De imágenes y textos / ¿Otra vez? - LJA Aguascalientes
23/04/2025

 

Que conste, queda asentado que no estamos en el tercer mes del año y mucho menos cerca del ya casi bendito 18 de marzo y el tema del petróleo mexicano se hace presente en el país del Big Ben.

Otra vez con el viejo dilema de privatizar o no, de pelear aunque sea en la mesa por defender lo que es de “todos los mexicanos”, la paraestatal más controvertida, la caja chica, el fracaso de los hidrocarburos, el éxito de la nación, la atinada decisión de Don Lázaro, los priístas y panistas contra los perredistas.

En días pasados, durante su visita a Londres, Enrique Peña fue entrevistado por el Financial Times y aseguró con esa gallardía mediática que lo caracteriza que urge modernizar Petróleos Mexicanos, lo cual contempló desde el inicio de su mandato y hasta lo dejó por escrito en el ya conocido Pacto por México, y luego, no sé si lo quiso decir de manera consciente sabedor de lo que conlleva o simplemente fue la emoción del momento, pero aseguró que se harán los cambios constitucionales necesarios para generar confianza a los inversionistas privados. Pero luego, con el mismo entusiasmo dijo que está comprometido con la transformación de la paraestatal y que propondrá diferentes maneras de abordar la reforma, pero de que se hace, se hace.

Qué cosas pasan con este tema, cuántas pasiones se levantan, hasta malestares entre los seguidores de la izquierda, los medios nacionales sentidos con la oficina de Comunicación Social de la Presidencia por no tener la premisa de las declaraciones de Don Enrique. Pero si las cosas han estado claras desde el principio de los tiempos cuando en nuestro país se instauró el presidencialismo, en aquellos años Don Lázaro ordena expropiar la industria petrolera que operaba en México. Y dijo en aquella ocasión: “se trata de un caso que obliga al gobierno a aplicar la Ley de expropiación, no sólo para someter a las empresas petroleras a la obediencia y a la sumisión, sino porque habiendo quedado rotos los contratos de trabajo entre las compañías y sus trabajadores, de no ocupar el gobierno las instalaciones de las compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera ocasionando males incalculables a la industria y a la economía”.

Fue el momento que más cerca hemos estado de un régimen de izquierda o por lo menos de una decisión con esos tintes, bueno a decir verdad ésa fue la bandera o la manera de vendernos el suceso, la defensa de lo que a TODOS nos pertenece, como mexicanos, como nación, como la esperanza de que el petróleo nos conduciría por el sendero de la abundancia y el bienestar social. Los vecinos del norte para esas fechas peleaban en una guerra que los mantenía ocupados y los convertía en clientes potenciales, pero no fue así, el rumbo de la historia nos llevó al inicio del presidencialismo y del poco desarrollo de la industria petrolera, lo cual a la fecha sigue vigente.

Y entonces con todo el poder que el citado presidencialismo confiere, The Wall Street Journal publica lo que el heredero de las glorias del General Cárdenas dijo sobre la reforma energética; de entrada aseguró que abrirá el sector de los hidrocarburos a la inversión privada para producir crudo y gas compartiendo ganancias y riesgos.

Para lograr lo que dice, lo primero que tendría que hacer el señor Presidente cuando llegue a la tierra de todos los mexicanos es convencernos de modificar el artículo 27 de la Constitución que reza que el suelo y el subsuelo son propiedad de la nación.

Esto obligará a cabildear la idea pues según el citado diario Peña propone tres líneas estratégicas: eficiencia, seguridad y sustentabilidad energética, además de “modernizar” a Pemex rediseñando su estructura organizacional, alentar la ética corporativa y la responsabilidad social, promover el crecimiento verde, potenciar a la industria nacional, orientar las inversiones hacia las actividades de mayor valor agregado y rentabilidad para el país y fortalecer su capacidad de inversión y desarrollo tecnológico.


Es aquí, cuando la información retumba en los oídos de los simpatizantes de la izquierda y levanta ámpula, Andrés Manuel condena la idea y el hijo del General no entiende del todo las causas por las que el actual gobierno quiere atentar contra lo más sagrado que tenemos después de la Guadalupana.

¿Qué es lo que realmente inquieta a este sector de la sociedad? Francisco Martín Moreno en su libro 100 mitos de la historia de México apunta que Cárdenas estaba de acuerdo con permitir el regreso del capital extranjero a la industria petrolera siempre y cuando respetara la soberanía y la jurisdicción de los poderes federales. Postura que orilla a especular que la causa de esa afirmación como el plan del actual presidente se debe a la falta de recursos para explotar el oro negro.

De qué sirve contar con un subsuelo rico en petróleo, si no se cuenta con el recurso económico para explotarlo, si tenemos una paraestatal en bancarrota, un sindicato corrupto, intereses sembrados para enriquecer a los más ricos y un pueblo que ve pasar las cosas sin mayor preocupación.

Abrir las puertas a la inversión extranjera pondrá en evidencia nuestras carencias y falta de tacto para el manejo del recurso más preciado de todos y tendremos que aguantar vara porque si no se concreta algo, en 2030 se tendrá que importar crudo de otros países.

ericazocar@hotmail.com

Twitter: @ericazocar


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