¿Qué podía esperar la nación mexicana con el gobierno impostor de Enrique Peña Nieto y su insultante Cruzada Nacional Contra el Hambre? ¿Alguien pensó seriamente que con el Pacto por México se lograría romper el andamiaje clientelar del uso y abuso de dinero público puesto al servicio de los candidatos del PRI? La utilización masiva de estructuras, recursos, padrones de beneficiarios y todo lo relacionado con los programas sociales es tan viejo como el Partido Revolucionario Institucional. El reciente escándalo por el caso Veracruz donde quedó exhibido a todas luces el contubernio de funcionarios federales, estatales y municipales para favorecer a los candidatos del PRI no es nada nuevo ni sorpresivo para nadie. Es del dominio público el catálogo de fechorías que en cada proceso electoral los partidos políticos en el país cometen con el propósito de comprar el voto de la ciudadanía. La Cruzada Nacional Contra el Hambre, programa insignia del gobierno federal, no es otra cosa que un vulgar instrumento electorero que servirá para impulsar a los candidatos del tricolor en los 14 estados del país donde habrá elecciones, con estructuras administrativas, recursos y programas federales, aderezados con la activa participación de la iniciativa privada ligada a la Fundación Televisa y a su selecto grupo de patrocinadores, quienes ahora con el auxilio de la Secretaría de Desarrollo Social, comandada por Rosario Robles Berlanga, deducirán impuestos a manos llenas para combatir el hambre en México cual capítulo lacrimógeno de La Rosa de Guadalupe. Los grandes problemas nacionales los resolverá la magia de las televisoras y el Estado mexicano será un espectador más del milagro teletonesco de lograr una república con “Hambre Cero”. Así, las responsabilidades constitucionales de los tres niveles de gobierno, acabarán suplantadas con el patrocinio y caridad de las grandes empresas productoras de programas y “telenovelas con causa” como: Bailando por un Sueño (trasplantes). Las tontas no van al cielo (VIH/SIDA). Fuego en la sangre (prevención de accidentes). Tormenta en el paraíso (Limpieza del cañón del sumidero). Destilando amor (Cáncer). Las dos caras de Ana (Adicciones). Apuesta por un Amor (Adultos Mayores) y Bajo la misma piel (Maltrato a Mujeres). Cual gol por México, la Cruzada Nacional Contra el Hambre surge con el apoyo decidido de Fundación Televisa a través de dos asociaciones civiles ligadas al consorcio de la comunicación como la AMBA (Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos) y un Kilo de Ayuda, quienes en coordinación con la Secretaría de Desarrollo Social canalizarán los alimentos que recibirán en los centros de acopio de las 32 delegaciones del país y el Distrito Federal para que a su vez se distribuyan a los 400 municipios que fueron seleccionados para el programa. Organizar y sistematizar las donaciones empresariales de alimentos, deducibles de impuestos, será la principal tarea que estas asociaciones civiles realicen en beneficio de las grandes cadenas alimenticias que operan en México. Programas en radio y televisión, además de concursos nacionales de fotografía, cortometraje, pintura mural y conciertos dirigidos a los jóvenes cuyos boletos de acceso serán canjeados por alimentos imperecederos a través de las redes sociales, serán parte de la estrategia publicitaria para difundir la gran campaña por un México “Sin Hambre”. Se estima que sólo para posicionar el hashtag #SinHambre del pasado martes 16 de abril el gobierno mexicano se gastó más de 200 mil dólares. Las grandes empresas de alimentos chatarra involucradas en la Cruzada Nacional Contra el Hambre ya no tendrán pérdidas económicas por el almacenamiento, transporte, distribución y comercialización de sus productos. Los millones de toneladas de alimentos que antes se pudrían en sus bodegas bajo la famosa consigna de “Bien Vendido o Bien Podrido”, ahora saldrán rápidamente a los centros de acopio de alimentos de la Sedesol, listos para acabar con el hambre de toda una nación, de la misma manera en que Televisa cosecha la milagrería con sus programas. Al fin y al cabo una telenovela es del tamaño del hambre de México. Todo gracias al PRI y a sus hambreadores de siempre.