Sigue la mata dando (I) / Vale al Paraíso - LJA Aguascalientes
04/07/2024

A manera de introducción, Vale al Paraíso recordar el demoledor y profético señalamiento de la alcaldesa Lorena Martínez,  “al responsabilizar al presidente del PRI, Guadalupe Ortega Valdivia, de los resultados obtenidos en la elección federal del pasado 1 julio y también de los que se consigan en los comicios locales de 2013 para los cuales, dijo, ‘no veo un candidato fuerte nuestro en este momento’” y reconocer que “no hemos dejado crecer cuadros” (El Heraldo de Aguascalientes, 2/10/12).

 

***

Mientras que el PRI demolió al PAN y al PRD en Zacatecas, Quintana Roo, Sinaloa, Veracruz, Hidalgo, Durango, Chihuahua y Tamaulipas, en Aguascalientes tejió su segunda derrota al hilo, al perder en ocho de los 11 municipios: Jesús María, Calvillo, El Llano, Asientos, San José de Gracia, Asientos, Rincón de Romos y Aguascalientes, el diamante de la corona.

El evidente contraste se dio porque los primeros, a diferencia de Aguascalientes, atendieron puntualmente el evangelio enseñado por César Camacho Quiroz, cuando asumió la presidencia nacional del PRI en la LVI Sesión Ordinaria del Consejo Político Nacional de su partido: Porque la actitud determina la elección, el próximo 7 de julio iremos a 14 procesos electorales, sin excesos triunfalistas pero resueltos a trabajar para merecer la victoria.

Afecto a una especie de ‘federalismo partidario’, el PRI reconoce el valor de los políticos locales, de los liderazgos surgidos ahí donde nace nuestra diversidad y se consolida la unidad, su manera de hacer política, su modo de alcanzar acuerdos, su forma acreditada de ganar elecciones.

Respaldo y cercanía, buena selección de candidatos, inteligente estrategia de comunicación política y, sobre todo, un buen entendimiento con la gente, nos dará el triunfo y la oportunidad de servir a más mexicanos.

En entrevista concedida al diario Reforma (13/1/2013), Camacho Quiroz dijo que en las elecciones estatales impera más la lógica local y citó los factores que inciden en el triunfo: el arraigo de los candidatos, la gestión de las autoridades estatales y municipales, la manera en la que se resuelvan las contiendas de las corrientes locales por las candidaturas y el peso de los gobernadores.

En Aguascalientes, la nata del poder priísta ignoró la palabra del Señor… Camacho Quiroz, para sucumbir feamente: auscultaciones inciertas y procesos internos retrasados y accidentados, como los de Aguascalientes, Jesús María y El Llano en llamas, por ejemplo, donde la ficticia diversidad masacró a la imaginaria unidad; la excelente selección de algunos pésimos candidatos originó que éstos perdieron hasta el modo de andar; expresiones respetables, significativas, de gran calado, se quedaron fuera del reparto de las candidaturas, contrario a lo ocurrido en 2010, donde la suma y la inclusión, fueron las reinas de aquellas fiestas; el barco de la comunicación política volvió a naufragar en las aguas de la ignorancia, irresponsabilidad, soberbia e ineficiencia de los grumetes de prensa, Mario Luis Ramos Rocha y Carlos Penna Charolet, héroes de las mil batallas… perdidas, claro; los promovidos se quedaron guardados en los cuadernillos de registro de miles y miles de ciudadanos, porque jamás fueron movilizados por los ineptos operadores a perpetuidad, dueños de los camiones de la simulación; y la campaña negra no convenció, ni siquiera, al propietario del averno, el señor don Diablo.


En el colmo del cinismo los arquitectos de la derrota se lavan las manos, no asumen la viril responsabilidad, aconsejan el trabajo de “introspección”, exhortan a “no hacer leña del árbol caído” y esgrimen las endebles justificaciones de siempre, tan viejas como sus reiterados desaguisados: traición, brazos caídos, la manga del muerto y un largo etcétera.

El encendido reclamo de los priístas apunta, en primer término, a los diputados Miguel Ángel Juárez Frías y José de Jesús Ríos Alba, titulares de la coordinación general de la campaña de Paco Chávez, porque a ningún político, en su sano juicio (y vaya que hay muy pocos), le está permitido dilapidar los ocho puntos de ventaja que llevaba al inicio de la contienda y perder, además, por cinco puntos porcentuales, en escasos 45 días; alguna creíble explicación les deben a la localidad tricolor estos personajes y todos los integrantes del Comité Directivo Estatal.

Pero bueno, instantes después de votar, el gobernador Carlos Lozano de la Torre respondió a la pregunta formulada en exclusiva por el periodista de esta casa editorial, Javier Rodríguez Lozano, sobre un hipotético desenlace adverso para el PRI: “siempre tenemos un plan B… Vamos a gobernar y a gobernar bien con quien gane… Desearía que ganara mi partido, pero si no… Algunas veces se trabaja mejor con los otros, que con los nuestros”.

Y tres días después, la alcaldesa Lorena Martínez da un paso al frente para declarar: “respeto la decisión [electoral], pero me parece un poco impredecible y un tanto injusta”, pues habiendo dos gobiernos bien evaluados por mediciones oficiales, no fue suficiente.

Porque alguien tiene que escribirlo: Mario Vargas Aguiar, el delegado general del CEN del PRI, sin mediar el tema, invitó a comer al influyente periodista, que tres meses después sigue esperando tan distinguida ocasión.

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