De imágenes y textos / Don Chema y la élite cultural mexicana - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

En días pasados los medios electrónicos e impresos dieron cuenta de la muerte del intelectual José María Pérez Gay egresado de la primera generación de la licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación por la Universidad Iberoamericana y personaje de la cultura de élite mexicana.

En el panteón Francés de la Ciudad de México como escenario de la última despedida de tan  destacado personaje, este acontecimiento me hizo reflexionar sobre el tema de la cultura de élite en nuestro país.

Según Ignacio Echeverría, crítico literario, la cultura elitista se distingue por su grado de sofisticación, esa cultura otrora identificada como aristocrática, “privilegia a unos pocos, y contemplada, en consecuencia, como atributo de la élite que mayormente la consume y segrega”.

No podemos negar la existencia de este tipo de cultura, acabamos de ser testigos de su vigencia. A pesar de que Pérez Gay simpatizó con la izquierda de López Obrador el entorno en que se desarrolló y las actividades que hizo nos hace ubicarlo en esta denominada élite cultural. A su funeral asistió el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, el mismo Andrés Manuel, Rafael Pérez Gay hermano de José María y director de la Editorial Cal y Arena, Héctor Aguilar Camín, el ex embajador Héctor Vasconcelos, Silvia Lemus (viuda de Carlos Fuentes), el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, el cineasta Luis Mandoki, Lourdes Pérez Gay, directora de la compañía de Marionetas de la Esquina, entre otros.

Ausente el pueblo de México, pero no sólo al acontecimiento sino al conocimiento de este personaje, embelesados con la final del futbol soccer, instalados frente al televisor, aceptando inconscientemente que la cultura de élite es eso, “cultura de élite” a la que no tenemos acceso ni nos interesa tener.

T.S. Eliot citado por Mario Vargas Llosa en su libro La civilización del Espectáculo y por Ignacio Echeverría afirma que “Es esencial recordad que no debemos considerar a las capas superiores como poseedoras de la más alta cultura que las inferiores, sino como representantes de una cultura más consciente y más especializada” y pareciera que aburrida, según nuestra industria cultural.

Una cultura más consciente y especializada, la de Pérez Gay que pudo concluir un doctorado en Filosofía Germanística por la Universidad Libre de Berlín, que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en Divulgación Cultural, la Cruz de Honor para las Ciencias y Artes del gobierno de Austria, que pudo ser agregado cultural en varias embajadas, que fue subdirector de Radio Educación y fundador del Canal 22, asesor de Andrés Manuel en materia internacional, traductor, diplomático, escritor, gestor cultural, hombre dedicado a la cultura… de élite.

¿Será la cultura de masas quien tenga la culpa de que identifiquemos a la cultura de élite como algo inalcanzable? Echeverría dice que la cultura de masas provee a sus consumidores de unos códigos tan reconocibles, en definitiva como los que sirven a la cultura elitista para distinguirse de ella, así cada quien escoge los productos que le resultan más afines o que mejor le sirven para reforzar las propias señas de identidad, hasta aquí Echeverría.


Pero entonces, la cultura de élite se comporta como la cultura de masas, segmenta, favorece a unos cuantos y unifica criterios, comportamientos y reacciones.

Desde la óptica de la cultura de masas (aclaro) desde esa postura, entonces la muerte de uno de los intelectuales contemporáneos más completos que tuvo nuestro país queda relegada a una nota en la sección cultural de los medios electrónicos e impresos, compitiendo con temas políticos, deportivos y del espectáculo, restando interés al suceso y señalando a la cultura de élite como selecta y lejana a la realidad.

Desde la cultura de élite, el acontecimiento entristece pero abre el espacio a la reflexión sobre la vida y obra del personaje en cuestión, sus integrantes se congregan a rendir homenaje, a dar fe de la fina e importante persona que fue José María Pérez Gay y que desafortunadamente los miembros de la otra cultura, sí la de masas no le encontraron sentido ni importancia y mucho menos trascendencia.

Me pregunto si es sano tener una división intelectual de esa magnitud que nos orilla a ver dos realidades, a vivir en dos dimensiones distintas y a no comprender de manera completa lo que pasa en nuestro entorno.

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Twitter: @ericazocar


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