Casi se llenó la Monumental y de ella se adueñó El Cejas. 141 años se completaron ayer de que el ejército nacional ganó la batalla al supuesto ejército más preparado del planeta. Y hoy la contienda, la volvió a ganar un compatriota; fue taurinamente pero con la misma pasión, entrega, corazón y confianza en sí mismo que pusieron en Puebla nuestros ancestros.
En hombros y entre la locura colectiva salió del edificio el diestro local entre que el extranjero lo hacía silenciosamente…
Se corrieron cinco astados de Campo Real, llenos de grasa, nobles y en su mayoría mal armados además de faltos de fuerza, uno de Pepe Garfias y otro de Bernaldo de Quirós.
Sólo en querer se pasó el tramo capotero Zotoluco (palmas y oreja pitada). Con mejor aprecio de su título, en comparación de pasadas funciones, se otorgó vehemente, sacando en réditos algunos pases elogiables de aquel toro noble y de buen estilo, que reclamaba una fuerza que no tenía. Tras un pinchazo, llegó la estocada caída.
Otro burel dúctil, empero débil, apareció en cuarto sitio, y aunque el diestro hizo las cosas correctamente, según las condiciones explicadas, no se proyectó al tendido el deseo. Por ahí algún hecho vulgar que algunos alabaron precedió el estoconazo caído y tendido.
Con verónicas de amplia estética recibió Castella (silencio, pitos y silencio) al segundo, cierto toro de docilidad empalagosa y debilidad desesperante al que muleta en manos trató de realizar una faena que nunca detonó; alargando y más bien aburriendo hasta que terminó de espadazo pasado y caído y tercia de golpes con la corta.
El quinto estaba evidentemente espiado de los remos, y burlándose del reglamento lo cambiaron luego de picado. En su lugar salió uno de Pepe Garfias que arrollaba potentemente, y de él poco quiso y pudo saber el galo.
Obsequió uno de Bernaldo de Quirós, manso rajado ante el que se portó voluntarioso sin hallar el triunfo, sufriendo además al emplear el arma.
Con toda la obstinación destapada, El Cejas (oreja y dos orejas), ejerció el toreo en el eje del escenario, dando un par de largas genuflexo y a porta gayola, más buena serie de chicuelinas. Antes de doblar el percal, teniendo excelentes razones toreras quitó al modo de Fermín el grande. Pese a la poca fuerza del toro, que al inicio llevaba descompuesta la bien armada percha, llegó tal faena interesante, limpia, seria y bien medida, acabada valientemente sobre serie de joselillinas y un pinchazo hondo efectivo.
A la trágala hizo otra frustrada porta gayola, con mejores resultados en los mandiles sin casi enmendar arena; misma actitud que planteó en las bien pintadas gaoneras. Luego de la escandalosa apertura de hinojos en el centro del anillo, ya sumergido en la muleta, se incorporó y excelentemente corrió la mano con templanza, ardorosa y gallardamente, halagando la nobleza, recorrido y maleabilidad del antagonista, según el trasteo variado y de verdadero escándalo, en el que hizo del diálogo con el público, un romance. El de cerdas era de él, sin embargo llegó un pinchazo después de la estocada mortal.
Ya habia la indicacion por la autoridad de que el astado deficiente de Castella fuese regresado antes ser picado…asi que el reglamento no fue violentado, más bien los picadores se precipitaron perjudicando al matador.
Y como sugerencia….hay que ponerse a estudiar o a practicar las matematicas de primer año….
Pues no se conmemoraron los 141 años…..sino 151…Basta recordar que el año pasado hubo algaravía en Puebla de Zaragoza y en todo el país por los 150 años.