Ignacio Ruelas Ávila / Sergio Islas Ávila (1)
Un tema que se ha discutido en este espacio es la profunda necesidad de fortalecer el espacio público, de manera íntegra. La educación, la salud, la vivienda y la alimentación son necesidades básicas que cohesionan a la sociedad y que por ende siempre serán tema de agenda, en cualquier país y en cualquier estado. No obstante, las interacciones sociales gradualmente van exigiendo nuevos códigos en los que la satisfacción de estas necesidades básicas ya no es suficiente. Surgen nuevas urgencias propias del “vivir en colectivo” en donde se gestan satisfacciones y frustraciones que también son responsabilidad del estado, y que por lo tanto debe de hacerse cargo. Sin duda la cultura representa un eje estratégico en este tema. La cultura abraza esas ideas y sentimientos que un programa de generación de empleo, un sistema de protección social o una política educativa no pueden hacerse cargo. En virtud de esto, discutiremos sobre cultura. Sobre cultura en Aguascalientes.
El Estado de Aguascalientes vive actualmente una envidiable situación en cuanto a proyección en enseñanza y difusión cultural; cuenta con infraestructura, recursos humanos, presupuesto y mucha materia prima, es decir, gente de la qué echar mano para la construcción de un Estado bello, con principios, conocimientos, conciencia ciudadana.
Por un efecto natural, el Estado ha crecido y cada vez se hace más difícil la impartición de la cultura. Son más personas. Efectivamente, lo anterior suena más a un pretexto para deslindar al gobierno de esta responsabilidad mal llevada. Pero para no ser injustos con la historia, antes de continuar deslindemos a la época dorada de la cultura aguascalentense, que fue cuando don Víctor Sandoval regía la misma, hacía milagros y sacaba adelante al Instituto Cultural entonces llamado Instituto Aguascalentense de Bellas Artes (IABA).
El argot político reza que “en la forma está el fondo” y si atendemos rigurosamente a éste, podemos llegar a la explicación de lo que sucede actualmente. A saber, la forma se ha reducido a lo que se ve, lo que se palpa, lo que luce, lo mediático; en otras palabras, apoyo y difusión casi exclusiva a los eventos “importantes”: Feria de San Marcos, Feria de las Calaveras, Feria del Libro, algunos premios que se han venido consolidando a través del tiempo y una serie de eventos aislados sin gran trascendencia. Entonces atendiendo a lo que se ve, a la forma, se infiere que en el fondo no importa la verdadera impartición de la cultura, ya que políticamente eso no luce (eso se cree).
Qué hay acerca del verdadero fondo, de la parte deslucida de la situación. Ciertamente que se llegan a gastar millones de pesos en traer espectáculos gratuitos con grupos de renombre aunque, en no pocas ocasiones, de dudosa solvencia artística. Qué sucede con los grupos locales: para ellos hay un presupuesto muy limitado que en muy contadas ocasiones sobrepasa los 10 mil pesos por evento, sin contar que el o los artistas locales tienen que estar mendigando la posibilidad de participar en los eventos, y con eso se cierra el compromiso. Esto no puede seguir así. No se dice que no se traiga lo otro, simplemente se trata de que se valorice en su justa medida el trabajo de los locales. Esto sin mencionar la falta de apoyo a la comunidad de artistas plásticos que rara vez se ven agraciados con la oportunidad de exhibir sus obras en alguna de las diversas galerías con las que cuenta el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA).
Otro tema que también es fundamental en la cultura: los docentes. Sin ellos no hay creadores, ni ejecutantes, ni escritores, ni públicos sensibles y conocedores, siendo ellos mismos profesionales en su ramo, gente que a su vez crea, ejecuta, escribe y que a su vez está sobre el escenario u otorgando su aplauso al colega en turno. También aquí debemos discutir. ¿Existirá una apatía instalada y convertida en mediocridad entre autoridades y docentes? Apatía en todos los sentidos: creadora, educativa, de superación personal, de servicio. Cada año los docentes están con la duda de si se les aumentará el sueldo (hace años que no se recibe lo que marca la ley, además de que en años ni siquiera han recibido el anhelado aumento) y en consecuencia cada vez les rinde menos su salario (un maestro promedio gana alrededor de 60 pesos la hora clase). Esto obliga revisar la permanencia de los docentes dentro del ICA.
Inquietudes intelectuales y artísticas sobran. Es menester pensar en una reingeniería institucional que fortalezca el espacio cultural del Estado. Diseñar y emprender proyectos culturales sin etiquetas, en donde todos los aguascalentenses formen parte. La cultura es ese pilar que nos permitirá consolidarnos como una sociedad desarrollada, incluyente, diversa. Ciudadanía y autoridades debiesen congeniar en potenciar y sensibilizar todos los factores determinantes de la cultura. Así es, estamos hablando de impulsar un desarrollo social y progresivo puro…
(1). Músico. Licenciado en Música por la Universidad de Guadalajara