Por Alvaro Maggiani
La Selección Mexicana finalizó la etapa de grupos de la Copa de Oro derrotando 3-1 a su similar nada similar de Martinica, un marcador en apariencia holgado, pero el partido, más que apaciguar las aguas las deja aún más turbias, el tricolor no convence, por momentos durante el partido se mostró muy agresivo pero la mayor parte del tiempo se jugó de manera pasiva, tanto así que los nacidos en la isla de Martinica, cuando se decidieron a atacar casi logran empatar. Con este resultado México amarra su boleto a las finales del certamen, cumpliendo el primer y simple objetivo, lo que no se puede dejar pasar es que el llamado gigante de Concacaf clasificó en segundo lugar del grupo por debajo de Panamá, un Panamá B.
Martinica es el mismo país al que nuestro representativo nacional goleó 9-0 en el Estadio Azteca cuando se jugaba la Copa Oro de 1993, esto deja en claro que las distancias futbolísticas cada vez son más cortas y que selecciones que hace 20 años eran totalmente barridas, en la actualidad futbolística ya pueden llegar a competir y hacer papeles decorosos. En donde sí existe una discrepancia enorme es en la infraestructura de las ligas y en el poder económico de las federaciones, el punto radica en que federaciones con un presupuesto mil veces inferior demuestran que pueden tener un gran crecimiento y la FMF, una de las más poderosas del mundo, no consigue dar el salto y posicionarse entre las mejores del mundo, es por eso que existen infinidad de dudas en el trabajo directivo de la Federación Mexicana de Futbol.
Los demás finalistas de la Copa de Oro se definirán este inicio de semana, en donde las selecciones de EUA, Costa Rica ya están prácticamente clasificados y los representativos de Haití, El Salvador y Trinidad y Tobago buscarán conseguir los últimos boletos para los cuartos de final. Y ése, lectores, es el lugar de México.