Esta misma semana el congreso del estado desechará o aprobará la iniciativa de “protección a la vida” que contraria al significado que guarda, nada tiene que ver con eliminar la pobreza y la violencia por ser las más recias amenazas a la vida. Esta ley no busca proteger a quienes ya nacimos, no busca acabar con los secuestros, levantones, ejecuciones y demás atrocidades que han hecho de México un camposanto, más de 100 mil asesinatos los últimos años ponen al país entre los más violentos, incluso entre aquéllos que enfrentan conflictos de guerra.
La ley de protección a la vida tampoco propone un alto fuerte y certero al feminicidio a la violencia que día a día encaran centenares de miles de mujeres en Aguascalientes, quienes son amenazadas de muerte por sus parejas, mucho menos busca que las niñas y las adolescentes dejen de vivir el abuso sexual en casa, con su familia.
Todo lo anterior expuesto a estos defensores de la vida, les ha valido sorbete, jamás les vemos movilizando a sus diócesis ni sus templos cuando hay una ejecución o un acto de esos horrorizantes que siembran la piel de todo Aguascalientes, en esos momentos los supuestos defensores guardan un cómodo silencio sobre el derecho a la vida.
Esta ley que proponen pretende obligar a todas las mujeres embarazadas a dar a luz, no importa si ese alumbramiento pone en riesgo su vida o si el embarazo fue causado por una de las muchas violaciones que cotidianamente vive una mujer, es decir, dicha ley busca entre vericuetos y artimañas por las buenas o por las malas forzar a las mujeres a permitir que cualquiera use su cuerpo y que ante ese acto mantengan la sumisión, vieja idea del más profundo patriarcado colonialista.
El esbirro mandado para hacer el trabajo sucio fue el sombrío diputado José Luis Alférez de la bancada priísta. Las presiones que desde el púlpito se han hecho al congreso para que la ley se apruebe deja ampliamente comprobado la falta absoluta de autonomía del poder legislativo pero además evidencia los deseos fervientes de la jerarquía católica por retornar al gobierno de un pueblo que años antes le arrancó el privilegio de mandar. Hoy ese sector religioso para muchas personas no representa absolutamente nada, salvo un viejo mal que arrastra el sistema colonizador.
La envoltura de escándalos que cubre a la iglesia católica como nunca ha alejado a quienes llegaron a creer en ella, hoy en día la mayoría de las personas que se asumen católicas dicen creer en dios pero no en la iglesia, un taxista me dijo “esos curitas, se la pasan re bien, yo prefiero ver a dios en mi casa porque a ellos hasta asco me da besarles la mano” es irreparable el daño debido a las tentaciones y los deseos secretos en los que se ha sumido la iglesia católica.
Pero ¿por qué quienes gobiernan hacen alianzas con la iglesia? Es mentira que tiene un poder popular, la respuesta no cuadra, la baja asistencia a los templos, la caída en la recolección del diezmo, la huida de futuros sacerdotes, la proliferación y fortalecimiento de nuevas creencias, de nuevas iglesias nos dicen que el poder no es tanto como el que pregonan, ¿entonces por qué hacer alianza con la iglesia?
La iglesia tiene que compartir poder con otros grupos encajados en la política, las tajadas de beneficios que se reparten nada tienen que ver con la fe o las creencias, tampoco con el número de adeptos, sino con los acuerdos del tamaño de la rebanada de pastel que devorarán.
Por ejemplo, si la iglesia tiene tanto poder por qué no hacer política de frente, de cara, ¿de verdad creemos que son respetuosos de la ley y por eso no cambian la sotana por una campaña? ¿Quién quiere al prelado de Aguascalientes como candidato? Nadie. La simulación es una cosa y los negocios otra. Nadie quiere la debacle, la palabra de la jerarquía católica se escucha porque es un grupo político, con dinero y puestos, como un partido y entre ellos se reconocen.
Usted haga una pequeña prueba, pregunte en su vecindad ¿cada cuándo esa persona va al templo, si cree en dios o en la iglesia, si está de acuerdo en que el pueblo siga manteniendo los templos y a sus sacerdotes, cuándo fue la última vez que se confesaron? El pregón de que la iglesia católica representa el 90 por ciento de la ciudadanía es puro fanfarrón, haga cuentas, las personas que se divorcian, las mujeres que abortan, quienes no se casan por la iglesia, quienes practican la homosexualidad, las feministas y en lo absurdo del fundamentalismo quienes se suicidan y quienes se masturban forman parte de la larga lista de excomuniones. Al final con quiénes se queda.
No sabemos si se apruebe o no la ley de protección a la vida, lo que sí sabemos es que esto no evitará que las mujeres sigan abortando y que sean las más pobres, las que viven en mayor desventaja las que sigan muriendo, porque el problema del aborto no se previene con una ley que lo sanciona, sino con educación sexual, con derechos reproductivos y con una sociedad que elimine la violencia hacia las mujeres, lo demás es sólo un panfleto de esa rancia idea de que las mujeres los vamos a seguir obedeciendo.
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