Insistimos. Tal como si fuera un tipo de eutanasia política la representación se ha puesto en el relieve de cada coyuntura relacionada con procesos de selección. Para describir esta muerte asistida hay que diferenciar entre procesos internos de selección y procesos de elección constitucional que para el caso los dos adolecen de la misma forma, al hacer a un lado la participación política en aras de una supuesta estabilidad.
En días pasados los partidos políticos con representación local ungieron con bombo y platillo a sus abanderados para contender a cargos de representación popular, uno de pan-zazo y el otro pri-mer joven de la fórmula. Estas precampañas dejan fuera a antiguos liderazgos donde se deja ver la intención de rejuvenecer la política dándole una cara jovial y de menor remembranza a efectos de señalamientos negativos
Dentro de los procesos internos de selección algunos llaman a la unidad como forma de ceder la voluntad política de los militantes a una voluntad ajena a ellos por un bien partidista que no es más que un elemento autoritario del viejo régimen, otros confrontan a la militancia con fines de procesos internos de votación. En los dos casos los perdedores esgrimen irregularidades o tragan lumbre.
Estos elementos de inconformidad también se manifiestan en la escasa representación de los candidatos frente a su militancia partidista, por ello vemos manifestaciones atípicas en el Llano de militantes priístas. Somos el reflejo de nuestra sociedad, la representación política está en declive, indicadores de escasa votación dilucidan una ruptura en la forma de hacer política en la actualidad. ¿Cómo llegar a acceder a niveles de participación real?
La participación social en política no es una concesión gubernamental ni un elemento de desestabilidad política, por lo contrario son mecanismos que legitiman el acceso al poder en aras de que la sociedad organizada determine y delimite la función gubernamental a ser sólo ejecutores de las decisiones sociales, condición indispensable para la construcción de políticas públicas reales.
Las aspiraciones sociales en la actualidad no pueden ser otras que la representación política, ya que no existen mecanismos reales de participación, se desvincula el origen del poder con la ejecución y la personificación del poderoso o gobernante, no hemos dejado atrás elementos característicos de una monarquía, la inconformidad social se ve tanto al interno de los partidos y sus procesos como en la forma electiva de la democracia, no es sólo una búsqueda burda del poder sino un indicio de ilegitimidad del sistema político.
En esta sintomatología se presenta como paliativa la comunicación gubernamental y electoral, ese binomio coludido entre medios de comunicación y la esfera política, sus resultados los vemos por todo el país y no son los mejores ya que existe un desfase entre la realidad y lo proyectado. ¿Están en búsqueda del voto o están en búsqueda de la participación social?
Indiscutiblemente siempre el voto y la voluntad del electorado son la disputa por antonomasia, pareciera que estamos frente a una sociedad incapacitada que necesita ser asistida en su voluntad política. Pero no lo es así, existen iniciativas ciudadanas para aglutinar exigencias puntuales hacia aquéllos que están en búsqueda de la representación. Podemos Cambiar Aguascalientes se suma a la crítica y la exigencia propositiva en aras a la participación real.
Los procesos sociales llevan tiempo, tiempo en el que se debe articular una organización social en búsqueda de la eficiencia y eficacia gubernamental, el horizonte evolutivo en democracia es la participación política de los ciudadanos y no la voluntad asistida, no queremos dádivas, exigimos participación real reconocida en la constitución.