Apenas hace unos días, leía sobre el asunto de los “ninis”, jóvenes, hombres y mujeres a quienes se les llama así porque: Ni estudian, Ni trabajan. Lo había dejado en el tintero por el asunto del proceso electoral, sin embargo considero que es un tema por demás importante y digno de analizar en cualquier momento.
Para empezar, Nini, me parece un acrónimo peyorativo para miles, más bien dicho, para millones de chicos que no tienen oportunidades de obtener un lugar en las escuelas del país o de conseguir un empleo en cualquier sector laboral. Los Ninis son señalados como un grave problema, estigmatizados, rechazados y culpados por el poco progreso de México, el cual, por cierto, es el país con el tercer mayor número de jóvenes en esta situación en todo el mundo, tan sólo por detrás del porcentaje presentado por Turquía e Israel.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), son casi 28 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años los considerados Ninis en México, es decir el 24.7 por ciento de la población, lo cual por sí mismo sí es un problema grave, sin embargo, ojo, el problema no es provocado por los chicos en sí, sino que, a mi entender, es culpa de las políticas públicas insuficientes o inexistentes para brindar oportunidades y herramientas a los muchos rechazados de las miles de escuelas públicas que en promedio aceptan apenas a uno de cada 10 aspirantes y mandan a los demás a las filas de la inactividad.
Falta aumentarle los millones de chicos que buscan empleos y no los consiguen por carecer de experiencia y conocimientos; mencionar también que quienes logran incrustarse en el ambiente laboral, como obreros o algo menos, simplemente les espera una vida de carencias y marginación, puesto que sus sueños y esperanzas se ven truncados por la nula respuesta de gobernantes que han demostrado ser incapaces de trabajar verdaderamente a favor de la sociedad.
Hoy México tiene una tasa de población que en su mayoría es gente joven, sin embargo para el año 2050, la mitad de los habitantes de la nación tendrá 60 años o más. Hoy se está desperdiciando una generación completa por la nula actividad en desarrollo de reformas educativas, laborales y económicas pertinentes. Hoy se está dejando pasar la oportunidad de construir el futuro de nuestro país puesto que llegaremos al momento en que habrá más de 70 millones de adultos y viejos abandonados, marginados e improductivos; ellos sí serán un verdadero lastre para el sistema social y económico del país.
Las últimas cifras oficiales indican que en México la tasa de desempleo es de alrededor de 5 millones de habitantes, mientras que el subempleo o empleo informal es de 10 millones, es decir, 15 millones de personas no tienen trabajo estable. Ahora bien, yo me pregunto:
¿Cuántos de estos millones de Ninis quizá opten por engrosar las filas del crimen organizado? ¿Cuántos más decidirán en días próximos suicidarse?
Claro habrá quienes aún en su intento de lograr una vida digna y con un poco de oportunidades, hagan un esfuerzo y se integren a la economía informal, sin embargo no podemos negar que muchos decidirán obtener sus ingresos por caminos más rápidos como lo es la delincuencia. La falta de oportunidades y el pésimo sistema político y social en el que nos desarrollamos son un perfecto caldo de cultivo para el crimen organizado. Ofrece dinero, mucho dinero con “tareas” relativamente sencillas. Una gran oportunidad para todos aquéllos a quienes se les ha negado.
Bien dicen que la desesperanza, la falta de opciones y la misma desesperación terminan por generar malas decisiones. Y ¿qué decir de quienes al final no encuentran una salida y simplemente optan por cortar su existencia? Se podría hacer un cruce estadístico y simplemente certificar que un gran porcentaje de las personas que se suicidaron bien cabrían en esta franja generacional de entre los 15 y 29 años y además muchos de ellos podrían ser catalogados como Ninis, condición que muy probablemente los orilló a tomar esa complicada decisión.
El grupo poblacional de los Ninis, está siendo marcado de mala manera y condenado a una caverna oscura y sin salida, como si ellos tuvieran la culpa de no estudiar y de no trabajar, como si esos millones de jóvenes no buscaran un lugar o una oportunidad para salir adelante. Se han preguntado, por ejemplo:
¿Cuántas escuelas se podrían crear si los recursos de los Estados y Municipios fueran bien invertidos?, ¿si los Gobernantes no se robaran el dinero?, ¿cuántas oportunidades se generarían si las empresas pagaran sus impuestos?, ¿si no hubiera tanta evasión fiscal?, ¿se han puesto a pensar en eso?
No hay duda, lo que se ha hecho y lo que se sigue haciendo simplemente es insuficiente, no se puede seguir simplemente “etiquetando” a las personas según su condición y después simplemente no hacer nada. Se debe reformar, pero no en el papel para dejarlo después como letra muerta, se debe reformar en la manera de hacer las cosas.
El Gobierno Federal y los Gobiernos locales deben entender que en sus manos está una generación que quiere, necesita salir adelante, jóvenes; hombres y mujeres que piden a gritos “piso parejo”, opciones y herramientas. Ellos son la fuerza de México y en ellos se debe pensar hoy para construir un gran futuro para todos.