Agencias
Londres. La ex primera ministra británica Margaret Thatcher murió hoy a la edad de 87 años a consecuencia de un ataque cerebral, informó su portavoz Lord Timothy Bell.
“Con gran tristeza Mark y Carol Thatcher anunciaron que su madre, la baronesa Thatcher, murió tranquilamente después de un ataque cerebral esta mañana”, declaró en un comunicado.
La política conservadora conocida como la Dama de Hierro ya había sufrido varios ataques de ese tipo.
Según su hija, sufría demencia desde hacía años y últimamente apenas aparecía ya en público.
Se espera que los dos hijos de Thatcher emitan un comunicado más tarde.
El gobierno británico dijo que realizará una ceremonia fúnebre con honores militares. La ceremonia no será un funeral de Estado, en línea con los deseos de su familia.
Se realizará en la Catedral de St. Paul, pero no se difundió la fecha y se informó que los detalles se darán a conocer en los próximos días.
“Un amplio y diverso rango de personas y grupos cercanos a la señora Thatcher serán invitados”, dijo la oficina del primer ministro David Cameron en un comunicado.
“El servicio será seguido por una cremación privada. Todos los arreglos que se están realizando están en línea con los deseos de la familia de la señora Thatcher”, agregó.
Todos los ministerios y edificios oficiales mostraban este lunes banderas a media asta en recuerdo de Thatcher, que vivía desde hacía alrededor de una década retirada de la vida pública.
La Dama de Hierro
Thatcher fue entre 1979 y 1990 primera ministra de Reino Unido, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo en el país.
Además fue la primera en ganar tres elecciones seguidas hasta su dimisión en 1990.
La ex primera ministra pasará a la historia como la aguerrida mujer que transformó radicalmente al Reino Unido con sus reformas económicas y lo devolvió al primer plano internacional.
La leyenda de la Dama de Hierro se forjó igualmente en su determinación al enviar la Navy a las Malvinas para combatir contra las tropas argentinas en 1982 y en su intransigencia ante el nacionalismo del IRA en Irlanda del Norte.
Su frase: “Quiero que me devuelvan mi dinero”, con la que impuso el “cheque británico” en el marco de la UE, se hizo legendaria.
Dos décadas después de su salida de Downing Street, donde permaneció 11 años (1979-1990), el legado de esta implacable abanderada del conservadurismo político y del liberalismo económico continúa dividiendo a los británicos.
Estas convicciones seguramente nacieron de la estricta educación que recibió la joven Margaret Hilda Roberts, nacida el 13 de octubre de 1925 en Grantham (centro de Inglaterra), de su padre, comerciante, predicador y concejal.
Licenciada en Química y convertida a la abogacía tras su boda con el empresario Denis Thatcher en 1951, inició posteriormente su carrera política. En 1959 logró un escaño en la Cámara de los Comunes, y entre 1970 y 1974 fue ministra de Educación.
Un año después de dejar ese cargo, asumió el liderazgo de los Tories y en mayo de 1979 ganó las elecciones contra los laboristas, desgastados. Se convirtió así en la primera -y todavía única- mujer en dirigir un gobierno británico.
Para reactivar una economía enferma, privatizó industrias, recortó drásticamente el gasto público, desmanteló partes importantes del Estado de bienestar, bajó los impuestos y debilitó a los sindicatos.
Con su política ultraliberal provocó un fuerte aumento del desempleo -se llegaron a superar los tres millones de parados- y enfrentó graves conflictos sociales, como la larga huelga de mineros que reprimió severamente en 1984.
Al mismo tiempo, trató de convertir nuevamente en potencia internacional a un Reino Unido venido a menos.
En 1982, envió el mayor destacamento naval desde la Segunda Guerra Mundial para reconquistar las islas Malvinas, tras la invasión protagonizado por un gobierno militar argentino agonizante, provocando una ola de patriotismo en el país y encarrilando su reelección al año siguiente.
Amiga de los presidentes de Estados Unidos, Ronald Reagan, considerado por muchos como su hermano ideológico, y soviético, Mijaíl Gorbachov, desempeñó un papel importante en la última etapa de la Guerra Fría.
Pero su carácter inflexible se volvió en su contra. La imposición de la Poll Tax, un impuesto rechazado incluso en su propio partido, precipitó su caída. El 22 de noviembre de 1990 dimitió y abandonó Downing Street con lágrimas en los ojos.
Se instaló entonces en una casa del elegante barrio de Belgravia, en el centro de Londres, donde escribió sus memorias.
Su salud empezó a deteriorarse seriamente en 2002, un año antes de la muerte de su esposo, que la afectó profundamente, y sus incursiones en la vida pública fueron desde entonces cada vez más escasas.
En 2008, su hija Carol reveló en sus memorias que su madre sufría demencia senil desde hacía siete años. También había sufrido varios ataques cerebrales.