- Sesión de trabajo para abordar la forma de “enfriar una papa muy caliente”: mezquitera La Pona
- Por vez primera, ahora el “chamaqueado” fue Alfredo Reyes Velázquez
Ahora fue al revés: un ciudadano vapuleó no sólo al Senado, sino también al Congreso del Estado, por haber replicado un punto de acuerdo, apoyado en legislaciones ya rebasadas… Y hasta le ofrecieron disculpas.
La inédita “sesión de trabajo”, como denominara Gregorio Zamarripa Delgado, presidente de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales del Congreso del Estado, congregó a funcionarios de los tres niveles de gobierno, para abordar la forma de “enfriar una papa muy caliente”: la mezquitera La Pona.
La llamada técnica legislativa fue la causante del zipizape parlamentario -que obligó a Salvador Cabrera, delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a pedir más seriedad- dado que al inicio no se explicaron a detalle los nombres de los participantes y sus cargos.
Zamarripa abrió la sesión. Se anunció a los asistentes, además de Cabrera y algunos integrantes de comisiones, y se hizo una “explicación de motivo” de una sesión donde se abordaría la cuestión jurídica de la controversia sobre el predio La Pona.
“El escándalo político-mediático” que luego definiría así Mario Guevara Palomino, presidente de la mesa directiva del periodo ordinario de sesiones, se inició después de que Sergio Ramírez López, del Partido Verde Ecologista de México, citara los aspectos básicos de la mezquitera, como son: el ambiental, el económico, el social y el legal.
Mencionó que los daños generados por el cambio climático en México ascienden a 75 mil millones de pesos y bordó sobre las 38 hectáreas de La Pona y su influencia en cuatro microcuencas, todos enlazadas a la del Lerma Santiago.
“El objetivo principal de esta reunión es elaborar un estudio que coadyuve a resolver la problemática de la mezquitera La Pona”, resumió Ramírez López.
Enseguida, Alfredo Nieto Estebanez, del Partido Acción Nacional, dijo que se debía invitar también a estas sesiones de trabajo, a los propietarios del predio, en lo cual estuvo de acuerdo Zamarripa Delgado, presidente de la Comisión.
El correligionario partidista de aquél, Alfredo Reyes Velázquez, dijo estar esperando la respuesta al punto de acuerdo emitido por el Senado y sobre todo para saber qué área tiene la responsabilidad de declarar la zona natural protegida.
Salvador Cabrera, delegado la Semarnat, citó la negativa de la autoridad al cambio de uso de suelo solicitado por los propietarios; la dependencia federal podría generar el decreto, pero sería el Municipio quien tendría que ejecutarlo, por hallarse el predio en jurisdicción urbana.
Y fue entonces cuando se cimbró el salón Aquiles Elorduy del Congreso, cuando el jurista Guillermo Macías Infante, insuficientemente presentado por no tener claro a nombre de qué o de quién hacía uso de la palabra, simplemente vapuleó al Senado y también al Congreso, por haber replicado un punto de acuerdo -en su opinión- fuera de la ley e “inoperante”.
Sus duras y severas críticas tuvieron como respuesta un silencio sepulcral, había nerviosismo en algunos actores, luego de las cuales haría uso de la palabra Jesús Infanta Alba, quien fuera delegado federal de Semarnat, en la época de Julia Carabias, quien coincidió totalmente con lo expuesto por su antecesor Macías Infante.
Y fue más allá: dijo que le preocupaba lo que le habían comentado los abogados de la empresa propietaria del predio La Pona, Habita, que iban a proceder a retirar la leña muerta y ya hay muchos árboles muertos.
Alfredo Reyes Velázquez preguntó a Macías Infante en calidad de qué había hecho su ponencia de crítica contra el Senado y el Grupo Parlamentario que replicó el punto de acuerdo, que fue el suyo, el PAN, lo cual fue considerado una falta de respeto por Sergio Ramírez López y que derivó en que José de Jesús Ríos Alba ofreciera disculpas al jurista; Reyes Velázquez también ofreció disculpas.