El Dr. Fluvio Ruiz Alarcón es Consejero Profesional del Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos. Ha ubicado que una premisa fundamental para la verdadera transformación de Pemex, deberá partir de un cambio profundo en su régimen fiscal actual.
Sólo haciendo este cambio profundo se pueden garantizar dos ejes fundamentales de esta reforma; dotar a Pemex de recursos suficientes para que cumpla con el objetivo de abastecer y garantizar la seguridad energética de las próximas generaciones, y junto con ello impulsar una verdadera Reforma Hacendaria integral, que despetrolice las finanzas públicas del país.
Sólo con estas dos medidas que se tienen que abordar de forma paralela dice el Consejero, se favorecerá un aumento sustancial de los recursos económicos que requiere el Gobierno Federal, y con ello la posibilidad de una mejor distribución del ingreso de los mexicanos que contribuya a disminuir la brecha de la inequidad en la distribución del ingreso a nivel nacional.
Modificar el régimen fiscal de Pemex es insuficiente para transformar a Pemex. Mientras no se cambie la ecuación fiscal, dice Ruiz Alarcón, Pemex no podrá transformarse “en una empresa pública de carácter productivo”, ni convertirse en un motor de crecimiento económico. Tampoco será un foco de atracción de inversión, de desarrollo tecnológico ni se podrán conformar cadenas de valor como se tiene previsto en el Pacto por México.
Esta afirmación parte del diagnóstico elaborado en 2012. La producción de petróleo crudo promedió 2 millones 548 mil barriles por día. El precio promedio por barril dice el reporte, fue de un máximo histórico de 101.81 dólares por barril de aceite y las ventas totales tuvieron un máximo histórico de 1 billón 647 mil millones de pesos.
Pero histórico también fue el pago de impuestos, derechos y aprovechamientos, que Pemex entregó a la Secretaría de Hacienda en 2012: fueron 903 mil millones de pesos por cada barril de petróleo crudo vendido. Es decir por cada 100 dólares que costó cada barril, la Secretaría de Hacienda se quedó con casi 69 dólares de ese barril.
Un barril de petróleo crudo contiene aproximadamente 159 litros, al hacer los cálculos en litros resulta que la Secretaría de Hacienda se apropió de 107 litros por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos.
La sangría fiscal de Hacienda hacia Pemex es tan severa dice el informe, que es absolutamente explícita en el segundo párrafo, fracción primera del artículo 7 de la Ley de Ingresos de la Federación “…Pemex-Exploración y Producción deberá realizar pagos diarios, incluyendo los días inhábiles, por 634 millones 525 pesos durante el año. Además, el primer día hábil de cada semana, deberá efectuar un pago de 4 mil 453 millones 880 mil pesos”.
Éste es ni más ni menos un régimen fiscal confiscatorio, tanto en términos de petróleo, como de flujo de dinero que entrega la paraestatal a la Secretaría de Hacienda. Es económicamente irracional, financieramente insostenible y no tiene comparación internacional en ningún país del mundo dice el Consejero.
La carga fiscal de Pemex en comparación con otras empresas es muy superior. Pemex paga 67.4 por ciento. La más cercana es PDVSA de Venezuela que paga 39.9 por ciento de impuestos, mientras que Statoil de Noruega tiene una carga fiscal del 19 por ciento y Ecopetrol de Colombia 11 por ciento.
Haciendo una comparación de la carga fiscal que paga Pemex sobre las ventas totales con las empresas más importantes de México en 2012, América Móvil paga 6.0 por ciento, Walmart de México 2.3 por ciento y Fomento Económico Mexicano (FEMSA) 3.3 por ciento en comparación de un 67.4 por ciento de Pemex.
Éstos son los argumentos, sólidos creo yo, de impulsar la propuesta, que transformar al sector energético tiene que estar indisolublemente ligado a un cambio de régimen fiscal de Pemex y una profunda reforma hacendaria. No tiene sentido impulsar la una sin la otra.
Finalmente dice el documento, el próximo debate sobre el futuro de Pemex, contendrá mínimamente lo siguiente: autonomía presupuestal, de gestión y gobierno corporativo. También se incluirá en la discusión cómo abordar los retos extractivos, tecnológicos y financieros en aguas profundas. Éstos y otros más, son temas y posicionamientos que se están discutiendo en relación a la reforma de Pemex. ¿Usted qué opina?
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