Quizá impresionada por la lectura de alguna monografía comprada en la papelería de la esquina, la entonces funcionaria estatal pretendió erigirse en la juvenil versión de Margaret Thatcher, después fundó el afamado Club de las Carolinas y terminó siendo una copia pirata —pésima, por cierto— de Marta Sahagún, la jefa de prensa y esposa del Presichente Fox.
Hoy, la coyuntura política ubica a Carolina Rincón Silva en la parte baja de su rueda de la fortuna: la cabeza de la nota jornalera informa que “Sale en defensa de Reynoso Femat su ex coordinadora de Comunicación” (22/5/13), en entendible lance desde el monte de la gratitud, pero, pregunto: quién de los beneficiarios de La Dama de Hierro de la aldea saldrá en su defensa, porque habrá de reconocerse que acumula una buena cantidad de malquerientes, a juzgar por los numerosos heridos y muertos dejados en el camino del (in)servicio público.
Algunos lastimados, atendidos en la siempre salvadora Cruz Roja, delatan las travesuras de la entonces poderosísima funcionaria de Luis Armando Reynoso Femat, como recuerda la enriquecedora historia:
Laceró públicamente al otrora senador Rubén Camarillo —sin fuero para defenderse de las mortales embestidas—, porque tuvo la osadía de ejercer su derecho a disentir durante el virreinato de El Señor de los Sayos (perdón, de los rayos del Necaxa).
Humilló cuantas veces quiso a los diputados del PAN pertenecientes a la LX Legislatura, porque se negaron a recibir órdenes de LARF, como si éste fuera el dueño del Poder Legislativo y aquéllos sus empleados.
Oprimió a algunos asiduos y latosos críticos del régimen, y halagó a todos los panegiristas de gobierno en turno.
Reprimió a los adversarios con dolosas filtraciones periodísticas e insidiosos rumores, sus armas letales —saludos a Gaby Romo, operadora y amanuense de los mensajes— para devastar a los contrarios.
Denostó a Lorena Martínez, el martes 9 de diciembre de 2009, por cuestionar severamente, con datos duros generados por instituciones públicas, a la administración de LARF: la llamó desinformada, mentirosa, intolerante y protagónica.
La entonces secretaria general adjunta del CEN del PRI, al día siguiente, se abstuvo de responderle con la misma moneda, prefirió la seriedad y robusteció sus primeras declaraciones, a través de un extenso boletín de prensa que contenía 10 puntos sustanciales, para reiterar, entre otras cosas, las irregularidades existentes en el manejo de los dineros públicos durante el gobierno de LARF, pero además, demandó respeto a las garantías individuales consagradas en la Constitución: “Me parece que ninguna autoridad, por muy importante que ésta sea, puede limitar la libertad de expresión de otra persona. Cada quien es libre de decir lo que crea conveniente”.
La Dama de Hierro también censuró las voces discordantes escuchadas en la radio, como la de Alberto Viveros Lozano, director de noticias, quien denunció, el 6 de marzo de 2009, “los ataques que hemos sufrido un servidor y la empresa en la que trabajo, Radiogrupo, por hacer nuestro deber, por cumplir con nuestra obligación de informar”.
Gastó a manos llenas los recursos de los contribuyentes durante todo el sexenio de LARF, al ignorar los presupuestos anuales autorizados por los legisladores locales para la socorrida difusión gubernamental.
El entonces diputado Alberto Solís Farías, en entrevista radiofónica para el programa Buenas Tardes Aguascalientes de RadioGrupo, el 13 de octubre 2008, denunció que de acuerdo a los datos la Contaduría Mayor de Hacienda del Congreso del Estado de Aguascalientes, la Coordinación de Comunicación de gobierno estatal ya había ejercido casi el doble asignado ese año.
Y otro legislador, César Amado Cervantes Mena, en la sesión de la Diputación Permanente del colegiado, el miércoles 29 de octubre de 2008, salió en defensa del entonces corresponsal de Reforma, Manuel Appendini, quien mereció la furia sexenal del área de Comunicación Social del Ejecutivo, léase CRS, tan sólo por enviar notas al diario donde se exhibían las trapacerías del gobierno de LARF.
Eso sí, en calidad de modesta reportera radiofónica se la pasó criticando a los gobiernos priístas; las innumerables notas grabadas desde el micrófono de su doble moral, confirman que CRS disfrutó el sano ejercicio que después censuró: la libertad de expresarse.
Porque alguien tiene que escribirlo: Tuvimos el campeonato. Era nuestro. Lo dejamos ir desde el primer juego, donde la estrategia timorata de echarse para atrás, le llevó al abismo en el segundo partido.
El domingo quedó demostrado una vez más que las liguillas gloriosas del futbol mexicano necesitan del Cruz Azul, por su protagonismo, suspenso al estilo Hitchcock, encendida pasión, acrisolada perseverancia, y la luminosidad y oscuridad que le distingue en los últimos años.
Ocho títulos de liga, nueve subcampeonatos, tres primeros lugares en Copa México, dos Campeón de Campeones, cinco lugares de honor en la Liga Campeones de Concacaf, subcampeón de la Libertadores 2001 y de la Interamericana 1971, y 17 finales disputadas en torneos cortos, es la historia de un equipo grande; soy orgulloso pasajero de la Máquina Azul. A mucha honra.
Coda: Un abrazo solidario para Raúl Muñoz.