Si no hay movilidad, hay inestabilidad social / El Apunte - LJA Aguascalientes
15/11/2024

El concepto de movilidad social se refiere a la facilidad con la que las personas ascienden en las escalas socioeconómicas de un país. Cuando hay poca movilidad social, como en la actualidad, son escasas las posibilidades de progresar, independientemente de las capacidades personales que se vayan gestando, lo que genera inestabilidad.

Una sociedad inmóvil es la que no ofrece oportunidades de desarrollo, en oposición a aquélla que premia el esfuerzo y permite avanzar a los individuos (independientemente de las condiciones en las que haya nacido) si éste se esfuerza, generalmente logrando un mayor número de haberes y saberes.

Para el Banco Mundial, el trabajador de clase media en América Latina es un empleado, razonablemente educado, laborando para una empresa privada con un contrato formal, es decir, con un contrato que le da derecho a prestaciones sociales, residiendo en  una zona urbana. No se trata, como antaño, de pequeños o medianos empresarios o propietarios que tenían su negocio propio (rancho, tienda, taller o despacho) disperso en la región. La expectativa para lograr la movilidad social, entre nosotros está en emplearse, no en emprender, pero esto último es lo que sería deseable retomar.

La dinámica familiar y la demografía proporcionan quizá los rasgos más interesantes del perfil de movilidad de la clase media en América Latina. En el lapso de 17 años analizados, el tamaño promedio de un hogar de clase media en América Latina disminuyó de 3,3 a 2,9 individuos, dato que contrasta con los promedios de la población total de 4,1 y 3,4 individuos, respectivamente. Los hogares de clase media normalmente tienen menos hijos y las mujeres participan en el mercado de trabajo más frecuentemente: el 73 por ciento de las mujeres de clase media entre los 25 y los 65 años en América Latina están empleadas o buscan un empleo, en comparación con el promedio de 62 por ciento para el conjunto de la población en la región.

La movilidad social por la vía de la escolaridad, se aprecia cuando se compulsa con el ingreso.  Los pobres en América Latina (con ingresos menores a cuatro dólares por día) cuentan con instrucción primaria; los vulnerables por diversas carencias (que logran ingresos entre cuatro y 10 dólares diarios) alcanzan el nivel secundario. Las clases medias, con ingresos cotidianos entre los 10 y los 50 dólares tienen en su haber alrededor de 12 años promedio en años cursados, contra los de clase alta que con 15 o 16 años de escolaridad, dependiendo del país, obtienen 50 o más dólares diarios por concepto de ingreso.

La movilidad es más factible en un contexto de competitividad. El  Índice de Competitividad Estatal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estudia y compara cada año la competitividad de las 32 entidades federativas. El IMCO considera 88 indicadores económicos, financieros, sociales y políticos repartidos en 10 subíndices con datos  de las cuentas públicas locales. De acuerdo con el IMCO, las variables sobre el emprendimiento y la inversión en los estados son la clave para gozar también de estabilidad social.

El Distrito Federal se ubica en la primera posición del Índice de Competitividad Estatal, Oaxaca es el último lugar; Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz fueron los estados del país que más retrocedieron en materia de competitividad durante los últimos años. Aguascalientes bajó del sexto  al octavo lugar.

La calidad de los servicios educativos otorgados también cuenta. Más de cuatro de cada 10 estudiantes mexicanos no tienen  el nivel mínimo adecuado, por lo que no tienen una preparación suficiente para acceder a estudios superiores y realizar otras actividades que requiere la vida moderna. Asimismo, los patrones antes observados sobre las diferencias regionales y estatales en los niveles de pobreza y carencia también tienen un correlato en las estadísticas educativas: mientras que los estudiantes del Distrito Federal, Nuevo León, Chihuahua y Aguascalientes obtienen los mejores resultados en la prueba PISA a nivel nacional, los estudiantes de Oaxaca, Guerrero y Chiapas son los que tienen consistentemente peores niveles en sus resultados. De hecho, mientras que el Distrito Federal goza de un nivel educativo similar al de algunos países europeos mejor evaluados, Guerrero y Chiapas tienen un nivel semejante al de los países latinoamericanos más rezagados (INEE) y con ello su consecuente inestabilidad social también.

Se deben generar condiciones para que tres de cada cuatro integrantes de las nuevas generaciones puedan contar con los elementos indispensables para su movilidad y desarrollo social. El 42.7 por ciento de los niños y adolescentes de Aguascalientes con edades entre cero a 17 años, vive en la pobreza (en 22 entidades federativas la cifra es superior y  el promedio nacional asciende a 53.8 por ciento). La mayoría de nuestros niños y jóvenes son pobres. Esos datos están contenidos en un estudio sobre Pobreza y derechos sociales de niños, niñas y adolescentes en México del  Fondo Nacional de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En Aguascalientes, además de los pobres, la tercera parte de la población de cero a 17 años se encuentra en condición de vulnerabilidad, por diversas carencias, por lo que sólo la cuarta parte no es pobre ni vulnerable.


Un país sin movilidad social, es uno que no desarrolla el potencial de sus integrantes y/o desaprovecha su capital humano. El mérito personal es fundamental premiarlo para que la movilidad social sea un catalizador para el crecimiento. Cuando nuestras autoridades, representantes, maestros o patrones no tienen la preparación debida, se pierde el espíritu emprendedor, se abandona la vía del esfuerzo y se buscan alternativas no deseables.

Si el mérito es recompensado, hay motivos para estudiar, esforzarse, trabajar, generar riqueza, empleos. Un país sin movilidad social corre el peligro de empantanarse en la frustración, perdiendo con ello factores básicos para mantener su esperanza.

Existe muy poca movilidad socioeconómica intergeneracional en México, especialmente en los niveles extremos. La proporción de personas con origen en el quintil más pobre que permanecen en el mismo nivel de pobreza, alcanza el 42 por ciento en los Estados Unidos, 34 por ciento en Chile, sólo 26 por ciento en Suecia, pero asciende al 48 por ciento en México (Florencia Torché, 2008. Pp.22). Prácticamente uno de cada dos, de quienes nacieron en hogares pobres, continúa siendo pobre y cerca del 60 por ciento de quienes nacieron ricos continúan siendo ricos. La ausencia de movilidad social está asociada a todo impulso provocador de inestabilidad social.


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