Servicio público, Vacatio Legis / Opciones y decisiones - LJA Aguascalientes
22/11/2024

La elección de los temas, tópicos o lugares, como dice la Retórica clásica, por un candidato es un factor clave para ganarse un sitio en la preferencia de los electores y bien puede ser determinante de la elección constitucional en puerta. El actual despliegue de las campañas políticas en Aguascalientes discurre por no más de un puñado de cinco temas recurrentes o concurrentes acerca del qué harían los candidatos una vez en el gobierno municipal, y cómo le harían para administrar su real y normal funcionamiento.

La reciente comparecencia de los cinco candidatos contendientes ante las cúpulas del sector empresarial estatal resulta elocuente de este esquema pentafásico con que ven y administrarían su eventual gestión. “Gobierno de puertas abiertas” –de Jesús Medina Olivares-; “servicios municipales de calidad” –de Arturo Fernández Estrada-; “un gobierno con sentido social” –de Martín del Campo-; administrar el desafío “del empleo y la seguridad”, versus instalación de empresas extranjeras (¿…? Sic) –de José Luis Novales-; “hay que tener claro la función de la Presidencia Municipal… Al gobernador le toca hacer política y al alcalde, administrar” –de Francisco Chávez Rangel-. Este elenco de proposiciones resume los tópicos centrales sobre los que versa la oferta electoral que habremos de dirimir en la jornada electoral del próximo mes de julio.

Elijo, por ahora, no opinar sobre estos lugares que a fuerza de repetirse se hicieron “lugares comunes”, como bien concluye la nota periodística de Javier Rodríguez Lozano sobre dicha comparecencia (LJA, miércoles 05/06/2013, Sección Elecciones, p. 5). Decido comentar sobre un tema casi ausente, a excepción del pronunciamiento del candidato Paco Chávez acerca de “integrar su administración con perfiles que no obedezcan a imposiciones políticas, sino a experiencia y capacidad, cercano a la gente, no discriminatorio, un gobierno digital en todos sus trámites y con rendición de cuentas”.

Este lugar nada común al resto de propuestas de campaña es sintomático de que constituye un tema espinoso e incómodo para cualquier gobernante en turno, pero que resulta en los hechos un verdadero clavo ardiente para la burocracia que hace de este servicio público su modo de vida y fuente de sustento para sí y su familia. Nunca había visto yo, como ahora, la situación tan deplorable en que los burócratas se juegan su vida y destino de carrera, al quedar a merced de los vientos que otean al término de la elección constitucional, por la simple razón de no tener garantía alguna sobre los derechos elementales de su ejercicio profesional.

Estamos inmersos en un sistema de dádivas, prebendas, regalías, mercedes –a la más pura usanza virreinal-, o de peones acasillados de hacienda, en esto del servicio público y de manera transversal a los tres órdenes de gobierno; con algunas contadas excepciones como el servicio diplomático, el Judicial, el policial y el de las armas. La plantilla de un gobierno local es prerrogativa de la Presidencia Municipal –con alguna pequeña injerencia del Cabildo, que aprueba o descarta los cambios administrativos-. Historias de carrera, competencias, perfiles, experiencia y capacidad probada no aplican a la hora buena de los nombramientos o esquemas escalafonarios, cuantimás los empleados de confianza. Priva exactamente el mismo rito y boato episcopal para designar curas y capellanes. ¿Su fundamento? La voz determinante y llena de gracia que otorga ser presidente o presidenta. Se hace verdad aquello de “el que manda, manda”, los demás a callar y a obedecer.

Lo triste de esta sintomatología es que es verdad actual, patente, incontrovertible. Y obedece a que la transición política, transitó por los pasillos de palacio hace al menos 15 años. Saltó de la dictadura perfecta al modo de gobierno que las Ciencias Sociales apellidan correctamente: “the spoils system” (un sistema de reparto de los despojos), es decir acabada la guerra cruenta, viene el reparto de los bienes despojados, al mejor estilo de la piratería.

Nadie quiere verlo, mucho menos quienes ya se frotan las manos avizorando una victoria tan electoral como democrática –en la forma-; pero, tan cínica y excluyente en los hechos. La causa, en donde no hay Ley que prive, es campo virginal para la apropiación y la pillería. Perdón, el caso es que en Aguascalientes, para maravilla de las y los ciudadanos, sí hay una Ley del Servicio Público de Carrera. Gracias a la visión futurista y liberal del Lic. Otto Granados Roldán, alentó una serie de estudios y proyectos para elaborar una tal norma positiva en esta precisa materia, que sí concluyó y dejó en cartera dentro del Congreso del Estado. Haciendo además autosuficiente al ISSSSPEA.

Iniciativa que le tocó promulgar –después de expurgarla y reeditarla- al Sr. Felipe González González. Quien, además, echó a andar la maquinaria de capacitación, evaluación y certificación de los mandos intermedios de gobierno, destinando una significativa inversión del Erario Público, para declararlos calificados y dignos de ocupar un puesto según el rango de su alcance y competencia; y al atardecer del día último de su gestión, así se hizo. Sin embargo, al llegar el “gobierno de los afines”, después de un hercúleo ejercicio de registro y captura digital de una gran red de aspirantes, espontáneos, improvisados y “llenos de gracia” ante el señor gobernador en turno, Luis Armando Reynoso Femat, aquella Ley promulgada, publicada en el Periódico Oficial del Estado Libre y Soberano de Aguascalientes, vigente y, por tanto, obligatoria, se hizo humo, polvo y quedó muerta y sepultada en algún cajón críptico del último escritorio o buró de la malhadada burocracia.

Vivimos, hoy, una festiva, conveniente, ansiada y no proclamada “Vacatio Legis”, es decir una Ley inaplicada, no por ser inexistente; pues está vivita y coleando en nuestro solemne elenco de la Legislación Estatal y ocupa un sitial de honor en la biblioteca legislativa, para admiración de propios y extraños. Pero, la razón cínica y oportunista la hará permanecer inmaculada, intocada, inapropiada e inaplicada; pues no se atreverá a proclamar y publicar su revocación simple y llana, para declararla como instrumento legal inútil, anticlimático, anti-histórico, opuesto férreamente contra el interés, ése sí vivo y actuante de las minorías partidistas cupulares que pueden dictar –gracias a esta vacancia de la Ley- mercedes a discreción, como lo hace un tahúr de casino: “como veo, doy”.


En verdad, desolador panorama es el de la burocracia local –y nacional por extensión y herencia-, porque no ha sabido o atinado unificar a sus miembros en torno al interés específico de su función pública propia. Es cierto que nada se da por gracia, menos en los negocios y en la política. Amerita el grito: ¡Indignaos! Burócratas locales. No sigáis como esa burocracia flotante, incohesionada, descorporatizada y subsumida en el desamparo legal, pues eres la presa dócil, frágil, humilde y silente como un cordero llevado al matadero. Bueno, al menos el candidato Paco Chávez ha tenido el arrojo, la convicción y la valentía política de poner el tema por delante. Y no es casual, él ya transitó por lo que de manera excepcional, en nuestro medio, es servidor público certificado a nivel federal. Del interés solidario hay que escuchar: sí, una voz clama en el desierto. [email protected]


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