La libertad en su sentido más amplio es el ideal que debe proponerse el pueblo mexicano como fin de su evolución social.
Samuel Ramos
Si de suyo los procesos electorales en México se han vuelto toda una odisea para las y los ciudadanos que tienen que seguir soportando campañas en las cuales las y los más de los candidatos y sus partidos no les dicen nada, por encontrarse totalmente desactualizados en la manera en cómo construir la comunicación con los electores; en esta elección que el día de ayer tuvo su jornada electoral en 14 entidades de la república, existió un ingrediente que poco ayudó a que se generara un esquema más claro para todos quienes de alguna manera estuvimos inmersos en ésta, desde los propios partidos políticos y sus candidatos, pasando por las autoridades electorales y finalmente los millones de electores que durante todo el tiempo de este proceso electoral, escuchamos en innumerables ocasiones que algunas de las posiciones de elección popular por las cuales se contendió, “ya estaban negociadas en el marco del Pacto por México”.
Este argumento que se esgrimió de forma por demás reiterada sólo ensombreció más el de por sí poco creíble sistema electoral mexicano, que vio resurgir el término que pusiera de moda Carlos Salinas de Gortari, las llamadas: concertacesiones. Para muchos de los analistas de medios de comunicación nacionales la declaración que hizo Gustavo Madero, presidente nacional del PAN, el día 17 de junio próximo pasado, en el sentido de que el PAN y en algunos casos su aliado en varias entidades, el PRD, mantendrían las capitales de Puebla y Oaxaca, además de ganar Aguascalientes y Saltillo; Orizaba, Jalapa y Boca del Río en Veracruz, se antojaba que el chihuahuense se mostraba muy seguro, porque esto era parte de lo que el PAN ha pedido a cambio de continuar en el Pacto por México, y de esa forma seguir aprobando las reformas de Peña Nieto.
De igual forma se comenzó a deslizar el argumento de que el ejecutivo federal tendría que decidir entre dos opciones, una la de convencer a los gobernadores priístas donde hubo proceso electoral de que no intervinieran en el mismo (como si los gobernadores panistas o perredistas, tuvieran otro comportamiento) o asumir el costo de que las oposiciones mantengan condicionada su permanencia en la mesa del Pacto por México, cuando están por presentarse dos de las principales reformas en las cuales el gobierno federal tiene puesto su mayor interés: la reforma hacendaria que será presentada en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, y para la cual se espera tener un amplio respaldo entre los legisladores; y la reforma energética, que se tiene claro causará una gran controversia, dado los posicionamientos que ya han tenido al respecto Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, quien incluso ya invitó a Peña Nieto a debatir sobre este tema.
Es este escenario el que ha propiciado que mucha gente hable de lo necesario que parece ser para Peña Nieto tener como aliados a Gustavo Madero y a Jesús Zambrano, y en el caso especial del primero, porque de no permanecer al frente de la dirigencia nacional del PAN, y ser vencido a lo interno de su partido por los calderonistas, éstos seguramente encarecerían los acuerdos en el marco del Pacto por México.
Es en este sentido que el prestigiado analista Sabino Bastidas en su reciente colaboración para la revista Expansión, a la que intituló “El dilema del Presidente”, habla sobre la disyuntiva de Peña Nieto de mantener su “prestigio reformador o conciliador de su gobierno”. Hay quienes incluso han hecho números de lo que significaría la reforma hacendaria, y han reiterado que son muchos millones de pesos lo que la misma traería a las arcas nacionales, y por lo mismo, fortalecen sus opiniones respecto a las concertacesiones.
Sin lugar a dudas que poco ayuda el que se esgrima este tipo de argumentos, porque el mensaje a la ciudadanía sería muy claro, esto es, que poco importa su participación en las jornadas electorales, cuando este tema tan importante para consolidar y avanzar en la vida democrática del pueblo, estaría sujeto a los intereses de las cúpulas partidistas y de la viabilidad o no del proyecto del gobierno federal.
Por ello debemos seguir insistiendo en el avance de la democracia mexicana, y marginar esa última imagen que esgrimen quienes hablan de los “acuerdos en lo oscurito”, y que señalan que hay dos opciones para el jefe del ejecutivo federal, amanecer el día de hoy, con los líderes nacionales del PAN y PRD, reconociendo la vocación democrática del mismo, que maniató a los gobernadores del PRI y que sería tanto como decir éstos (panistas y perredistas) ganaron los cargos de elección popular que habían señalado, o los mismos dirigentes nacionales, declarando que a pesar de que el Presidente de la República se comprometió a que en la jornada electoral los gobernadores priístas no intervendrían, éstos no honraron la palabra del Presidente, y por lo mismo los partidos opositores reconsiderarán su permanencia o no en el Pacto por México.
Lo único lamentable es que se habla de la posibilidad de las concertacesiones, o de la viabilidad del Pacto por México, pero nadie habla del respeto a la voluntad popular, y en eso estriba que la democracia comience a consolidarse en nuestro país o sigamos empantanados en resolver lo que de origen es lo importante, el respeto irrestricto a la voluntad del pueblo.