¡Párate ahí Chuy Medina! Así detuve al flamante candidato, que estaba a punto de abordar su auto, después de una verbena en una explanada anexa al Jardín de San Marcos.
Jesús Medina Olivares es candidato del Partido del Trabajo, a la Presidencia Municipal de Aguascalientes, y, en este proceso electoral local 2013, es el candidato de la izquierda en la entidad. Y es que recuerde Usted apreciable lector y lectora, que el Partido de la Revolución Democrática lleva a un candidato de derecha a la alcaldía por Agüitas y el Movimiento Ciudadano hace lo propio. Así que la voz de la vanguardia hidrocálida es hoy representada por Jesús Medina Olivares, conocido y reconocido por su larga formación progresista, más allá de su militancia por más de una veintena de años en el PRI local.
Así que en esa bonita tarde de junio, cuando esta cocinera política caminaba rumbo a “La Rivera”, a comprar el pan de la merienda; y el entusiasta candidato Medina se retiraba de un evento proselitista, decidí detenerlo con dos motivos: uno saludar al amigo de tantos años, compañero de muchas batallas políticas, y segundo, ver de cerca la transformación que un político de convicción vive cuando llega a una organización política definida y congruente.
¿Centrarse en la persona? Rebosaba energía Chuy Medina. ¡Hombre Chuy! –dije- por tu perfil de estudioso, no te visualizaba entre la gente. Ése es justamente el problema Coquito –respondió-, que regularmente en los partidos tradicionales, se considera que los intelectuales, los pensadores o quienes hacemos cultura política, vamos por aparte. Se hace una práctica política pragmática al extremo. Se deja de lado la formación de los cuadros y militantes para ir tras el voto de oportunidad, de conveniencia y hasta de necesidad. Es por ello que me propuse Coquito, y así lo dije públicamente, hacer una campaña de argumentos y razones, con propuestas serias y viables para lograr una verdadera transformación de la institución municipal y de la forma de hacer política: la política centrada en la persona.
El candidato de la izquierda. Tuve que dejar ir al candidato por el PT, porque él debía seguir su agenda de campaña y porque en casa la familia esperaba sus chamucos, ladrillos, conchas y chorreadas para remojarlas en leche bien fría. Mas no pude evitar, apreciable lector y lectora, repasar en mi mente, camino a la panadería y luego a casa, lo que había sucedido. No me refiero sólo al hecho de haberme topado con el único candidato de izquierda a la alcaldía de Aguascalientes. Sino al recuerdo del respeto con que Chuy Medina contaba dentro del PRI… siempre y cuando no rebasara el límite del papel asignado. Al recuerdo, de las ocasiones en que sus señalamientos se perdían en un mar de burocracia partidista o en el desdén de la ignorancia social de los cuadros temporales o advenedizos.
El caso es que, en esta cocina, sentada a la mesa, mientras disfrutaba una concha untada con frijoles bien refritos y mi obligado cafecito de olla, pensaba en la transformación de Chuy Medina, de romántico letrado en el PRI, a carismático candidato de la izquierda en Aguascalientes y me preguntaba por qué. Por qué debemos presenciar la realización política de nuestros mejores cuadros en otros partidos o en otras organizaciones sociales e inclusive en otras actividades de liderazgo social diferentes de la política.
Más allá de mis sesudas reflexiones inspiradas en la merienda familiar, me dio gusto encontrar a Chuy Medina y verlo vigoroso, radiante y comprometido. Me dio gusto reparar en que la vanguardia social hidrocálida está bien representada, ante la andanada de candidatos de origen político conservador como Martín del Campo y Novales. Y me dio gusto saber que el debate político electoral se enriquece con la partición de un hombre de ideas, más allá de las ocurrencias, frases simplistas y lugares comunes que abundan en el actual proceso.
Le recuerdo que en mi cocina se lee, se estudia y se conversa de todo… especialmente de política.