Taktika / Mensajes - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

El Capitolio, Washington, D.C. 27 de junio de 2013. Cuando el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, da a conocer los resultados de la votación -68 votos a favor y 32 en contra-, en la cual el Senado de la Unión Americana aprueba una reforma migratoria, un grupo de activistas pro-inmigración prorrumpe el famoso lema de campaña: Yes, we can!

Al mismo tiempo, el senador Marco Rubio –un ultra-conservador de la Florida, miembro del Tea Party e hijo de inmigrantes cubanos- cuyo respaldo fue determinante para aprobar la legislación, extasiado  declara: “Incluso con todos nuestros retos, somos la Ciudad resplandeciente sobre la Colina. Todavía somos la esperanza del Mundo”.

El artículo de hoy pretende explicar al amable lector los dos mensajes que la República Mexicana ha recibido –en menos de una semana- por parte de su socio y vecino más importante: los Estados Unidos de América.

El primer recado fue enviado por el poder legislativo norteamericano; en este caso el Senado en la forma de una reforma migratoria. Al principio hubo celebraciones entre los grupos que favorecen mejorar el contexto de 11 millones de inmigrantes ilegales –en particular de los 5.6 millones de mexicanos que se encuentran en esta situación-, pues los puntos favorables incluyen:

Camino a la ciudadanía para los inmigrantes que hayan llegado ilegalmente antes del 31 de diciembre de 2011; visa para emprendedores; un programa de visas para trabajadores no calificados y agrícolas; y todos los patrones tienen que utilizar el sistema E-Verify para corroborar el estatus legal de sus empleados.

Sin embargo, el entusiasmo se enfrió al conocerse los detalles duros de la reglamentación: 30 mil millones de dólares destinados para seguridad fronteriza, lo cual incluye reclutar 20 mil nuevos agentes de la temida Patrulla Fronteriza, erigir mil 100 kilómetros de cercas, y emplear aviones no tripulados y equipo electrónico para la vigilancia en los límites de la Unión Americana con México.

Por último, no es seguro que la reforma migratoria sea aprobada por la Cámara de Representantes, pues los republicanos tienen una mayoría de 234 diputados -de los cuales sólo 38 vienen de distritos electorales con una población hispana significativa- contra 201 asientos de los demócratas.

Tres días más tarde, documentos filtrados por el ex contratista y ex agente de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) Edward Snowden, al rotativo británico The Guardian, revelaron que en el año 2010 se efectuaron operaciones de espionaje contra las embajadas de Francia, Grecia e Italia en Washington. Además, las representaciones de Corea del Sur, India, Japón, México y Turquía fueron mencionadas en los escritos.


Aunado a este escándalo, el semanario germano Der Spiegel había revelado un día antes que la NSA intervino las oficinas de la Unión Europea en Washington y Bruselas.

La actitud del gobierno de la República Mexicana ante la reforma migratoria, primero, y las revelaciones de The Guardian, ha sido apocada y tímida. Apocada porque el titular de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, sólo atinó a decir: “Las bardas no solucionan el problema migratorio”. Reconociendo implícitamente el reducido margen de maniobra de la administración federal en el tema trashumante.

Tímida, en el caso de las revelaciones de The Guardian,  porque  -a diferencia de los gobiernos alemán y francés, quienes mandaron llamar a consultas a los embajadores estadounidenses acreditados ante ellos- el representante norteamericano ante el gobierno mexicano, Anthony Wayne, no ha sido requerido por la Cancillería para explicar el asunto en cuestión.

El escribano no hace un llamado a caer en la trampa fácil del anti americanismo. Es decir, envolverse en la bandera y gritar -hasta quedar afónico- Yankees go home! Por el contrario, la cuestión estriba en utilizar los medios diplomáticos a nuestro alcance para manifestar nuestro desconcierto a nuestros socios y vecinos estadounidenses por el presunto espionaje a nuestra sede diplomática.

Sea cual fuere el destino de la reforma migratoria y el desenlace del asunto Snowden, una cosa es segura: Los Estados Unidos siguen percibiendo –a 20 años de la entrada en vigor del TLCAN- a México como una fuente de mano de obra barata, ruta de sustancias prohibidas y comparsa en los asuntos internacionales.

Aide-Mémoire.-  Brasil = Samba, futbol y manifestaciones.


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