“Generalmente, la mejor política en la guerra es tomar un estado intacto; arruinarlo es inferior. Capturar el ejército enemigo entero es mejor que destruirlo. Tomar intacto un regimiento, una compañía o un escuadrón, es mejor que destruirlo. Conseguir cien victorias en cien batallas no es la medida de la habilidad: someter al enemigo sin luchar es la suprema excelencia” Sun Tzu, siglo V a.C. El Arte de la Guerra. Capítulo 3. Estrategia ofensiva.
Tratándose de la contienda política ya inminente, me referiré en particular al relevo constitucional del Municipio de Aguascalientes, sin demérito alguno del congreso estatal cuya fracción mayoritaria también está en juego, junto con los otros 10 municipios del interior del estado. La razón es muy obvia, hablamos de que el 81 por ciento de la población es urbana y sólo 19 por ciento es rural, en la entidad; y de la población total del estado, la zona metropolitana de la ciudad Capital, con Jesús María y San Francisco de los Romo sumaban ya más de 980 mil habitantes, para 2012.
En estas circunstancias, la cita de Sun Tzu no es ociosa. Estaremos a seis años de alternancia política PAN-PRI, posterior a 12 años de dominio panista, conquistado en primera instancia al filo de la vasta era de predominio del partido tricolor. Fue la población electora la que determinó este vuelco político, después de transitar por dos sexenios con magros logros tanto en lo económico como en los componentes duros de los índices del desarrollo humano y social de sus habitantes; ya no digamos en materia de seguridad, en que nuestra ciudad vivió días aciagos, tanto en vidas de personas, como en secuestros y daños al patrimonio de familias que impulsaron el éxodo de connotados personajes de la vida económica y política allende la frontera norte.
En ese contexto se dio el retorno del PRI y coaligados al gobierno municipal. Dos administraciones trianuales con impacto y aportaciones diferenciadas, a lo mejor variopintas, pero que lograron reencauzar los derroteros de Aguascalientes hacia mejores indicadores de calidad de vida, una percepción ciudadana de seguridad más aceptable, y una distribución de los beneficios sociales aparejados a un desarrollo gradual más equitativo y sustentable. Todo esto fruto de un diagnóstico demográfico, urbano y de infraestructura vigente, a la mejor crudo, pero sin rodeos en la detección de los puntos más críticos y vulnerables dentro de la condición histórica, física y geopolítica, actual.
El punto de vista de los partidos de oposición, desde luego, es mayormente impugnativo de los resultados de las dos gestiones en turno, por simple supervivencia política, pero ante todo para reconquistar el poder perdido. Lo que no necesariamente quiere decir que la cruzada de redención de la población bajo sus causas partidistas sea objetiva y técnicamente viable, por no decir benéfica al final del día, para la población en general.
Lo que estamos por presenciar en la arenga pública es muy probablemente el cruce de fuego –amigo y enemigo- que haga crecer la percepción ciudadana positiva hacia sus candidatos y disminuir sus propios saldos negativos ante la opinión pública, formada o informada. En ello, lo sabemos de sobra, ni el espíritu de verdad, ni la objetividad, ni la rectitud moral son los criterios rectores. En las campañas políticas, está visto, una estratagema fríamente calculada de “guerra sucia” es altamente redituable en preferencias electorales.
Pero, el caso es preguntarnos: ¿Quién pierde en esta confrontación de esgrima comicial?
Yo opino que el perdedor final, de tal justa antideportiva y a todas luces anti-fair play, es el electorado propiamente dicho, en su conjunto. Y la razón es muy simple: asumiendo los antecedentes de la conocida “transición política mexicana fallida”, la Alcaldesa en funciones, licenciada Lorena Martínez Rodríguez, captó fuertemente la atención del electorado de la ciudad Capital con su campaña de “Nueva Política”, misma que fue más allá de la forma y dio indicios ciertos de un robusto fondo político que cuajó en la planeación estratégica del Plan Municipal de Desarrollo 2011-2013 en tres ejes rectores: a) La Ciudad con Gobernanza; b) la Ciudad Competitiva; y c) La Ciudad Equitativa.
Lo primero por la seguridad pública y la convivencia ciudadana; lo segundo, por aquello de que la precondición de una economía funcional, rentable y capaz de insertarse en el esquema globalizador es un gobierno local capaz de generar servicios públicos de calidad, comparables con estándares internacionalmente definidos y certificados, aunados a una hacienda municipal con instrumentos eficaces de simplificación administrativa, modernización tecnológica y ecológicamente sustentables. Y, lo tercero, por aquello de que una sociedad si quiere ser integradora, armoniosa, cohesionadora, y capaz de proveer los satisfactores mínimos indispensables de un sano y próspero desarrollo de sus habitantes, tanto en lo Humano como Social; entonces, tiene que ser por necesidad Equitativa, en donde el Derecho a la ciudad es de todas y de todos.
Esta última notación también es significativa: la inserción de la Política de Género y la búsqueda afirmativa de la Equidad de Género, tanto en la vida laboral como en la vida cotidiana y familiar de la población en general, pasa por la erradicación de todas las violencias –incluidas las de los menores, adolescentes y adultos de la tercera edad-, pero, solidaria y notablemente aquellas contra las mujeres. En la visión de la “Nueva Política” esta nota guarda especial espacio de política pública. Y anota un tanto en el tablero nacional, con ese término un tanto inédito aún en la narrativa de la comentoconcracia ilustrada de “la reconstrucción del tejido social”, que ha merecido irónicas y en ocasiones sarcásticas referencias de famosos o populares analistas.
Con lo dicho, e intentando una justipreciación del proyecto político desplegado por la presente Administración municipal, a punto de pasar su estafeta de relevo constitucional, corre el riesgo de quedar en un acto transicional fallido, si no se tiene la precaución, tanto de parte de propios como de extraños, de alentar, conservar y aun profundizar lo valioso de esta propuesta integral e integradora; y con ello dejarla caer en el vacío y en el basurero de la historia. Aunque sea dicho clara y fuertemente, que las políticas federales de Estado ya adoptaron como propios los puntos primero y tercero de los ejes mencionados, y queda a la próxima Administración municipal aquilatar lo que se avanzó en materia hacendaria o de recaudación.
En suma, por avezados e ilustrados que pudieran ser los candidatos a la sucesión de la presidencia municipal, no tienen derecho de mandar a la bolsa de los desperdicios una política pública ya ensayada que tiene visos de integralidad, innovación y realismo sensato. Sun Tzu opinaría que no hacerlo es poner en jaque mate al propio Municipio.