Que nadie quede exento de sus culpas, que no haya funcionario público o gobernante que se atreva a decir que los resultados no reflejan su trabajo en tal o cual administración. Si México es un país pobre y con hambre es culpa de quienes han ostentado cargos en los diversos gobiernos federales, estatales y municipales.
Esto no es cuestión de colores, si eres verde, azul o rojo. Si fuiste funcionario de Zedillo, Fox o Calderón, si lo eres en la gestión de Peña, tuviste y hoy tienes en tus manos la responsabilidad del hambre y la pobreza en nuestra nación.
Año con año las cifras aumentan, cada conteo son más los pobres que le duelen a nuestro país y también por qué no decirlo, también los ricos son menos, pero más ricos: Multimillonarios. La cifra reciente que refleja el resultado de los estudios hechos entre el 2010 y el 2012 muestra que se incrementó en 1.4 por ciento el número de pobres en México.
¡Pf! ¿1.4 por ciento? Eso no es nada en un país de casi 120 millones de mexicanos, ¿o sí?
Usted saque sus conclusiones; en estos dos años medio millón de mexicanos cayeron en las penumbras de la pobreza, para dar un gran total de 53.3 millones según informes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Lo anterior quiere decir que las Políticas Públicas, que los muchos esfuerzos, que los programas económicos, que las despensas y los apoyos del tipo asistencial, han servido para dos cosas… Para nada y para que los funcionarios salgan en la foto.
Luego de que Coneval diera a conocer estos resultados, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, admitió que los programas sociales han servido para apenas paliar la pobreza, maquillarla pero no para combatirla de manera real, es más, en condiciones de pobreza que aumenta llevamos alrededor de 20 años.
Y es que la pobreza y el hambre son más un botín político, cuando se acerca el tiempo de manipular voluntades salen de las bodegas las despensas y las grandes promesas de combatir los males, pero cuando se obtiene el puesto o se garantiza el éxito del candidato y los suyos, no hay más voluntad de ayudar al prójimo.
Desde el inicio de las “cruzadas” contra todos los males, se empieza por reconocer que somos un país de pobres, una nación que se mira al espejo y se observa primermundista, pero que en su funcionamiento y su realidad es un país de tercer nivel con carencias básicas que nos impiden ser lo que creemos y lo que queremos.
Hoy se han comprometido los titulares tanto de Hacienda, Luis Videgaray, y de Desarrollo Social, Rosario Robles, a trabajar de la mano para cambiar la realidad de nuestro país, sin embargo ¿hasta dónde este compromiso es una realidad, un llamado a trabajar o simplemente quedará en una expresión de buena voluntad como a las muchas que ya nos han acostumbrado los políticos?
Será que por fin le cierren las arcas a los funcionarios de los diversos gobiernos para evitar la tentación de usar para su beneficio el hambre de los demás, porque no hay que ir más lejos, apenas el 7 julio durante el pasado proceso electoral, llovieron denuncias del uso de esos recursos para impulsar las candidaturas, principalmente de los aspirantes priístas.
¿Ustedes creen que la intención realmente sea la de ayudar a los mexicanos? Les dejo una tarea para la cual se puede decir que hay mucho tiempo o al menos el suficiente para hacer un trabajo serio en el manejo de esos recursos. Para empezar hay que atar de manos a los gobernantes y atacar sus acciones dolosas a favor de sus correligionarios y es que ya el próximo año, en 2014, que está ya a la vuelta de la esquina, habrá procesos electorales en seis estados: Baja California Sur, Coahuila, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y Michoacán, donde los ciudadanos elegirán presidentes municipales y diputados locales, ahí se tendrá que dar la primer muestra de voluntad.
¿Y qué decir del 2015?, cuando las elecciones federales intermedias busquen renovar el Congreso de la Unión, además de los comicios locales en Campeche, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos y Tabasco. Hay mucho en juego en los próximos dos años y ahí se puede decidir el destino de los millones de pobres que, o se disminuyen para el 2016 como último conteo de este sexenio o simplemente continúa la tendencia en aumento de “fregados” como lo ha venido siendo.
Si realmente se busca atacar el problema de la pobreza y no sólo darle “mejoralitos” al enfermo, habrá que generar reformas reales, con beneficios para todos, dejar de lado el paternalismo y las asistencias que te ayudan hoy te dejan peor mañana. Una despensa, una playera y un cilindro con el logotipo del Partido Político nunca han sido suficientes, son un insulto.
Las personas deben despertar de su letargo y aprender a exigir un mejor gobierno en todos los niveles. La corrupción y el uso electoral que actualmente impera es también culpa de la gente, porque permite que los gobiernos sigan haciendo y deshaciendo a su antojo, al final son las personas las que dan su voto por una migaja hoy a cambio del hambre de mañana.
Combatir el hambre y la pobreza es cuestión de voluntad, la pregunta es ¿quién tiene esa voluntad de cambiar, pero ya?