Superman está de vuelta y eso nunca podrá ser malo, finalmente es uno de los “padres” del género de superhéroes y, quizás por ello, uno de los más queridos y seleccionados para ser revivido en cómics, películas, programas de televisión, videojuegos, figuras de acción y cientos de otros productos de mercadotecnia.
Ahora que los Vengadores están de vuelta y Batman hizo su triunfal reaparición, el “hombre de la capa roja” no podía quedarse atrás, y lo que es más importante, el público clamaba por su presencia después del último —y fallido— intento por resurgir en 2006.
La mayor causa de expectativa para los fanáticos de Superman tenía que ver con que Christopher Nolan —la mente maestra tras el éxito de la trilogía del Caballero de la Noche— era el productor designado, aunque para ser honestos, la excitación descendió un poco al conocerse la identidad del director, Zack Snyder, cuyas últimas cintas habían dejado mucho que desear.
¿Qué cuál fue el resultado de mezclar un queridísimo personaje de cómic, un Nolan, fantástico director en el papel de guionista y productor y un director, Snyder, que usualmente de una de cal y una de arena? Nada mal diría yo, pues aunque la película en general tiene sus gigantescos “peros”, afortunadamente los aspectos malos o regulares no empañaron al resultado final, el cual provocó muchos aplausos, al final de la proyección, en muchas salas de nuestro país.
Muchos de los fans de Nolan están un poco desilusionados porque esperaban a un Superman tan oscuro como el Batman de su trilogía, pero a mí me parece que, aunque la mano del afamado director/guionista se nota en El Hombre de Acero, era imposible convertir a Kal El en una criatura tan torturada como Bruce Wayne, pues mientras este último canaliza a un superhéroe que lucha por reprimir su lado oscuro, cuya principal motivación (al menos al principio) es la venganza y que es ante todo humano; Superman es una criatura de la luz (no en balde es el sol el que le da fuerza), es intrínsecamente bueno y nunca olvida su actitud de inmigrante en tierra extraña, con la cual está agradecido y a cuyos habitantes busca proteger pues son más débiles que él.
Además, mientras Batman es un personaje elegante y la fuente de su “poder” son los increíbles “juguetes” con los que cuenta, Superman es más del pueblo —granjero finalmente— y su fortaleza nace de una circunstancia ajena a él, está siempre dominada por su sentido moral del bien y el mal.
La historia empieza con unas fantásticas escenas en Kriptón, -siempre quise ver un poco más de la vida en ese planeta-, y en esta cinta Snyder nos da gusto presentándonos mucho más de las consabidas escenas en una sala o un laboratorio. Jor El y Lara están teniendo un hijo por el método “natural”, lo que está prohibido dentro de su sociedad. Jor El es un hombre de ciencia quien ha visto que su mundo está por morir y está decidido a salvar lo que queda de él a través de su hijo a quién manda a la Tierra con la esperanza de que pueda revivir ahí su raza compartiendo ese “planeta azul” con los individuos que habitan en él.
Por otro lado está el General Zod, quien, a su manera, quiere alcanzar la supervivencia de su gente, aunque sus métodos son mucho más extremos y radicales que los del científico.
Aunque vemos la llegada de Kal El —Superman— a la Tierra, la siguiente vez que lo encontramos es 30 años después en un barco pesquero, apenas se adivina al futuro superhéroe en ese desarrapado, barbudo y silencioso pescador, pero pronto lo vemos en acción salvando a los trabajadores de una plataforma petrolera.
Nuestro héroe está en una búsqueda de su identidad, y mientras viaja de un lugar a otro, es su héroe interior el que le impide quedarse en un solo sitio. Finalmente, sepultado bajo toneladas de hielo en el Polo Norte, encuentra lo que estaba buscando, la respuesta a las preguntas ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? y ¿por qué soy diferente? De la mano de su padre conoce su pasado y su destino y, por primera vez, se viste del héroe que va a ser.
Esta manera de contar la historia de Clark me gustó mucho, pues es a manera de flash back que conocemos de su infancia y sus esfuerzos por controlar —y entender— los poderes que obtuvo, sin querer, al cruzar la atmósfera terrestre. A mí siempre me pareció que ese desajuste y lucha por asumirse diferente estaba penosamente ausente de todas las películas y series del hombre de acero.
Como era de esperarse, cuando Clark apenas se está ajustando en la piel de Superman, aparecen el General Zod y sus guerreros dispuestos a acabar con los terrícolas para crear un nuevo Kriptón. Aquí es cuando todo se va “al traste”, tanto en la historia como para la cinta, pues hasta aquí todo fluía perfectamente —como a la hora y media de proyección—, pero llegó el momento de las luchas y Snyder se engolosinó con los efectos especiales y nos “recetó” eternas escenas de acción y destrucción que dejaron al público cansado y aburrido.
Afortunadamente el final llegó antes de que el director arruinara la película en su totalidad, y gracias a la música, la fotografía, la historia y al casting, esta cinta todavía tiene la oportunidad de convertirse en una exitosa franquicia.
Productor: Charles Roven, Christopher Nolan, Emma Thomas y Deborah Snyder, director: Zack Snyder; guión: David S. Goyer, basado en una historia propia y de Christopher Nolan, y en los personajes de DC Entertainment; fotografìa: Amir Mokri; edición: David Brenner; música: Hans Zimmer; elenco: Henry Cavill Amy Adams, Michael Shannon, Diane Lane, Russell Crowe, Antje Traue, Harry Lennix, Richard Schiff, Christopher Meloni, Kevin Costner, Ayelet Zurer, Laurence Fishburne, Cooper Timberline. Duración: 2 horas 45 minutos.
