LeBron tenía una deuda en las finales que cobró en estos dos partidos, reafirmando su talento y calidad como el mejor de la NBA. Duncan, Parker y Ginobili se quedaron cortos a tanto talento y los errores cobraron factura.
El sexto partido
La serie volvía a Miami, después de un quinto partido el domingo más espectacular para San Antonio. Pero la localía había que hacerla valer, y no fue hasta los últimos minutos cuando se entendió eso. En el transcurso del partido, San Antonio fue dueño y monopolizador del balón, nunca perdió ventaja en la pizarra y una primera mitad en realidad excelente de Duncan los mantuvo con ventajas que llegaron a pasar los 10 puntos.
La noche de Tim Duncan fue espectacular: 30 puntos y 17 rebotes. Sin embargo, para el último cuarto, como en el segundo partido, James tapaba de una manera grosera a Duncan, lo que impulsaba a su equipo a remontar una desventaja de siete puntos. En intercambio de encestes entre James y Parker el juego seguía a favor de los Spurs. En los últimos segundos, Allen, el perfecto desde fuera del área, el de siempre, anotaba su único triple de la noche para mandar el juego a tiempo extra.
Ya en el tiempo extra LeBron y Allen anotaban. Y a la defensa Bosh tapó en una ocasión a Parker y en otra a Green para mandar a un séptimo juego. Éste, el juego del empate terminaría con el cuarto doble-doble de James en finales con 32 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias.
Último juego: de LeBron y el campeonato
Después de la derrota tan dolorosa en el sexto juego, San Antonio tenía que iniciar el juego agresivo y con ventaja para demostrar que venían a hacer lo que habían hecho los Mavericks en el 2011, coronarse de visitantes en Miami. Y así lo hicieron con robos y encestes. Y manteniendo la ventaja, poca, pero ventaja al fin.
Otra vez el jugador veterano, serio y para muchos frío número 21 de los Spurs haría un gran partido con 24 puntos y 12 rebotes. A pesar de un inicio prometedor, al final de ningún cuarto se fueron con ventaja, incluso el silbatazo del tercer cuarto fue lapidario en los ánimos de San Antonio.
Chamblers anotaría un largo triple para irse con un punto de ventaja a los últimos 12 minutos de las finales. Un último cuarto para el olvido de Manu Ginobili con tres pérdidas de balón que resultarían en puntos para el rival y una falla inolvidable para Duncan, que en bandeja tenía dos puntos para empatar el juego; luego de esa jugada San Antonio perdió confianza y tino.
Miami siguió como todo el partido, enceste y enceste una tras otra de LeBron y de Wade. El primero con 37 puntos, convirtiéndose en el MVP de las finales y el segundo con 23 puntos, siendo el mejor compañero. Así, Miami se convierte en bicampeón en una serie fenomenal, inolvidable y de caballería y respeto al máximo. Su tercer título en la Liga y el inicio de una dinastía, como muchos llaman a este heat. Merece en nuestra memoria el recuerdo de otra dinastía como la de San Antonio, que parece ser el fin de una era. Miami campeón, Spurs, digno subcampeón.