Sergio Alonso Campos González
Esta semana dieron inicio las campañas políticas en Aguascalientes y con ese motivo considero necesario hacer algunas reflexiones al respecto. De manera particular me gustaría hablar de la manera en que el PRI seleccionó a los candidatos que a partir de esta semana harán campaña en busca del voto de los ciudadanos con el objetivo de alcanzar un puesto de gobierno o representación.
Hace algunos meses terminé una investigación de tesis de maestría cuyo objeto de estudio fue precisamente el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Aguascalientes en el contexto del proceso de alternancia y transición democrática a nivel local. Mi interés científico y académico iba encaminado a saber si el PRI había implementado cambios en la forma de seleccionar a sus candidatos una vez que había perdido la gubernatura del estado en 1998 y que se había tenido que enfrentar a una mayor competencia electoral sobre todo por el crecimiento de la votación a favor del PAN a nivel local. El resultado de mi investigación fue contundente, el autoproclamado nuevo PRI no era tal, en realidad poco había cambiado en sus formas. Seguía siendo, todavía hasta el año 2010 –último año que cubrió mi investigación- un partido poco democrático en su interior y tendiente a los arreglos cupulares y en lo “oscurito”.
De 1998 a 2010 la selección de los candidatos priístas en Aguascalientes, con muy contadas excepciones, se caracterizó por ser procesos cerrados y poco democráticos, en los que la participación de sus bases ha sido la gran ausente, aun cuando la retórica y el discurso utilizado por los dirigentes del partido decía integrar cada vez más la participación de sus militantes en la toma de decisiones. Nada más alejado de la realidad.
El pasado proceso interno del PRI para seleccionar a sus candidatos que contenderían en el proceso electoral local de este año no trajo muchas sorpresas. El partido continúa haciendo uso de esa figura tan poco democrática como lo son las llamadas candidaturas de unidad. El PRI cuenta con 27 candidatos tanto para diputados por mayoría relativa como para presidentes municipales. De éstos, 11 son candidatos a presidentes municipales (sin contar los candidatos que conforman la planilla para integrar el ayuntamiento) y 16 para diputados, pues de los 18 distritos electorales locales existentes los distritos VIII y XV fueron reservados para el PVEM, compañero del Revolucionario Institucional en la coalición “Alianza Para Seguir Progresando”.
Desde principios de marzo de este año prácticamente ya estaban tomadas las decisiones desde la cúpula del partido, sin ningún viso de participación de los militantes. Para definir los candidatos para las 11 presidencias municipales se dieron 10 precandidaturas de unidad, es decir, solamente hubo un precandidato en cada caso, lo cual convertía al proceso interno en un mero intento por guardar las supuestas formas democráticas. Sólo para el caso de Cosío se presentaron en el proceso interno cuatro precandidatos (Enrique Acosta Martínez, Arnulfo Cervantes Adame, Miguel Ángel Medina Hernández y Gustavo Padilla Adame, resultando candidato este último). Para el caso de los candidatos a diputados por mayoría relativa son más evidentes las tendencias poco democráticas del PRI, pues los 16 precandidatos fueron de unidad. De esta forma las convenciones de delegados para “elegir” a los candidatos fue, de nueva cuenta, una puesta en escena para guardar que sirvió sólo para ratificar las decisiones que ya estaban tomadas desde arriba.
No mencionemos ya el proceso de selección de los candidatos priístas a diputados y regidores de representación proporcional y los miembros de la planilla para ayuntamientos. Pues es claro que estas posiciones han sido utilizadas tradicionalmente como instrumentos de negociación entre los dirigentes de los partidos. “Renuncia a tu candidatura y te doy tal diputación RP”, “déjame el camino libre, apóyame y te doy tal regiduría para tu gente”, así de simple. Responden a arreglos cupulares, no hay nada de nuevo en eso.
Tampoco es nada nuevo el decir que un partido político no es democrático en su interior, ya desde principios del siglo XX el sociólogo alemán Robert Michels había hecho una crítica a las tendencias oligárquicas y antidemocráticas de los partidos políticos usando como caso el Partido Socialdemócrata de Alemania. Y ciertamente no es nada nuevo el decir que el PRI carece de democracia en su interior, pues múltiples sociólogos, politólogos e historiadores en México y fuera del país han llegado a estas conclusiones.
Sin embargo las consecuencias de este hecho –la vocación antidemocrática del PRI- son de gran importancia no sólo para los que somos estudiosos del tema, sino para los ciudadanos en general. Hace poco veía en Youtube una entrevista al Dr. Juan Abelardo Hernández, profesor de la Universidad Panamericana en la que dijo que era necesario que alguien que enseña teoría política contara con valores políticos y que alguien que enseña derecho debería contar con valores filosófico-jurídicos. De manera análoga creo que vale la pena preguntarse si es necesario que alguien que busca gobernar y representar a los ciudadanos en un régimen democrático debe contar con valores democráticos.
Mi respuesta es que sí. En este sentido, es evidente que los candidatos priístas carecen de la vocación y prácticas democráticas necesarias para la formación de valores de igual signo. La preocupación entonces se podría plantear en los siguientes términos ¿es posible que alguien que carece de valores y prácticas democráticas pueda gobernar en democracia? Creo que es pertinente y legítimo plantearse este tipo de preguntas en tiempos en que los ciudadanos deben decidir su voto. Y creo también que la respuesta no es fácil de encontrar, sin embargo la dificultad no debe ser un obstáculo para que los ciudadanos reflexionen sobre el tema, teniendo además siempre en cuenta el dicho de que origen es destino. Nosotros ya hemos avanzado en la primera parte, y para el caso de los candidatos priístas ya conocemos el origen de sus candidatos: un proceso no democrático.
Mi Twitter: @Sergi0Campos
HAGAN CAMPAÑAS LIMPIAS. NO SE METAN EN LAS VIDAS DE LOS PANISTAS COMO EN LA DEL SENADOR FENANDO HERRERA QUE HASTA EN WIKIPEDIA DICE QUE ES NOVIO DE UNA TAL SILVIA GARFIAS CEDILLO.
EL ES UN HOMBRE CASADO CON MI COMADRE,)OMITO SU NOMBRE POR OBVIAS RAZONES) UNA BUENA MUJER A LA QUE DAÑAN ESOS COMENTARIOS.