“Respeto la decisión, pero me parece un poco impredecible y un tanto injusto”, Lorena Martínez Rodríguez, Presidenta Municipal de Aguascalientes (LJA, 11/07/2013, Elecciones, p. 3). Lo de “injusto” hace referencia al voto emitido por la sociedad que, al final, es la que decide. Y, a renglón seguido, expone los motivos de su desazón: habiendo dos gobiernos bien evaluados, no es suficiente un gobierno de resultados, que haga mucha obra, transparente o que cumpla sus compromisos. En los hechos, el proceso electoral responde a una necesidad de más partido.
La decisión irreversible tomada en las urnas, hará que la entrega-recepción de la presidencia municipal sea en persona a Antonio Martín del Campo, en alternancia de nueva cuenta PRI-PAN, salpicado por un inédito esquema compartido con el PRD, y en vinculación con un gobierno estatal priísta.
En los prolegómenos de la contienda electoral, opiné que estuvieron en sucesión: “Dos administraciones trianuales con impacto y aportaciones diferenciadas, a lo mejor variopintas, pero que lograron reencauzar los derroteros de Aguascalientes hacia mejores indicadores de calidad de vida, una percepción ciudadana de seguridad más aceptable, y una distribución de los beneficios sociales aparejados a un desarrollo gradual más equitativo y sustentable” (LJA, 20/04/2013. Opinión). Y precisamente estos logros podrían estar en jaque, si se orquestara una sucesión municipal de borrón y cuenta nueva, para instaurar políticas de diferenciación con los antecesores, por el solo prurito de hacerlo, sin fundamento en la pavimentación sembrada por la “Nueva Política”.
Efectivamente, sobre todo en la presente Administración, se innovó profusamente desde el mismo lenguaje, la forma y el fondo de entender y ejercitar el gobierno municipal. Y en razón de ello, el asunto está en comprender y aceptar que no se trató de un cambio superficial, de maquillaje o de veleidades personales. Yo pienso que, gracias a haber partido de un diagnóstico crudo, objetivo e integral, se respondió con un gobierno de políticas públicas enderezadas precisamente a solventar tales carencias, necesidades o expectativas de la población; con base en la cuales se conformó un conjunto de medidas o sistema administrativo que atinó por llamarse “Nueva Política”, que dio visos de un robusto fondo político, alineado a su vez con la planeación estratégica del Plan Municipal de Desarrollo 2011-2013 en tres ejes rectores: a) La Ciudad con Gobernanza; b) la Ciudad Competitiva; y c) La Ciudad Equitativa.
Sin duda que puede ser discutible la forma de frasear o modelar estos ejes rectores, pero resulta imbatible la coherencia y eficiencia lograda en el construcción de un esquema que por definición es multilineal, multifactorial y plural por exigencia misma de la estructuración social del Municipio de Aguascalientes; anclado densamente en su territorio y condicionado en gran medida por su paisaje, equipamiento e infraestructura urbana vigentes.
Éste es, según mi opinión, el punto crítico que debe observarse con sumo cuidado, y tomarse en cuenta como punto de partida para emprender la nueva administración municipal. De manera que lo que enfáticamente quiero afirmar es que no es el tiempo de imponer veleidades personales o de partido político, mucho menos caprichos de grupos de interés o protagonizar innovaciones efímeras por el mero prurito de diferenciarse políticamente.
Aguascalientes merece continuar un trabajo y transformación a fondo, bajo una mirada integral y armoniosa en todas sus partes. Puesto que fragmentar acciones para deconstruir lo realizado, resultará simplemente en arrasar la tierra, cuando la cosecha está a punto; y ello cuesta al desarrollo de los aguascalentenses, no tan sólo en tiempo sino también en patrimonio social, en general; como igualmente afecta el propio patrimonio de las familias.
El presidente municipal que entra en relevo, no tengo ningún empacho o temor en decirlo, encontrará una hacienda pública saneada y bajo el control de fuentes de ingresos en crecimiento constante y más armonioso. Se refrendó el rampante gasto corriente y se incrementó la inversión neta. En convivencia ciudadana y seguridad pública se avanzó sustantivamente y existen bases para el tránsito ordenado y eficaz al mando único; además de que su programa pionero está inscrito en las prioridades y funcionamiento del sistema federal de seguridad pública actual.
La participación ciudadana creció no solamente en números, sino que se elevó a una inserción gubernamental menos retórica y más práctica. Es el caso del Consejo de la Ciudad, que el ex alcalde Martín Orozco Sandoval dejó antes de su salida, mandado con un simpático lance de taloncito a la portería, sin más posibilidad que un bello membrete sin anclaje en la toma de decisiones y su seguimiento institucional. Hoy, el Consejo de la Ciudad es un cuerpo deliberativo, que llama a informes y rendición de cuentas de las dependencias y hace propuestas de interés estratégico para la Administración. Funciona bajo normas del Código Municipal como gran sombrilla que cobija y da sentido a los múltiples, antes difusos, comités municipales de cada sector y materia organizacional, que funcionaban autonómicamente y sin coordinación alguna.
El municipio de Aguascalientes antes era simplemente subsidiario de la administración estatal en materia de Rendición de Cuentas y Transparencia, hoy cuenta con un Observatorio Ciudadano pionero en el país, organizado en “observatorios temáticos” y es incluyente de una gran parte de las organizaciones de la Sociedad Civil. Sirvió de sustento para crear un inédito sistema funcional de Constatación Ciudadana, hoy reconocido, acreditado y certificado como un programa integral de Mejora Continua de la Administración Municipal. Un proyecto que no sólo costó inversión financiera, sino cientos, quizá miles, de horas hombre-mujer para desarrollarlo, construirlo y aplicarlo en el corto plazo de año y medio. La burocracia municipal se vio reconstituida bajo las políticas de equidad e igualdad de género y se orientó decididamente a participar en la protección ambiental y desarrollo sustentable.
El desarrollo, parque, equipamiento e infraestructura urbana de la ciudad fue cualitativamente reordenada y está viviendo un proceso de reintegración de zonas perdidas o desconectadas y disfuncionales en el todo de la mancha urbana, gracias a la iniciativa de la Línea Verde que, además de ser un proyecto de fomento a las áreas verdes, de parques recreacionales y deportivos que alienten la convivencia ciudadana, también es un signo promisorio de la reingeniería hidráulica de la ciudad de Aguascalientes, que tanto adolece de este bien crítico del agua potable, su consumo, manejo y disposición final, por líneas de drenaje y de aguas tratadas. Se avanzó sustantivamente en la rectificación de vialidades, sobre todo en esa zona de influencia; y en el crítico reencarpetamiento de vialidades principales que deja un crecimiento potencial de gran calado, a ser aplicable en otras zonas críticas de la ciudad.
El asunto de la cultura, la educación y el rubro de la atención ciudadana tuvo un crecimiento exponencial tanto en políticas como en proyectos y programas, debido al fortalecimiento del IMAC, de la Secretaría de Integración Social y del sistema de las Delegaciones Municipales, tanto de orden urbano como del campo. La ubicua presencia de la alcaldesa hizo del municipio una casa de todas y todos. En breve, ése es el paisaje que va a contemplar el alcalde entrante. Quizá por todo eso, sienta ella, y con toda verdad, que el veredicto electoral es incuestionable, pero también injusto. [email protected]