- “No estamos para cantos mesiánicos, que ningún jerarca de la Iglesia nos dé órdenes”
- La quema de brujas generó además, la primera factura priísta post electoral
El Congreso del Estado condenó la grosera injerencia del obispo José María de la Torre Martín en los asuntos legislativos y se resquebrajó el grupo priísta con el violento abandono del autor de la polémica iniciativa del derecho a la vida, José Luis Alférez.
La sesión de ayer en Palacio Legislativo no fue un día de campo, sino un ruidoso reanudar de las acciones políticas post electorales, que iniciaron cuando subió a la máxima tribuna Citlali Rodríguez, la legisladora que tomara “asueto por comicios”, y volviera como navaja de rasurar, para fustigar sin previa consulta con sus pares, los insultos del obispo José María de la Torre Martín.
“No soy vocera de nadie, los diputados tenemos las manos limpias y el corazón tranquilo”, postuló la legisladora priísta y se refirió a la reforma al Artículo 130 constitucional, “nunca en la historia este Congreso había recibido tantos ataques por una iniciativa… Ninguna iniciativa es suficientemente importante como para confrontar al pueblo… Debe ser ajena a los dogmas” y exigió que la Secretaría de Gobernación aplique la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
Enseguida abordó la tribuna Netzahualcóyotl Álvarez Cardona para denunciar que “el Legislativo ha sido vituperado”, en referencia a la iniciativa del derecho a la vida: “un actor público nos ha dicho que somos flojitos, que éramos unos gusanos y que él prefería comer lentejas y esperarse para la carne”.
Recordó que durante la Reforma, el 80 por ciento de los bienes era propiedad del clero, que tenía hasta un banco y era el único prestamista, por lo que postuló: “el Congreso no está para cantos mesiánicos, que ningún jerarca de la Iglesia venga aquí a darnos órdenes, que nos respete… ¿Cuántos juicios hay por pederastia? ¿Qué lugar tienen las mujeres en la Iglesia?”
Y denunció a Jorge Serrano Limón de haber tenido a su cargo una clínica de abortos en la Ciudad de México, utilizando recursos públicos… (Fue sentenciado a cuatro años de prisión y millonario resarcimiento, sin embargo, el 3 de junio de 2012 fue exonerado de todos los cargos).
Subió enseguida a la tribuna Mario Guevara Palomino, quien se declaró avergonzado “de la ignorancia de una persona que creí tenía capacidad de análisis y paciencia, para poder construir un esquema de paz y entendimiento. Qué lamentable que haya querido abusar de la voz que él dice la da Dios”.
Dijo que el dictamen de la iniciativa del derecho a la vida había sido elaborado por 27 conciencias diferentes, pero apegadas a la técnica legislativa y a la ley; “me siento indignado porque el esfuerzo sólo nos llevó al encono… El Legislativo se respeta, a nosotros no nos impuso el dedo divino. El obispo tiene que ser respetuoso de este poder”.
Adelantó que el próximo lunes estará esa iniciativa en la agenda y pidió a los legisladores votar con conciencia, “sin responder a caprichos de quien trastoca al Poder Legislativo”.
Alfredo Reyes Velázquez dijo “me salgo de este script… En los hechos, se deben de fundamentar nuestras razones y atender también al Estado de Derecho y escuchar a los demás, como diputados estamos obligados”.
Gilberto Carlos Ornelas dijo que “‘no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre’. En el debate intervinieron las ideas conservadoras y el cálculo político y salió de control, a niveles de estridencia”.
El Congreso del Estado debe dejar claro –puntualizó- “que nadie, desde ninguna posición, puede dirigirse al Legislativo con imprudencia”, y demandó que se emita un posicionamiento oficial al respecto, a lo que Guevara Palomino no supo qué hacer.
La cereza del pastel la puso el autor de la iniciativa, José Luis Alférez Hernández, quien reprochó a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales que preside Gregorio Zamarripa Delgado, por haber cambiado las últimas seis hojas del dictamen, por lo que abandonó el recinto.
Foto: Ultrasonido vivo fuera del Congreso del Estado | Roberto Guerra