estados y municipios, no vieron la necesidad de acompañarlos en este evento.
Ojalá en el próximo periodo ordinario estas divergencias se solucionen, pues tendrán ante la sociedad la responsabilidad de discutir y explicar que van, o no, a aprobar, de cara a los intereses de la nación y no de los partidos; pues deben recordar que las dietas son pagadas de los impuestos de los contribuyentes. Estas reformas Constitucionales a discutir no son menores, pues es la energética, la cual ya hemos comentado en entregas anteriores y la que realmente no pudieron superar, que era cumplir el ordenamiento del tribunal Electoral de la Federación, en cuanto a nombrar al consejero faltante del IFE, pues actualmente a causa de esto son ocho y los empates se suceden con frecuencia. Para el mes de octubre de este año terminan su cometido cuatro consejeros más y si con uno no se pusieron de acuerdo, que porque el PRI se adelantó y logró que los cinco finalistas para este puesto fueran los que ellos propusieron y los demás se “durmieron” y ahí están las consecuencias, imagínese usted ahora que serán cinco consejeros a elegir.
Lo anterior, estimado lector, fue lo que se esperaba, o sea que el Congreso de la Unión no entrara en conflicto con el ordenamiento de un Tribunal Superior, lo cual deja muy mal parada la imagen del Congreso. Ojalá esto no siente precedente, y sobre todo un mal ejemplo.
Durante estas discusiones, afloró otro conflicto que presagia que será el que motive una posible paralización de relaciones entre los grupos parlamentarios. Esto es que todos, menos el PRI y el PVEM, están condicionando la salida de las reformas pendientes -energética, hacendaria y financiera-, a que primero se debe de discutir la reforma política y electoral, la que de acuerdo a sus promotores dará más certidumbre a los votantes y evitará los excesos de los gobernadores y presidentes municipales que se dieron en las últimas elecciones realizadas en 14 estados.
Otro tema delicado es que tanto el PAN y el PRD han presentado su propia reforma energética, la cual difiere en algunos aspectos con la del ejecutivo, que se supone será presentada y se esperaba se consensuara, pero que los tiempos y las presiones han obligado a estos dos partidos no a presentar una propuesta sino dos cada uno. En fin, esto se va a tener que manejar con mucho cuidado y mucha sensibilidad política, y ahora por las presiones y declaraciones de muchos actores con respecto al tema, que se le informe puntualmente a la ciudadanía qué es cierto y qué no, pues las versiones a veces son tan dispares que desinforman.
Hoy más que nunca se justifica que se vuelva a analizar y discutir la iniciativa que proponía que las elecciones se empataran y que no provocaran estas parálisis legislativas o enfriamiento entre grupos políticos por los resultados de las mismas o por las impugnaciones, y ver la viabilidad de que exista a nivel nacional un solo órgano electoral que en todos los niveles y en todo el país sea el responsable y encargado de organizar, cuidar y procesar todos los procesos electorales; y sobre todo que sus miembros sean los más calificados y profesionales en ese ramo.
Asimismo hoy al aprobarse la Ley contra el lavado de dinero pareciera que hasta que fue aprobada comienza a preocupar a los ciudadanos y a las organizaciones de la sociedad civil, por sus consecuencias y porque todos seremos de aquí en adelante “vulnerables”, o sea “presuntos delincuentes”. Y que deberemos demostrar que no es cierto. La gran preocupación es que con la corrupción que priva en la mayoría de las autoridades encargadas de hacer respetar la ley debemos pensar qué pasará ahora que con esto, al tener a una sociedad “vulnerable”, o más bien vulnerada, podrán sin mucho riesgo hacer de las suyas.
Espero, estimado lector, que todo esto no lo haga pensar que todo está perdido. No. Lo que debemos hacer es, si algo está mal, hablar con nuestros representantes, nuestros legisladores, tanto los que representan los distritos o sea a la ciudadanía o a los estados. Que cuando algo no funcione lo sepan y busquen una solución en bien de la sociedad. Se debe pugnar para que las reformas legislativas se hagan en función directa del beneficio común. Con energía, con honestidad absoluta, con rectitud indeclinable, con la madurez que dicta la experiencia; pero al mismo tiempo con la decisión que exige nuestra actual realidad.